150 años de la Provincia de Filipinas
Para el 19 de Diciembre estaba programada en Manila la celebración de los 150 años del establecimiento de la Provincia de Filipinas de la Congregación de la Misión. Invitados a la misma, y dada la proximidad de fechas con la conmemoración de las Provincias de India, los dos Visitadores de España nos hicimos presentes también en los actos que se habían programado en Filipinas.
Tras un muy largo viaje todo el día 16, llegábamos a Manila a mediodía del 17 de Diciembre, siendo recibidos en el aeropuerto por el P. Gregorio Bañaga, Vicario General de la Congregación y miembro de esta Provincia, llegado igualmente para la efeméride. Le acompañaba el P. Teodoro Barquín, tan popular en esas tierras y partícipe así mismo de los actos conmemorativos.
El domingo, día 18, comenzó con la bendición temprana de la sede de JMV Internacional en la emblemática casa de los misioneros en la calle San Marcelino de la capital. La bendición corrió a cargo del P. Bañaga, si bien estuvo muy acompañado por los Visitadores, sacerdotes paúles, Hijas de la Caridad y miembros de la Familia Vicenciana. A continuación, nos trasladamos a la capilla de la Adamson University para la celebración de la Eucaristía, bien armonizada por el Coro y con la participación de cuantos habíamos asistido a la bendición. Ya por la tarde, el P. Bañaga nos acercó hasta la zona llamada “Intramuros” y que se corresponde con lo que fue la Manila de la época española. Traspasamos la puerta de la muralla, entramos en la catedral, visitamos la iglesia y convento de San Agustín tan ligado a la evangelización de las islas y apreciamos el sabor español de todo el recinto.
El lunes, 19, estaba destinado a la celebración oficial de los 150 años de la Provincia. Para ello, nos trasladamos a la finca que en Quezon City reúne diversas obras de la Provincia: la Casa Provincial, la Residencia para misioneros mayores, la Escuela de Teología para estudiantes propios y de distintas Diócesis, el Santuario de San Vicente de Paúl. Fue en éste último donde se desarrolló la celebración. Presidió la Eucaristía el P. Bañaga, flanqueado por los PP. Peter Solis, Visitador provincial, y Marcelo Manimtim, presidente de la Universidad. Concelebramos los Visitadores de España y China, así como el P. Barquín y misioneros paúles de la Provincia. Fue una celebración solemne y muy cuidada a la que asistieron también algunos miembros de otras ramas de la Familia Vicenciana. El P. Manimtim pronunció la homilía basada en la contribución española al nacimiento y crecimiento de la Provincia filipina de la Congregación. La comida fraterna y numerosa en un ambiente muy cordial cerró esta primera parte del día.
Ya por la tarde visitamos el Santuario de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa en la zona de Sucat de la capital. El P. Barquín, tan ligado al Santuario, fue recibido por un gran número de miembros de la Asociación de la Medalla Milagrosa a quienes dirigió unas palabras. Rezamos a la Virgen y le hicimos una ofrenda floral. El santuario es de construcción moderna y de gran calidad arquitectónica, destacando su planta en abanico y su bóveda en elipsis. Resulta así una construcción acogedora y de gran belleza.
Terminamos el día visitando la Casa provincial de las Hijas de la Caridad. Nos esperaba gran número de hermanas llegadas de diversas casas y con la Visitadora y su Consejo al frente. Empezamos con la bienvenida en la iglesia y continuamos con un festival navideño muy preparado y participado por las hermanas y la cena fraterna. También aquí pudimos apreciar la comunión existente entre los misioneros y las hermanas.
El día 20 tuvo dos partes muy distintas. Por la mañana, y acompañados por el P. Barquín, visitamos una zona turística con ellago y volcán llamados Taal, de gran belleza, siendo después acogidos e invitados a la comida por la comunidad de hermanas de Tagaytay. Y ya por la tarde, nos preparamos para la despedida, ya que partíamos de regreso a España a las 0,15 del día 21. Había que salir pronto para el aeropuerto debido a que el intenso tráfico dificulta el acceso.
También de Filipinas nos fuimos con el ánimo fortalecido. Los misioneros recuerdan con mucho cariño y cercanía a tantos misioneros españoles como allí trabajaron, hasta 311, según números del P. Manimtim. Preguntan continuamente por uno y otro padre y recuerdan anécdotas y vivencias. Lo mismo ocurre en el caso de las hermanas. Comprobar el trabajo que hicieron nuestros mayores, los frutos que han dejado y la pujanza de la Provincia es una inyección de ardor vocacional y misionero. Con ese espíritu alegre y esperanzado iniciamos nuestro viaje de regreso. Hay que reflejar nuestro agradecimiento al P. Bañaga, al Visitador y a tantos compañeros filipinos que nos llenaron de atenciones. Y hay que dar las gracias especialmente al P. Benjamín Rayappan, de la Provincia de India Sur, que nos acompañó en todo el viaje y tanto nos facilitó el entendimiento y los trámites con su delicadeza, discreción y buen hacer. Al final, todas estas experiencias en India y Filipinas son una buena muestra de la viveza de nuestro carisma, de la universalidad de nuestra Congregación y de la comunión fraterna entre misioneros, comunidades y provincias.
S. Azcarate Gorri, C.M.
Comentarios recientes