Andando por el camino…
En nuestra forma de misionar hay un primer momento que tiene una importancia decisiva, ya lo decían nuestros antiguos misioneros: la preparación.
Como dice el famoso poema de Antonio Machado “caminante no hay camino / se hace camino al andar”. Pues bien, eso hemos tratado de hacer en estas dos semanas que hemos pasado por tierras murcianas: abrir caminos, tender puentes.
La primera semana estuvimos en Archena, pueblo famoso por su balneario. Nos tocó ayudarles a preparar la misión. El tiempo fuerte será en marzo, del 2 al 30; nos dedicamos a informar, animar, ilusionar… Así nos fuimos reuniendo con todos los grupos de la parroquia para informarles de la misión, hacer el estudio de la realidad y buscar enlaces. La realidad nos ha sorprendido gratamente. La gente se ha animado y cada día asistían más a las reuniones, no solo los de los grupos, sino parroquianos en general. Incluso algunos jóvenes vinieron varios días.
La segunda semana anduvimos a caballo entre Espinardo y Churra. En Espinardo sustituimos al párroco del Espíritu Santo, que se encontraba en un curso de capellanes de cárcel en Madrid. Pero aprovechamos la estancia para hacer oración todas las mañanas a las 10 con la gente del barrio, y por las tardes celebramos la Eucaristía. También tuvimos tiempo de hacer alguna visita, especialmente a gente mayor y enfermos ya conocidos de anteriores tiempos de misión.
Ciertamente en este barrio humilde hay mucho trabajo que hacer, y además muy acorde con nuestro espíritu vicenciano. Razón tenía san Vicente cuando decía que la verdadera religión está entre los pobres. Allí hemos encontrado gente muy buena, a pesar de las dificultades, y con mucha fe. Sin duda han sido un testimonio para nosotros.
En Churra el trabajo que teníamos que realizar era distinto, se trataba de apoyar al párroco (que lo necesita) y de ver la posibilidad de una misión completas. Por eso nos dedicamos a informar, animar, ilusionar a la gente con vistas a una futura misión.
El domingo 2, día de la candelaria, nos hicimos presentes en la Eucaristía de la mañana, con procesión incluida. A lo largo de la semana nos reunimos con varios grupos: catequistas, cáritas, padres y madres, y parroquianos en general. Les explicamos en qué consiste una misión y por qué hacer una misión. También hubo tiempo de juntarnos con los niños de la catequesis, incluso de jugar con ellos, y con los jóvenes de confirmación. La acogida fue muy buena y habrá que ir pensando en dar más pasos.
El camino está abierto. Ahora nos toca ver entre todos, parroquia y nosotros, que pasos se pueden seguir dando.
Ivan y Luis Mari
Comentarios recientes