Día de la Provincia: zona Sureste
Un futuro lleno de esperanza
Buceando por los catálogos y boletines de los cincuenta años de nuestra Provincia de Zaragoza encontramos que son 101 los misioneros que han pasado a “la misión del cielo” (entre ellos: 1 estudiante, 6 hermanos, 1 diácono permanente y 93 presbíteros). Esta realidad, más que nostalgia y desánimo, debe llevarnos a un sincero agradecimiento por todas esas vidas entregadas a la misión en diversos lugares del mundo, y, al mismo tiempo, a continuar la labor evangelizadora entre los pobres desde lo que la Congregación y la Iglesia nos pide en la realidad de nuestra sociedad actual.
Desde esa premisa fue como celebramos el día de nuestra comunidad provincial en la zona del sureste el 13 de mayo. Lo hicimos en la “parcela” de Adely y José (nuestra cocinera y su esposo) que nos la prestaron gustosamente para la ocasión.
Nuestra acción de gracias, plasmada en la Eucaristía, se elevó hacia el Misionero del Padre que animó a tantos compañeros que nos preceden en su morada, que nos anima cada día para seguir en fidelidad al servicio encomendado y animará a otros muchos a continuar la labor vicenciana en el seno de la Iglesia. Presidida por José Luis Crespo que celebraba con ferviente emoción sus 60 años como paúl: -“¡Desde los 15 años soy miembro de nuestra Compañía!”-nos dijo-.
Esa misma gratitud nos reunió como hermanos peregrinos hacia la plenitud alegre de la vida en Cristo. De ese modo, festejamos, en la misa y en la mesa, nuestro modo de ser cristianos. El incondicional Marino; ayudado por las geniales Isabeles, Adely y Rosario; nos deleitó con unas ricas chuletas de cordero y morcillas manchegas, regado con vino de la tierra y aderezado con fruta de temporada.
Se recordó también que en este medio siglo de andadura y peripecias la provincia ha cuidado mucho y a muchos. Ha cuidado de muchas personas desprotegidas en lugares recónditos de Latinoamérica y de aquellos latinos migrantes en Estados Unidos. Ha cuidado de zonas rurales en diócesis como la de Albacete, Huesca, Pamplona, Canarias… y, sobre todo, ha cuidado de una profunda formación provincial desde la corresponsabilidad, la fraternidad y el vicencianismo.
Y si esa atención ministerial y comunitaria ha sido posible es debido a un descubrir y redescubrir la presencia de Cristo Resucitado entre nosotros. Un Resucitado que se presenta, tal como muestra el Evangelio: entre los trabajos cotidianos, entre una comunidad asustada, entre las desesperanzas y las increencias, entre los descartados y sencillos… Hoy también se nos manifiesta ¿Estamos prontos para acogerlo como hicieron los primeros discípulos?
Zambulléndonos en nuestra historia provincial, desde sus boletines mensuales, se descubre una dinámica de vida motivada por la pasión misionera, intentando estar en “primera línea”, procurando “que nuestros actos estuvieran en consonancia con nuestra fe”, abriendo nuevas vías desde proyectos apremiantes e ilusionantes. Todo ello desde la misma inquietud que movió a los primeros miembros de las Conferencias de san Vicente de Paúl en el convulso siglo XIX francés: “¿qué debemos hacer? ¿Qué podemos hacer para demostrar que somos verdaderos católicos?” Y buscando juntos los medios para “socorrer a nuestro prójimo, como lo hizo Jesucristo, y poner nuestra fe bajo el amparo de la caridad”.
El día acompañó y la jornada se cerró con una animada sobremesa a base de chistes, charleta, sabroso helado y reconfortante café de la casa. Sólo queda decir que seguimos en la brecha para continuar abriendo e inaugurando “un futuro lleno de esperanza». (Cfr. Jer. 31,17)
Comentarios recientes