Formación permanente: Encuentro de misioneros de ministerios
REUNIÓN DE MINISTERIOS
Formación permanente de la Provincia
(Zaragoza, 12 – 13de diciembre, 2017)
El día 12, a las 8.30, comenzamos la reunión con el rezo de laudes. Asistimos 24 de todas las comunidades de la Provincia, menos de Honduras. A las 9.15, desayuno…
A las 10, en el salón de reuniones, recibimos al ponente: Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Ciriaco Benavente Mateos, Obispo de Albacete.
Si quitan el Excmo. y el Revdmo. y se quedan con D. Ciriaco, se encuentran de verdad con la persona que teníamos delante. Un hombre amable, sencillo, cercano… que habla sin ninguna pretensión, sólo intentando que las razones del corazón se apoderen de la razón. Los datos precisos, las anécdotas y los sucesos, algunos, límite, sin pretender presionar demasiado al sentimiento, pero apretando con la cita adecuada: “La globalización de la indiferencia nos ha secado las lágrimas”, del Papa Francisco.
Partiendo del slogan “FUI FORASTERO Y ME ACOGÍSTEIS”, fue acercándose a al fenómeno de las migraciones (pertenece, dentro de la Conferencia Episcopal, a la Pastoral de migraciones y Pastoral social, lo que le da derecho a pertenecer a la Comisión Permanente). Esa pertenencia le hace ser una autoridad en la materia, pero da la sensación de que no ostenta ínfulas ni en la mitra.
¿Desaparecer las migraciones? Es uno de los fenómenos más importantes en la actualidad, pero, no; no desaparecerán hasta que el mundo sea más justo. Si no desaparece el hambre, es imposible que desaparezcan las migraciones. Emigrantes son aquellos que son perseguidos por la pobreza, como los refugiados son perseguidos por sus ideas. En definitiva, todos perseguidos.
¿Van a destruir nuestra cultura? Estamos en una situación parecida a la invasión del Imperio Romano por los bárbaros. Entonces estaban en plena decadencia por falta de natalidad, falta de cultura, falta de identidad… Como ahora. Pero seguro que aparecerá otro san Benito que, con su fe, su trabajo y la ciencia hará que nuestro mundo no se venga abajo.
Es necesaria la educación para que el pueblo sencillo no se deje manipular y piense que todo el que llega viene a destruir, a quitar el trabajo, a incordiar. Hay que hacer ver que el que viene a ganarse la vida nos enriquece. Es más, suele hacer lo que los de aquí no quieren hacer.
Hay que educar para el respeto, haciendo ver que todos los pueblos somos miembros de una misma familia. Y son éstos, los de nuestra familia, los que por todos los medios intentan llegar al cielo, aunque, al llegar y ver la verdad, no tienen más remedio que ocultar la realidad, para que no sentirse fracasados del todo, ni aplastar la esperanza de los que se han quedado al otro lado deseando buenas noticias del paraíso. Todos se han jugado la vida. Pero, ¿qué madre o qué padre no quiere que sus hijos lleguen a lugares en los que la esperanza de vida pasa de los 80 años, cuando quedándose donde están no llegan a los 45? ¡Qué viajes tan terribles y qué recepciones tan perversas!
Salen de sus países porque no encuentran en ellos ninguna razón para vivir, no tienen esperanza. En cuanto vislumbran algún futuro, se quedan en su país.
Cuando llegan, porque no se los ha tragado el mar, se les recibe en los CIES (centros de integramiento de extranjeros). En España, vigilados por la policía; un poco como si fueran delincuentes. Si llegan sin papeles, apenas son personas; tienen la asistencia social, pero los problemas son infinitos. Pero es que se emigra para sobrevivir, ni siquiera para mejorar de vida. En sus países no tienen nada de nada.
¡Claro que se trata de un problema complejo; pero hay que hacer algo!
En la carpeta nos había entregado el documento Mensaje del Santo Padre Francisco para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2018. “Acoger, proteger, promover e integrar a los emigrantes y refugiados”.
Basándose en el documento del Papa, sugirió tres formas de acogida: La que acoge y asimila en la cultura que recibe. La multiculturalidad; es decir, cada uno se encierra en su cultura, sin contacto con el entorno; y, desde la Iglesia, la integración verdadera, en la que el otro es acogido, se valora su cultura y se le exige que respete la cultura del que le acoge.
Apareció, no podía faltar, el juego sucio de las mafias. Trampas, engaños y dinero; dinero abundante para los jefes y las migajas para los ayudantes. Tampoco faltó la externalización de las fronteras: fronteras allí, para que no vengan aquí. Fronteras muy bien pagadas, para que no invadan las pulquérrimas ciudades occidentales.
Cierto –afirmó- que muchos no vienen porque no quieren (en referencia a los refugiados), se han enterado de que el horizonte no es tan bonito como lo pintan.
Habló un poco de las migraciones en la Sagrada Escritura, deteniéndose en la ley de la hospitalidad; y de la doctrina de la Iglesia en el Vaticano II.
Por la tarde dio datos concretos sobre los inmigrantes en España. Los más numerosos son los rumanos. Siguen los marroquíes. En tercer lugar los del Reino Unido. Y siguen los chinos, los ecuatorianos, los colombianos… Con todos ellos es necesaria la labor pastoral, no sólo la social; lo cual supone la evangelización, que debe ser de persona a persona, de corazón a corazón. Casi siempre ha faltado lo eclesial en la labor social. La Iglesia no es una institución que reparte alimentos, sino que tiene corazón y le interesa la persona en su totalidad. El Evangelio de la misericordia es necesario para todos, pero mucho más para estos hermanos que son explotados, en muchas ocasiones, sin ninguna compasión.
Por la fe y la hospitalidad Abraham fue justificado. En Pentecostés todos se entendían en el mismo lenguaje, y la Iglesia es la convivencia de los distintos, que se entienden entre ellos.
Es necesario reflexionar sobre las actitudes que tenemos en la acogida del otro; descubrir la cultura de la hospitalidad; respetar la singularidad del otro; reconocer su realidad de persona y buscar el encuentro, mediante la simpatía y la empatía. No se trata de hacer proselitismo, pero sí deberíamos hacer algo más que entregar bolsas de comida. “Tocamos el cuerpo de Cristo, cuando tocamos las heridas del hermano”; “tocamos el alma de Cristo, cuando tocamos el alma del hermano”.
En este banquete que nosotros presentamos, también ellos tienen algo que aportar. Dejémosles que aporten de lo suyo. Nos enriqueceremos todos.
Los cuatro verbos que propone el documento del Papa: Acoger, proteger, promover e integrar, fueron la base para una sucinta reflexión, así como el anuncio de otro Documento, no aparecido todavía, sobre las migraciones.
Terminamos el día con el rezo de Vísperas y la Eucaristía, presidida por el Sr. Obispo.
El día segundo, día 13, Santa Lucía; lo comenzamos con el rezo de Laudes y la concelebración de la Eucaristía, presidida por el P. Visitador.
Después del desayuno, Sor María Donat, H.C., con la maestría que la caracteriza, con lenguaje claro y convincente, nos informó e ilustró sobre las experiencias de las Hijas de la Caridad, con respecto a los refugiados; y no sólo a los refugiados, sino a todos los acogidos.
Partiendo de que el servicio es el lugar cotidiano en donde cada Hija de la Caridad se encuentra con Cristo y descubre las necesidades materiales y espirituales de los pobres, las Hermanas han puesto manos a la obra para dar respuesta afectiva y efectiva, mediante la misericordia, el encuentro y la acogida del otro, porque acoger al otro es acoger a Dios en persona.
Ante la dura realidad de las personas sin techo y sin hogar han tomado la decisión de llevar a cabo un proyecto “PUENTE”. Se trata de un alojamiento alternativo al servicio de las personas o familias que se encuentran en situaciones de emergencia, lo han perdido todo y buscan un lugar para poder vivir. No se trata sólo una casa, sino un espacio donde se da acogida y la calidez propicias para crear un hogar.
Sor María hizo un resumen, pero el Proyecto es muy amplio, y está establecido en Alicante, Castellón, Valencia y Zaragoza. Son muchas las viviendas dedicadas a acoger al forastero y dar posada al necesitado.
(El Proyecto, muy interesante, el lector puede encontrarlo completo en ANALES de marzo-abril, 2017, pags. 195 – 204)
En la segunda parte de la mañana, el P. Visitador presentó las Normas Provinciales, en lo referido a la labor social.
Las intervenciones de los representantes de las comunidades fueron muy aleccionados, porque son bastantes las obras sociales que se están realizando en las distintas casas y ministerios.
Por fin, el P. Visitador propuso cuatro sugerencias:
- Conocer lo que se hace en cada Diócesis.
- Reconocer el trabajo de los que lo hacen, al margen de las motivaciones de cada uno.
- Cómo implicarnos como comunidad y como individuos en la labor social.
- No tengáis miedo a proponer a la Administración provincial proyectos en favor de los refugiados, migrantes, emigrantes y cualquier pobreza del entorno en el que vivimos y trabajamos.
Con la comida fraterna nos despedimos, gozosos por el ambiente disfrutado.
Como siempre, no sé por cuánta vez lo digo, todas son válidas, las atenciones inmejorables. Gracias.
Paulino Sáez López, C.M.
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