A la Virgen de Suyapa, madre y patrona de Honduras
Virgen de Suyapa,
¡oh reina de Honduras!
“A tu altar un día, Virgen de Suyapa, llevaré las rosas más bellas de Hondura”
Al acercarse febrero, en varias regiones de Honduras comienzan las peregrinaciones hacia el santuario de nuestra Patrona, la Virgen de Suyapa en Tegucigalpa.
Todos sus hijos, devotos y amantes la Virgen María, quieren dar gracias a la Madre de Dios y nuestra por los grandes favores que sigue haciendo a sus hijos.
Damos gracia a Dios por concedernos conmemorar 272 aniversarios de su hallazgo, cuando“La estatuilla de la Virgen de Suyapa, fue encontrada en la montaña del Piliguín de Tegucigalpa, en los primeros días de febrero de 1747 por Alejandro Colindres y Lorenzo Martínez, un pequeño de 8 años”.
Con esta festividad hondureña, desde hace unos años la Parroquia de Santiago Apóstol en Cuyamel, inaugura las visitas a las comunidades que están dispersas por los cerros y las montañas. Miramar es una de ellas. Ésta se encuentra en la parte más alta de la geografía de la Parroquia, aldea que, desde el año dos mil, por la migración ha reducido el número de familias, sin embargo es una comunidad fiel y buena.
Al iniciar al visitas a las comunidades, le pedimos Dios, por medio de María, que el trabajo pastoral de este año que empezamos lo hagamos con entusiasmo e ilusión, que no nos falte ánimo alegre, en la misión de evangelizar a los pobres, para que como ella, María, “irnos a las montañas” y anunciar la Buena Noticia a los más alejados de la comunidad Parroquial
Hemos comenzando por Miramar, la más lejana, y el barrio Suyapa, en Cuyamel. En esta última realizamos una novena de oración finalizando con un triduo con eucaristía, alborada, y fiesta. Después continuamos por Suyapa Frontera y Las Palmas. Posteriormente, el día 5 de febrero concluimos celebrando a la Virgen de Suyapa.
En todas estas comunidades hubo ambiente festivo de los devotos y de los buenos hijos de Suyapa a nuestra muy querida Patrona de Honduras.
Que Ntra. Sra. la Virgen de Suyapa interceda por el pobre pueblo que sufrido de Honduras para que no perdamos la fe ni la esperanza y aprendamos a amarnos como verdaderos hermanos.
Wilmer A. Ramírez, C.M.
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