A Belén se va y se viene

Recuperemos el sentido cristiano de los villancicos

A Belén se va y se viene
por caminos de alegría;
y Dios nace en cada hombre
que se entrega a los demás.

A Belén se va y se viene
por caminos de justicia,
y en Belén nacen los hombres
cuando aprenden a esperar.

Lo esperaban sometido,
y quebró toda soberbia,
denunció las opresiones,
predicó la libertad.

Lo esperaban silencioso,
su palabra fue la puerta
por donde entran los que gritan
con su vida la verdad.

A Belén se va y se viene
por caminos de alegría;
y Dios nace en cada hombre
que se entrega a los demás.

A Belén se va y se viene
por caminos de justicia,
y en Belén nacen los hombres
cuando aprenden a esperar.

Navidad es un camino
que no tiene pandereta
porque Dios resuena dentro
de quien va en fraternidad.

Navidad es el milagro
de pararse en cada puerta
y saber si nuestro hermano
necesita nuestro pan.

A Belén se va y se viene
por caminos de alegría;
y Dios nace en cada hombre
que se entrega a los demás.

A Belén se va y se viene
por caminos de justicia,
y en Belén nacen los hombres
cuando aprenden a esperar
.

Escucha la canción en este video:

https://www.youtube.com/watch?v=82u1nLfmidM

Un villancico de reivindicación social.

No todos los villancicos son cantos populares intrascendentes, en los que se celebra de modo saltarín y jocoso la fiesta del nacimiento de un niño, aunque sea un niño especial, que nos trae a todos la alegría fácil del encuentro  familiar y de los regalos y comilonas. Hay algunos que constituyen, a su modo, verdaderos cantos protesta. Este es un uno de ellos.

Denuncia la injusticia. Dios no puede nacer en una sociedad donde reina la injusticia, las desigualdades escandalosas. Viene a establecer un reino de Paz, de Justicia y de Amor, proclamábamos en la fiesta de Cristo Rey. Es escandaloso que, después de tantos años de cristianismo haya todavía un mundo cruel, en el que existe un primer mundo, relativamente reducido, que posee la mayor parte del las riquezas, y  otro, inmensamente mayoritario, que no tiene lo suficiente para vivir dignamente, incluso se muere materialmente de hambre. Es una sociedad estructuralmente injusta, en la que ni siquiera las personas mejor intencionadas apenas pueden hacer algo para mejorar la situación general. Necesitamos replantear, a nivel global, las relaciones sociales, la justa y equitativa distribución de los bienes comunes.

Los cristianos y todas las personas de buena voluntad debemos tomar conciencia de esta situación clamorosa, y hacer de profetas, denunciando con valentía esta realidad sangrante, desde unas actitudes nuevas que se expliciten en el testimonio de nuestras vidas. Eso también es Navidad.

Jesús, en Belén, nos anuncia una nueva sociedad, una alegría con nuevo rostro. 

Desde la pequeñez y humildad del pesebre denuncia la opulencia y soberbia de los grandes, clama contra la opresión y abuso de poder de los fuertes; grita libertad, proclama la verdad. Anuncia una nueva forma de expresar la alegría de vivir, porque la alegría de verdad está en el corazón del hombre que se entrega a los demás, sin exigir nada a cambio: él se da gratuitamente, en total gratuidad, asume nuestra humilde condición humana para acercarnos a su divinidad.

El nos anuncia la  alegría nueva de la fraternidad, que comparte el pan con el que tiene hambre, que sonríe y acoge al que está solo y desvalido. La alegría de su venida no se expresa con tamboril y pandereta, sino con la acogida y la  preocupación por el que pasa hambre y sed y se encuentra en soledad.

La Navidad, una realidad permanente.

La Navidad no es solo un recuerdo nostálgico del pasado, es una realidad palpitante de vida, porque Dios nace cada día en cada hombre que se entrega a los demás; en cada hombre que sabe esperar, que busca sin cansarse; en cada hombre y mujer que descubre el rostro del niño de Belén en la cara del niño que  tiene frio y no encuentra posada para vivir; que descubre el rostro dolorido de Cristo en cada persona que sufre y ha perdido la ilusión y la esperanza.

Canto a la Navidad

La Navidad no se va ni se viene
La Navidad es y permanece

Cada día del año es Navidad…

Cuando hacemos florecer el Amor y la Paz
Cada lágrima enjugada es Navidad
Cada alegría compartida es Navidad
Cada gesto de amistad ofrecido, es Navidad
Cada miseria redimida es Navidad
Cada trabajo creado… es Navidad

Cada guerra y acto de violencia o terrorismo superado… es Navidad.
Cada muestra de ternura, cada encuentro y cada ayuda… es Navidad.

Tú y yo, y nosotros, somos Navidad
Cuando nos hacemos niños
y hacemos sonreír a los demás…

Hagamos juntos cada día,
cada instante de nuestra vida…
Una permanente Navidad

Jesús es nuestra Navidad permanente
Que da sentido a nuestras vidas peregrinas

Felix Villafranca, C.M.

David Carmona, C.M.

David Carmona, Sacerdote Paúl, es canario y actualmente reside en la comunidad vicenciana de Casablanca (Zaragoza).

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