Como otros recuerdos
Hace unos días recibíamos el boletín informativo del grupo “Yuca” (hay muchos que nos sentimos unidos a este grupo de formadores o de ex-paúles, que no de ex-miembros-activos en el terreno de la fe-evangelizadora). Hace algún día más sufrió dos operaciones de cáncer de boca Alfredo Arambillet, candidato en tiempos a Paúl y colaborador frecuente en distintas formas de evangelización.
Todos los días rezamos: “Que no haya (entre los paúles) piedra alguna que tu mano no haya colocado”. Y quiero aprovechar este acontecimiento para una reflexión quizá extemporánea, que estamos en vacaciones (espero que no de las cosas de fe). Me inclino hoy a reflexionar de esta doble vertiente de nuestra realidad vocacional. Doble realidad que, para mi, es el grito de una Iglesia que, como dijo Jesús al hablar del escriba perito en las cosas del reino, sabe unir lo nuevo con lo antiguo, lo institucional con lo profético, la vanguardia con la retaguardia. En otras palabras, que yo me siento unido, por muchas circunstancias vitales, a quienes estamos enganchados directamente en la tarea misionera, a quienes viven hoy en situación “no productiva, pero sí fecunda” y a quienes han estado con nosotros y sienten en lo más hondo la llama de Jesús: Id, Yo os envío por delante de mi.
El sábado pasado fallecía el padre de Alfredo, Ramón, a quien conocí en servicios a los pobres y, junto con Blasi, su esposa, y luego sus hijos, en servicios misioneros; por tanto, viviendo en acto la vocación vicenciana. Allá estuvimos en Pamplona algunos seglares misioneros y los paúles Jesús Eguaras y Luis Mari Mnez. San Juan. Y allí en la Eucaristía teñida de fe en la resurrección recordé unas palabras de un teólogo y de un pastoralista actuales:
«Tal vez la mayor desgracia del catolicismo moderno sea haberse convertido en teoría y catequesis sobre el en sí de Dios y de la religión, sin insistir al mismo tiempo en la dimensión de para el hombre que todo eso encierra. El hombre y el mundo sin Dios con los que nos enfrentamos actualmente han nacido en parte de una reacción contra ese Dios sin hombre y sin mundo».
«Lo único auténticamente eficaz para purificar el nombre divino es lograr que una nueva praxis de los creyentes lleve a asociar en el futuro la palabra «Dios» con experiencias positivas y liberadoras».
Mi deseo es que esta “noticia de Dios” nos sirva para refrescar nuestra ilusión evangelizadora y misionera en estos días de verano.
Mis oraciones y proximidad para Alfredo y su familia. Estaba enterado por Javi.