Celebración de San Vicente en Albacete
(Días 26-28 de Septiembre de 2016)
Un año más, la familia vicenciana de Albacete organizó las celebraciones de la fiestade San Vicente con cuidado y esmero, invitando a todas las ramas de la Familia a participar activamente en el acontecimiento.
En reunión previa de la Comunidad, fijamos las líneas operativas por donde debían desarrollarse las celebraciones de este año. Y lo tuvimos claro desde el principio:
- El año de la misericordia había ocupado parte importante de nuestra reflexión y acción social durante el año. Además habíamos tenido en la diócesis un congreso específico sobre el tema. Debía ocupar un lugar preferente.
- A nivel vicenciano, estábamos cerrando el año de la colaboración vicenciana; debía ocupar igualmente un lugar destacado en la celebración.
- Finalmente, nos estábamos preparando para la celebración de la misión diocesana para los años 2017-18. Y los vicencianos tenemos mucho que aportar a este proyecto diocesano.
Aceptadas estas premisas, nos pusimos manos a la obra y distribuimos funciones: los distintos grupos de la Familia prepararíamos el encuentro del día 26, que sería dedicado a la oración y reflexión sobre el tema de la misericordia, desde la exigencia de la colaboración de la Familia Vicenciana; el día 27, por razones obvias, la celebración solemne de la misa de S. Vicente ocuparía el centro. Y después de la misa, la mesa o el ágape fraterno, momento oportuno para crecer en amistad, relación de familia e ilusiones compartidas; y el 28 lo llenaríamos con una charla sobre las misiones populares vicencianas, a cargo del nuevo director del equipo provincial, P. Chema Ibero. Cada uno de estos tres días debería ocupar un espacio no a una hora y tres cuartos, desde las 7, hora de comienzo de la misa, a las 8.45, final de la reunión. No se guardaron estrictamente los espacios previstos para cada cosa, pero sí que terminamos siempre no más tarde de las 8.45.
La oración del primer día fue dinámica, ágil y altamente participativa, por parte del reducido grupo de asistentes Tuvo dos dimensiones complementarias: la oración contemplativa del comienzo y final, y la dinámica dialogada de preguntas, en parejas rotativas, destinadas a un mejor conocimiento de los distintos grupos de la familia, que debería conducirnos a un compromiso personal y de grupo, de cara al próximo curso. La oración inicial fue ponernos ante el Señor, con S Vicente en medio de nosotros, para que nos infundiese su espíritu, puesto al día en nuestro tiempo y en nuestra circunstancia, sin miedos a afrontar los retos de nuestro hoy. La parábola del Buen
Samaritano nos ayudó a descubrir al pobre tendido en nuestros caminos y a los verdaderos samaritanos de nuestro tiempo. La música relajante que acompaño la lectura reposada, contemplativa, del texto de la parábola infundía paz y fuerza persuasiva. La oración conclusiva resaltó nuestra disponibilidad incondicional a ser enviados, puesta nuestra confianza en la fuerza transformadora de nuestro carisma vicenciano. La parte dedicada al diálogo de parejas constituyó todo un éxito: todos los participantes quedaron altamente satisfechos y con ganas de repetir la experiencia.
La misa de San Vicente fue presidida este año por el Vicario General de la diócesis, Dn. Luis Enrique, debido a la ausencia del Sr, Obispo. Después del juramento de fidelidad a la Iglesia, emitido por el nuevo párroco, Julián Díaz Catalán, en la capilla, en presencia de unos pocos testigos, se procedió a la misa solemne. Y en una iglesia repleta de fieles, como pocas veces ha estado, tuvo lugar la presentación a la Comunidad parroquial del nuevo párroco, al que el Vicario deseó lo mejor, durante todo el tiempo de su nuevo ministerio. No faltó, como era obvio, las `palabras de gratitud al párroco saliente, P. Marino. El Vicario tuvo el ingenio de hacer una alusión al frecuente cambio de párrocos en S. Vicente, que bien pudo interpretarse, según la sensibilidad de los distintos oyentes, como lamento pastoral, como reproche y, a la vez, como elogio de fidelidad de los Paúles que van donde les mandan, en contraposición a los sacerdotes diocesanos que se caracterizan por la permanencia duradera en sus parroquias. Que cada uno lo interprete, según su propia inteligencia. A lo mejor hay sabios que ven, simultáneamente, la parte positiva y negativa en ambos casos.
Y como colofón, la charla de Chema Ibero sobre las misiones de los Paúles de la Provincia de Zaragoza fue un buen final de fiesta. Iluminó a los asistentes sobre lo que son nuestras misiones populares; creó interés y animó a tomar parte en el gran proyecto de la diócesis para los dos próximos años..
La intervención de Chema fue ágil,, dentro de lo que cabe en un tema tan amplio; pero, sobre todo, fue pedagógica e inteligible, incluso para el conjunto del público asistente, compuesto mayoritariamente por personas mayores,. Combinó la información teórica con la proyección visual de esquemas e imágenes.. Por supuesto que introdujo las variantes posibles del nuevo plan de misiones de la Provincia, respecto a la experiencia de años anteriores. Llevarlo a cabo es un reto para todos nosotros, y en él deben tomar pare importante los seglares vicencianos. Su charla fue un buen resumen-esquema de lo que se expone en el nuevo folleto de misiones populares de la Provincia. Las prisas de algunos y las exigencias inexorables del reloj impidieron que el ponente pudiera dar respuesta a tantas preguntas como surgieron.
Como anotación agridulce hay que señalar que, si bien la participación en la misa de S. Vicente fue más numerosa que otros años, la asistencia a los actos del primero y del último día no respondió a las expectativas, después de haberlo publicitado ampliamente por los medios ordinarios y extraordinarios de comunicación. Esta es la tarea pendiente que queda a la Familia Vicenciana de Albacete. Abonemos nuestra esperanza con unas buenas dosis de ilusión y entrega a los pobre que nos han tocado en lote. Y comencemos desde ya.
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