Encuentro de ministerios, los días 15 y 16 de diciembre, en Zaragoza
Como la estructura de estas reuniones es siempre, más o menos, la misma, no hay que aprenderla, con lo que se aprovecha más el tiempo. Cierto que, por tratarse de temas muy amplios, los ponentes no tienen más remedio que comprimir la exposición, con el fin de dar muchos contenidos en poco tiempo. Pero algo es algo.
El ponente del tema ha sido D. Mario Iceta Gavicagogeascoa, Obispo de Bilbao, que expuso, en tres sesiones de trabajo y reflexión, la Exhortación Apostólica “Amoris laetitia”.
Como preámbulo, informó sobre el sistema de trabajo que habían seguido en el Sínodo de la familia, ya que él fue uno de los tres que acudieron, en representación de los Obispos de España. Es un sistema parecido al de nuestras asambleas, con tres minutos para intervenir cada uno de los participantes.
A pesar de las diversas procedencias, geográficas, ideológicas y ambientales, a la hora de la verdad, los textos se aprobaron casi por unanimidad, lo que constata que la unidad no exige la uniformidad. Ese ambiente heterogéneo ha probado que Europa ya no es el centro del mundo, (él empleó la frase vulgar).
Han aparecido con claridad tres realidades negativas: La fragilidad de la familia en Europa; la poligamia, como realidad en África y la constatación de que en América no se casan.
Por tratarse de una exhortación pastoral, sobre la familia, para orientar, no se da por agotado el tema, sino que está abierto a más posibilidades. Y, a pesar de las apariencias, la exhortación no se separa nada de la doctrina acuñada por los Papas anteriores.
Fue exponiendo de forma pormenorizada cada uno de los capítulos, dejando para el final el capítulo VIII, que parece ser el más conflictivo, o el que más dudas ha generado.
Constató que lo referido a la Palabra de Dios, del capítulo primero, es todo el Papa Francisco, así como los treinta primeros números del capítulo cuarto.
Como envolvente señaló que la perspectiva de esta exhortación es la ver la realidad, no desde el Padre que acoge, sino desde el hijo que vuelve a casa.
Comenzando por los desafíos, en la vocación y la misión de la pareja, basa su aportación el propio Papa en la exégesis del salmo 128, ya que es la Palabra de Dios la que orienta para ver, juzgar y actuar.
Aparecen los desafíos de las familias, sobre todo los culturales, ante el debilitamiento de la fe y de la práctica religiosa.
Y va pormenorizando la Exhortación, con la mirada puesta en Jesús y en sus actuaciones, y recalando en la esencia del matrimonio, a través de los documentos de la Iglesia.
Y se detiene en el amor, el amor cotidiano, que es el cogollo de la Exhortación, con todas las características que describe 1 Co, 13, meditando en cada una de las palabras. Una meditación propia del Papa Francisco. Hasta llegar a la transformación del amor, para llegar a aspecto del amor fecundo.
Dentro de las perspectivas pastorales, sigue siendo imprescindible la buena preparación para el sacramento, para iluminar las crisis, las angustias y las dificultades.
No se olvida el documento de la educación de los hijos. ¿Dónde están vuestros hijos? Es un pregunta de algo existencial. Por eso es necesario educar la libertad, para aprender a hacer el bien. No vale sólo educar en valores. Sino en aquellos que generen virtudes. De ahí que la formación ética y la transmisión de la fe sean imprescindibles.
Termina la exhortación con el capítulo de la santidad matrimonial. Y el ponente insistió en que el objetivo de la santidad es para todos, para las monjas de clausura y para todos, aunque el sistema sea distinto, en función de los estados.
El capítulo octavo, que lo dejó para el final, se puede resumir en el título: acompañar, discernir e integrar la fragilidad. Nadie puede ser condenado para siempre, porque no es evangélico. Y en los casos dolorosos, salvando siempre la doctrina de la Iglesia, se debe discernir, caso por caso, aplicando más el Evangelio que el Derecho; viendo las diversas situaciones con los ojos de misericordia de Jesús, que con los fríos ojos de la ley. Nunca se puede bendecir ni aprobar el mal, pero sí se puede discernir con misericordia para llevar al bien. “Yo tampoco te condeno, vete y no peques más”. Lo dice el Señor.
Después de cada una de las sesiones tuvimos abundantes intervenciones, viendo, tal vez, lo superficial, y enjuiciando con los conocimientos previos adquiridos, difíciles de desmontar a corto plazo. Pero, ante la constatación del sistema de trabajo y de la comunión en la diversidad, se fue viendo con más claridad que se trata de un documento muy serio, que enfoca el tema con profundidad. No se trata de retórica barata ni de admitir ni todo ni nada sin discernimiento. Se trata de un paso serio en dinámica pastoral, abierto a nuevas aportaciones.
Presentó al ponente el P. Visitador; un curriculum impresionante. Pero, en la disertación, salvo por las alusiones a la ciencia médica, (es doctor en medicina y en cirugía, y tiene más títulos, hasta en economía) necesarias en las comparaciones, su sencillez en la exposición denotaba que su mucha ciencia la tiene muy bien asimilada.
Por la tarde, presidió la eucaristía y se marchó.
El día 16 lo dedicamos al Proyecto de Misiones Populares. El P. Chema lo expuso con la misma claridad que siempre. Y el diálogo, tan animado como siempre, con los mismos interrogantes de siempre.
Para ahorrar espacio, remito al lector al Boletín Provincial de octubre de 2016, páginas 8 y 9, donde encontrará el resumen.
Aun siendo aburridor, gracias a los de la casa.
Paulino Sáez López, C.M.
Comentarios recientes