Asamblea Provincial (25 de junio)
Por diversos medios y a diferentes horas llegaron los asambleistas. Citados estábamos treinta y tres. No debió gustarle mucho el número a la divina Providencia por cuanto (aceptadas algunas renuncias) quedó el «quorum» en treinta y dos. Así fue, tras las obligatorias preces, validada la Asamblea (nº 15 de las provinciales). Anotamos la falta de Julio (que en paz descanse) y Jaime. Ambos eran los dos únicos supervivientes de todas ellas. Componen la primera «mesa» el Visitador, P. Juan Julián Díez Catalán, y los PP. Victor Gallastegui (mayor de vocación) y los «pipiolos» PP. Rayco Zerpa y Javier López Echebarria.
Caen las primeras votaciones (secretarios) en una de las parejas más veteranas en el oficio de machacar tecla en tiempos de ocio (Pablo Domínguez y Mitxel Olabuenaga); se reenganchan (moderadores) los PP. Corpus Delgado y Santiago Azcárate. Mesa constituida. Primera sesión: modera el P. Corpus, actúa de secretario el P. Mitxel.
Se da la plabra al «relator» de la Comisión Preparatoria (P. David Carmona). Breve exposición y, tras unas mínimas intervenciones, se aprueba el Directorio de la Asamblea y el Documento de trabajo. Igualmente la propuesta de trabajar el tema de la «Reconfiguración Provincial» en primer lugar y bajo la forma de una «Comisión Central» y, posteriormente, los cinco temas de «revisión de Normas» (en cinco «comisiones de trabajo»). En un pis-pas y encriptándo los nombres en el «papelógrafo» se constituyen las comisiones.
El tiempo camina impasible y, tras un breve receso, se inicia un «turno» de exposición de intenciones acerca del tema «estrella»: la unión de las Provincias. Rico, amplio, poco polarizado y ¡si te he visto no me acuerdo! Nos pasamos de la raya (temporal) y dejamos el asunto para mañana. En breve, y despacio, celebramos la Eucaristía. Posteriormente, la cena en un repleto comedor. Se dice que hay «timba», se dice que se va al «pilar», se dice que hay «ruta del vidrio»… Lo cierto es que a uno le toca escribir esta crónica y redactar el acta. Lo cierto es que hace un calor insoportable. Lo cierto es que será difícil dormir. Esta Zaragoza no es la del cierzo sino la del infierno. ¿Tenemos lo que nos merecemos?… ¡Por favor, un abanico!
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