UN SIMPOSIO LLENO DE REENCUENTROS
Un simposio lleno de reencuentros
Los misioneros que fuimos convocados a la participación del Simposio de la Familia Vicenciana en Roma, nos fuimos encontrando en la Terminal 2 del Aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas a lo largo de toda la mañana del día de la Hispanidad. Junto con los compañeros de la Prov. San Vicente-España estuvimos presentes diecisiete miembros de nuestra comunidad provincial más los cuatro estudiantes de la etapa de acogida en Zaragoza-Casablanca.
Tras realizar los trámites necesarios, y la posterior retirada al hotel, al día siguiente, bien de mañana, nos marchamos hacia el recinto de PalaCavicchi, situado a las afueras del casco urbano. Allí, se iban a realizar los diferentes eventos de la jornada, para ello, nos separaron por grupos lingüísticos. En el de habla hispana pudimos disfrutar de varias experiencias, formas de colaboración y testimonios de varios miembros de la FamVim de las diferentes nacionalidades que tienen como lengua oficial el castellano. Todo esto, estuvo acompañado por un tiempo para comer y la Eucaristía que cerró el periodo de conferencias. El presidente de la celebración eucarística, David Carmona, destacó el sentido secular de las diversas ramas de la familia vicenciana, donde la teología misionera y caritativa nos hace estar en medio del mundo para saber atender las múltiples necesidades de los desfavorecidos. Esa misma tarde, se llevó a cabo el encuentro del Superior General con los jóvenes misioneros e Hijas de la Caridad (y de otras congregaciones religiosas afines a nuestro carisma); terminando el día con un macroencuentro de jóvenes vicentinos.
Al día siguiente, ya 14 de octubre, nos levantamos muy temprano para coger buen sitio en la plaza de san Pedro del Vaticano, donde el Papa Francisco nos vendría al encuentro. Mientras se esperaba la llegada del obispo de Roma, se sucedieron varios testimonios a cargo de miembros de las diferentes ramas vicencianas, representaciones y espectáculos musicales del grupo musical cristiano Gen Verde. Finalmente, sobre el mediodía, el Papa Francisco hizo su aparición en san Pedro en su particular Papamóvil. Después, nos deleitó con un breve y cálido discurso en italiano donde destacó las tres palabras de ruta para el vicenciano: adorare, accogliere ed andare. Huelga decir, que tuvimos la suerte de contar con la presencia del corazón de san Vicente de Paúl, venido expresamente para el Simposio desde su Francia natal. Esa tarde la dedicamos a la convivencia provincial a base de un precioso paseo por la città eterna, en el que hubo deleite de gustoso gelato, risas y alguna que otra charla amistosa. Ya al atardecer, presenciamos una vigilia de oración mariana preparada por JMV internacional en la Basílica de san Pablo extramuros.
Finalmente, el 15 de octubre, domingo, se clausuró el simposio con misa solemne presidida por el Superior General en el mismo lugar de la vigilia anterior. Aquí, los casi diez mil asistentes, entonaron cantos e himnos de acción de gracias a Dios por el regalo del carisma vicenciano en estos 400 años de vida; así lo destacó Tomaž Mavrič en su homilía, recitada en un perfecto inglés.
Personalmente, doy las gracias a la provincia por haberme permitido participar en este evento donde me he reencontrado con gente querida de tiempos anteriores y he conocido a compañeros misioneros de muchos y muy diversos países; además, de haber convivido con mis compañeros de provincia tardes de turismo y risas saludables.
Con todo ello, a pesar del cansancio de estos días, me quedo con un sabor de esperanza, sabiendo que la misión es compartida entre todos los misioneros paúles del mundo entero que hemos sido llamados a seguir a Cristo evangelizador de los Pobres. Muchas gracias; salud y misión.
Josico Cañavate Martínez, CM.
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