Encuentro de superiores de las comunidades (15 y 16 de octubre de 2019)

Los días 15 y 16 de octubre, con sabor todavía a Fiestas del Pilar y con las flores de la Ofrenda casi frescas, nos hemos reunido en Zaragoza los superiores de las casas de la península y de las Islas Canarias. No suelen asistir los de la Misión de Honduras, pero están en comunión con todos.

Estas Jornadas intentan ser días de formación, de convivencia y de información, tanto provincial como comunitaria.

El día primero ha estado animado por el P. Aarón Gutiérrez, C.M., consejero general. Sobradamente conocido en España, sólo quiero resaltar su sencillez, que no mengua la profundidad de sus ideas y la amplitud de sus conocimientos. Su lógica en la exposición hace ver claro lo que, a veces, no lo es tanto. Su metodología, interesante: Exposición, estudio, diálogo; que, además de entretenido, resulta enriquecedor.

Nos entregó, en primer lugar, un documento, muy bien estructurado, sobre los “Cambios en la Iglesia… su renovación interior”. Lo agradecimos porque, de esa manera, estábamos más atentos, sin necesidad de tomar notas.  

Lo fue desmenuzando, anécdotas incluidas, y manifestando el pensamiento del Papa Francisco, como artífice de los cambios actuales y venideros, si le es posible. Y llegó a las siguientes conclusiones:

– Un cambio efectivo de la Iglesia ha de sostenerse en una fuerte base espiritual, de las personas y de las comunidades cristianas, discernido desde el Evangelio en seguimiento de Jesús y los valores del Reino.

– Hasta que no haya otras tendencias, las orientaciones dadas por el Concilio Vaticano II han de alimentar y ayudar a crecer a la Iglesia en fidelidad al Evangelio.

– Revitalizar la eclesiología de Comunión e implementarla, para generar nuevas formas de gobierno más sinodales, participativas, colegiales, con preocupación ecuménica.

– Auspiciar la reforma de todo tipo de gobierno eclesial como un ministerio de servicio en el amor: Defender la Sinodalidad contra el poder, el diálogo y las actitudes comunitarias frente a la autoreferencialidad; concentrarse más en la misión que en las funciones administrativas y de gestión.

– La efectividad de la reforma pasa por la conversión real de todos los que formamos la Iglesia… y confiar en la paciencia del Papa y de los Obispos, acompañados por el Espíritu para dar un nuevo rostro a la Iglesia.

Para la reflexión nos distribuimos en tres grupos y, siguiendo el método de ver, discernir y actuar, respondimos, en diálogo, viendo la realidad con los ojos de Dios, intentamos detectar los aspectos negativos, las dificultades que experimentamos como personas, y en las comunidades, para cumplir con el compromiso de seguir a Cristo Evangelizador de los pobres.

A pesar de las dificultades, es necesario sobreponer lo positivo, porque también en nuestro mundo hay signos de esperanza. Es cierto que hay que discernir mucho sobre la mundanidad y la identidad cristiana, pero la gracia del bautismo, si se la deja, fructificará en un camino de santidad.

Después del descanso, se adentró en la exhortación “Gaudete et exultate”, e intentó hacer ver que esta exhortación refleja la mentalidad del Papa Francisco.

Un recorrido por el camino de la santidad, desde el grito ¡el Señor nos quiere santos!, para lo que es necesario recuperar el compromiso bautismal, y vivirlo en comunión, venciendo las tristezas individualistas. Se trata de seguir el camino, y el camino es Cristo.

Si tienes autoridad, sé santo luchando por el bien común y renunciando a los intereses particulares. Es una forma de ser testigos, cada uno por su camino, pero todos unidos en la comunión con Cristo.

La santidad es un camino comunitario, “los enviaba de dos en dos”, y es necesario dejarse ayudar por los demás; y no tener miedo, déjate amar y liberar por Dios, y déjate guiar por el Espíritu. La santidad se da en la vida comunitaria, hecha día a día, y de pequeños detalles.

Siguió hablando de la caridad, como base de la santidad; de los factores motivacionales; de la relativización de los valores; de los ministerios; de los factores personales; de los problemas en la vida comunitaria; y de los factores estructurales, que pueden corromper el carisma.

La tarde la dedicó a hablar sobre la Comunidad y sobre el sentido del ejercicio de la autoridad.

Hay que repensar la comunidad, -afirmó, destacando el vivir en comunión fraterna; porque es una llamada a la santidad y el mejor camino para salvarse; ya que la vida fraterna es expresión de fe, esperanza y de amor a Dios.

El repensar la comunidad se debe a que ha aparecido la multiculturalidad, la interculturalidad, la internacionalidad y la multiprovincialidad.

La comunidad vicenciana es vivir en comunión para hacer la voluntad de Dios. Pero la comunidad nunca estará exenta de dificultades y conflictos.

Propuso varias clases de comunidades, con sus definiciones o características pertinentes: Comunidad familiar, al estilo de los Apóstoles. Comunidad de observancia, en la que se cumplen las leyes, pero deja poca libertad. Comunidad de autorealización, en la que la persona aparece por encima de la comunidad, con daño para la Institución. Modelo empresarial, con muchas actividades que generan seguridad y confort, pero decae la misión y el sentido de la vocación. Comunidad invernadero, en la que se da la superprotección del individuo. Comunidad secular, en la que se tiene mucha libertad, pero se destruye la comunidad.

¿Cómo lograr el equilibrio? Haciendo la comunidad para el Reino de Dios. En la que lo importante no es la comunidad, sino el Reino de Dios. Comprometida con los valores trascendentes.

 Por último, entramos en el sentido del ejercicio de la autoridad, mediante la reflexión, por grupos, y el diálogo. De la autoridad en san Vicente. De que la autoridad es, en primer lugar, espiritual. De la autoridad como servicio; de la responsabilidad y la corresponsabilidad.

Mucho diálogo y muchas aportaciones interesantes.

Terminamos el día con la Eucaristía, presidida por el P. Aarón.

El día segundo lo comenzamos con el rezo de laudes y la Eucaristía. Y, siguiendo el programa, tuvimos el intercambio de informaciones de las Casas. Bienes, males, dificultades, ánimos, desánimos… Informaciones con muchos matices, dependiendo del informador. Los hay escuetos y concisos, y los hay prolijos y abultados. Todos muy interesantes.

En esta información estuvo presente el P. Aarón, y tomó abundantes notas. Parece ser que está nombrado con el título, o algo así, de “Ángel protector de la Provincia de Zaragoza”. De ahí su interés.

Después del descanso, seguimos con las informaciones, ahora de las cuestiones provinciales.

50 aniversario de la Provincia.

El P. Visitador animó a la reflexión sobre cómo ha sido nuestro recorrido, sin añorar el pasado, ver hacia dónde podemos encaminarnos.

Tendremos tres reflexiones a nivel comunitario y de Zona; se publicará un Boletín especial, y el día de la Provincia, 1 de mayo de 2020, lo celebraremos, en celebración única, en Zaragoza. Deben asistir todos cuantos puedan.

Como vías de futuro, señaló la necesidad del aliento espiritual, intensificando las Misiones Populares, por ser ministerio fundante, muy actual en la Iglesia. Se enfocará en esa dirección la formación y el trabajo pastoral de los misioneros jóvenes.

Es urgente activar la pastoral juvenil-vocacional, desde la implicación personal y comunitaria, y mucha imaginación.

Después de algunas informaciones interprovinciales, volvió, con interés especial, a los enfermos de la Provincia. Fuimos informados de la situación de cada uno de ellos.

Con los recordatorios ordinarios, que hemos de tener en cuenta durante el año, terminamos la sesión.

La comida fraterna, muy animada, como siempre, y los adioses pusieron punto final al encuentro.

Las gracias preceptivas para todos los que nos han atendido, no son urbanidad aprendida, sino sentimiento verdadero. Muchas gracias.

Paulino Sáez López, C.M.