Cogidas al azar
Al terminar el “casi ya antiguo encuentro” de Zaragoza sobre los Textos Vicencianos Básicos del Nuevo Testamento, impartido por Pepe Cervantes, me dijo David: “Escribe algo”. Tenía la base de este artículo. Pero en navidades he estado perezoso; luego me he dedicado a montar los días misioneros que tendremos a finales del mes en Archena y en Churra principalmente. Hoy, quizá espoleado por González-Carvajal, me pongo al ordenador para comentar algunas de mis impresiones y así enriquecer el feedback de dicho encuentro.
Y he citado a González-Carvajal por dos razones principales tomadas del último libro suyo sobre las bienaventuranzas (ha salido hace una semana). Ante un tema tan tratado comenta: «No faltará quien se pregunte por qué, existiendo ya tantos comentarios sobre las bienaventuranzas, me atrevo a publicar uno más. Yo mismo me hice esa pregunta cuando empecé a escribir el libro y encontré la respuesta en la teoría del perspectivismo, que Ortega comenzó a desarrollar en 1913 (recordemos su famoso ejemplo de que la Sierra de Guadarrama no se ve igual desde El Escorial que desde Segovia): Los seres humanos vemos siempre la realidad desde una determinada perspectiva, que no es la única posible. Solamente Dios —decía Ortega—, que, según el catecismo, está en todas partes, puede gozar de todos los puntos de vista a la vez y captar por sí mismo la realidad total.»
Y más adelante continúa: «A pesar de saberlas de memoria, cada vez que las leo no puedo evitar emocionarme y me siento invadido por un sentimiento de paz. Sin embargo, en cuanto empiezo a meditar sobre ellas mis reacciones se vuelven mucho más complejas.»
Cuando escucho a algún otro sacerdote una predicación o una homilía procuro vivir ese encuentro como “Oyente de la Palabra”. Eso he querido en este encuentro colocarme ante el mensaje recibido haciendo vacío en mi interior y preguntarle como san Vicente a Jesús: Señor, ¿qué quieres que haga?
Por eso os cuento alguno de mis sentimientos al meditar (sigo meditando) lo que me removió dicho encuentro. Y pienso que no sólo a mi, pues varios compañeros me comentaron lo mismo.
¿Qué me ha llegado, pues, más? Elijo unas cuantas cosas para no alargarme.
Lo primero, como subrayó Pepe, uno de los primeros “credos” cristianos: Conocéis la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, por vosotros se hizo pobre para enriqueceros con su pobreza. Ya me sabía la cita, como me sé tantas cosas del evangelio. Pero lo que me impactó fue darme cuenta que es uno de los primeros credos cristianos; y me he preguntado: ¿Es este verdaderamente «un credo» para mí?
Pero además, recalcó: Jesús (Dios) “no se empobreció”, “tomo la identidad del pobre”… No es lo mismo “desprenderse y dar” (eso lo hacen muchos, las ONGs, por ejemplo) que tomar la condición de pobre (sentido de la koinonía).
Otro dato, este sociológico: En el 2012, en plena crisis, el número de millonarios en euros ha subido en España de 100.000 a 400.000. A mí me parece importante como misionero no pasar de largo ante realidades provocadoras de pobreza.
También me sé las bienaventuranzas, pero en el contacto con ellas vivido estos días percibí otro reto. Hace tiempo me decía el director adjunto de IberCaja: “Yo veo que muchos curas os contentáis con ser profesionales, pero no veo tantos que sean curas vocacionados”. Pues bien, la traducción “popular” que nos ofreció de pobres de espíritu, como pobres a conciencia, hizo que me preguntará: ¿Cuántas cosas hago “a conciencia”, sobre todo en mi trabajo de evangelizador de los pobres?
Comentando el texto del joven rico, hizo hincapié en un detalle que para mi es particularmente importante en el trabajo ministerial de las misiones: le miró y le amó (“el origen de la llamada de Jesús es el amor” –te quiero bien–). Pensé que en las visitas a la gente y en el contacto con tantas personas tengo el peligro de acercarme como un “profesional”, y hasta con frialdad.
¿Y de que se trata en definitiva?: de entrar en el dinamismo del Reino de Dios. Con san Vicente diríamos: de seguir de verdad (a conciencia) a Jesús.
Con relación a los pobres hubo otra pregunta (profundamente motivada desde el Nuevo Testamento) que se me metió dentro: Al finalizar un nuevo año, ¿has avanzado en tu implicación a favor de los pobres?
He querido traer a esta web algunas ideas con la intención de “compartir con quienes no tuvisteis la suerte de asistir al encuentro». Pero, ya vale… Comenté arriba que no me quería alargar y al final me pasé un pelín. Tan sólo he elegido algunas de las perlas que nos dejó, aunque podía hacer mención de alguna más.
Luis Mª Martínez Sanjuan, C.M.
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