Textos para la Historia de la CM en España (22 de Febrero de 1856)
EL CASO ARMENGOL (18): CIRCULAR DEL P. ARMENGOL A LAS HERMANAS TRAS ENREVISTARSE CON EL P. ETIENNE.
(22 de febrero 1856) [1]
«Buenaventura Armengol, Sacerdote de la Congregación de la Misión, a las muy amadas Hermanas de la Caridad en los Dominios de España, salud en el Señor.
La Divina Providencia ha ordenado que en Roma me encontrase con nuestro Honorabilísimo Padre Superior General, con el cual hasta esta fecha he tenido dos entrevistas; me ha recibido con la amabilidad que le caracteriza, le he pedido perdón de las penas que le he ocasionado, el cual me ha acordado benignamente, y me ha encargado os dirigiese la presente Circular, que él mismo ha aprobado.
En mi última carta que os escribí con fecha 10 de Noviembre último, os indicaba que había elevado recurso a la Santa Sede con el fin de obtener que nuestras Congregaciones de España, así de Misioneros, como de Hermanas, fuesen gobernadas por un Vicario general español, y os exhortaba a que aguardaseis con paz las disposiciones del Vicario de Jesucristo.
Ha tenido nuestro Santísimo Padre la dignación de manifestarnos su voluntad, después de un maduro examen como acostumbra, para seguir en todo las luces del Espíritu Santo; y es mi deber el poner en vuestro conocimiento esta resolución pontificia. El Santo Padre ha resuelto que la petición referida, no sea otorgada; que nada se innove y que quede íntegra, intacta y sostenida la autoridad del Superior General sobre toda la Congregación, por tanto sobre la España.
He oído y aceptado esta soberana determinación con tranquilidad y perfecta conformidad de ánimo, y aun con cierta especie de gozo, aunque mi voluntad haya sido contrariada, de lo cual estoy satisfecho, pues veo felizmente concluido este asunto, que tanta pena había causado a vuestros corazones. No lo dudo, Hermanas mías, todas participaréis de una alegría santa con esta buena nueva y daréis gracias a Dios por este beneficio, y con esta ocasión procuraréis estrechar más y más vuestra santa unión con nuestro Superior General y todos los Delegados suyos para vuestra dirección y santificación, obedeciéndoles toda vuestra vida, con prontitud, alegría y perseverancia.
Tenéis ya noticia de la enfermedad larga y peligrosa con que Dios me ha visitado, de la cual, aunque estoy muy aliviado, mas no enteramente libre ni restablecido, ni fuera de peligro de recaída si no voy con cuidado. Con esto me viene muy bien el quedar exonerado de vuestra dirección y de todo otro cargo en la Congregación. Con esto podré descansar y vivir por una temporada en un clima muy sano, cuya benéfica influencia experimenté al momento de mi llegada a él.
Mi corazón, Hermanas mías, está muy penetrado de sentimientos de sincera gratitud por la confianza con que me habéis honrado por todo el tiempo que he estado encargado de vuestra dirección, y os doy las más cordiales acciones de gracias, y al mismo tiempo os pido a todas perdón por los malos ejemplos que os he dado, y en especial por las penas que os he ocasionado por ocasión de mi recurso indicado, que jamás hubiera hecho, si hubiese estado instruido como ahora lo estoy.
Lo que nos importa es que amontonemos para el cielo riquezas de todo género de buenas obras, virtudes y méritos, de manera que seamos hallados en la hora de la muerte muy llenos de tesoros celestiales.
También os ruego que no ceséis de encomendarme a Dios nuestro Señor, para que tenga la dicha de amarle todo el tiempo de mi peregrinación en este valle de lágrimas, y por mi parte procuraré corresponder teniéndoos presentes en mis oraciones y sacrificios.
En los Sagrados Corazones de Jesús y de María Inmaculada tengo el honor de ser,
Mis carísimas Hermanas,
Vuestro muy atento Servidor y Capellán
Buenaventura Armengol
Roma 22 de Febrero de 1856» 349. I.S.C.M.
[1] HERNÁNDEZ, MªC.: “Las Hijas de la Caridad en España. Documentos”. 444-445
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