¡…Benito es cojonudo!
Lo prometido es deuda. La «quedada» de Murguía ha terminado con ese grito. Quienes conocemos (porque hemos «mamado a sus pechos») al inefable Benito bien sabemos de sus dotes musicales. Es el caso que la «comida» ha terminado con el bien conocido «Bengolea» a tres voces y con Benito dirigiendo y matizando entonaciones cercanas al bemol. ¡Manda güevos o a la vejez viruelas! Se preguntarán algunos despistados lectores (trebolarios o no) acerca del asunto. Lo explico (aun a sabiendas de que existirá algún cronista oficial). Primera reunión de formación de la zona Norte. Murguía. DIECIOCHO… ¡leen bien!… asistentes. Siete de Barakaldo, cuatro de Murguía, cuatro de Donosti y tres de Pamplona. Oración-recordatorio en la capilla; sereno debate acerca del tema de formación; recorrido «vidrioso» por la ilustre villa; comida más-que-bien en la propia casa y corta pero cantarina tertulia. La lluvia no ha entorpecido el día. A estas horas cada muchuelo debe estar en su nido. Sospecho que por Murguía (¡pena de «prisitis»!) no habrán terminado la recogida. Llovizna en Barakaldo; nevará en el Gorbea. Se oxigenan las mentes. ¡Gracias Murguía!… Alto el listón para la próxima: Barakaldo. En tanto, nos quedamos con las truchas de Bengolea y Benito matizando la corchea. Lo dicho… ¡cojonudo!… como los espárragos… de Cintruénigo.
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