Textos para la Historia de la CM en España (23 de mayo de 1744)
ORDENANZAS DE LA PRIMERA VISITA A LA CASA DE MALLORCA. 23 de mayo de 1744
Juan Bautista Acami, indigno sacerdote de la Congregación de la Misión, a nuestros carísimos en Cristo consacerdotes y hermanos de la casa de Mallorca, salud en el Señor.
Habiendo nosotros en virtud de la autoridad que nos dio el Sr. Juan Couty, Superior General de dicha Congregación, empezado la visita de esta nuestra casa a los 9 de mayo de 1744 y terminándola a los 23 del mismo mes hemos juzgado dejaros las siguientes ordenanzas que fielmente observadas contribuirán mucho a prevenir algunos desórdenes y conservar la común observancia en su orden.
1.- Siendo esta casa nuevamente fundada, importa mucho que los sujetos que en ella moran se den enteramente a Dios para observar fielmente todas las reglas aun las más mínimas; siendo más fácil guardarse de introducir algún abuso contra ellas que quitarle después de introducido. Por esto debe cada uno leerlas de tres en tres meses, no sólo las comunes mas las particulares de su oficio; y hallando haber faltado a alguna, pedir penitencia al Superior, como ellas ya lo prescriben y ofreciéndose alguna duda sobre su inteligencia o sobre las prácticas y costumbres de nuestra Congregación aquietarse de buena gana y sin replicar a lo que dice el Superior que de suponerse más práctico que cualquier otro.
2.- La regla que prescribe tenerse todos los días una hora de oración mental es tan importante que de ella depende la observancia puntual de todas las demás. Por esto debe cada uno tener especial cuidado en observarla y cumplirla con fidelidad, asistiendo con la comunidad, no sólo con el cuerpo, pero más con el espíritu y con la mente, procurando hacerla fructuosa, con entretenerse más en los afectos de la voluntad que en las consideraciones del entendimiento y reflexiones tal vez estériles e inútiles, sacando resoluciones particulares de enmendar sus principales faltas y practicar las virtudes a ellas contrarias.
3.- Y porque la disipación del espíritu y divagación de la mente causan la tristeza espiritual, relajación en los ejercicios de piedad y devoción, tedio a la vida regular y finalmente su abandono, para darse a mayor libertad, procurará cada uno practicar el aviso del Apóstol: Spiritu ferventes Domino servientes, con estarse entre día muy recogido y unido con Dios aun en medio de las ocupaciones indiferentes impuestas por la obediencia y en el trato necesario con los externos, así en casa como en misión.
4.- En cuanto a las misiones nos debemos guardar de predicar a nosotros mismos y a nuestro provecho para aprovecharles a nuestros prójimos. Y por esto conservar la práctica de retirarnos un día antes de partir y asimismo otro día después de volver de las misiones. En la cuaresma volver a casa no sólo para recogerse mas aun para dar lugar a los predicadores aunque prediquen solo en las fiestas.
5.- El que hace las pláticas de la mañana, en el principio del discurso enseñará al pueblo arrodillado las oraciones del ejercicio del cristiano que han de hacerse en la mañana y el que hace las prédicas de la tarde las que en la noche se han de hacer. Y uno y otro en el primer día y en la vigilia de la comunión general explicarán el sentido de las palabras y encomiendan de cuando en cuando que lo practiquen en el tiempo de misión para continuarlo después en toda su vida.
6.- El doctrinero debe procurar que se saque fruto de la doctrina, explicando con la claridad posible los misterios de la fe, con símiles proporcionados a la capacidad del auditorio, con inculcar y hacer repetir muchas veces lo que es más necesario de saberse, si ve que hay necesidad, sin contentarse que respondan materialmente; mas procurar que entiendan el sentido de las palabras, variando tal vez los términos de las preguntas que se ofrecen.
7.- El mismo doctrinero no debe exceder en la distribución de los premios, mas ajustarse al uso más común de las otras casas, que es no dar más de dos o tres en cada doctrina, singularmente en lugares cortos. No debe darles jamás fuera de la doctrina aunque con licencia del Superior los haya comprado con su dinero: perteneciendo al Director de la Misión que se observe la debida moderación y prudencia, sin darles jamás en el confesonario.
8.- A nuestros carísimos Hermanos se les encarga que se ganen el paraíso sirviendo a los sacerdotes en el oficio de Marta, como si sirviesen al mismo Cristo que representan, huyendo la ociosidad y conservando la unión con Dios en el ejercicio de sus empleos.
Y para que las sobredichas ordenanzas sean con más fidelidad observadas, se leerán tanto en casa como en misión todos los primeros viernes del mes y se harán sobre ellas de cuando en cuando conferencias espirituales.
En Mallorca, a 23 de mayo de 1744. Juan Bautista Acami.
PARADELA, B.: “Colección de documentos…”, pp. 83-85.
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