Ha fallecido el P. José Javier Artaso Virto
Ha fallecido el P. José Javier Artaso Virto. El sábado 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de la Virgen María, Dios llamaba a su descanso al misionero a las 14:00 horas, en Pamplona.
¡Que descanse en paz!
El Lunes, día 10, a las 11:30 a.m. celebraremos la Eucaristía (Misa Funeral) por su eterno descanso en la Iglesia de la Milagrosa de Pamplona.
Artaso, compañero y amigo,ahora si que podrás hacer de las tuyas,hacer reir a Dios, que era tu lema: siempre por delante la alegría. Hasta el cielo amigo mio. Siempre Menoyo, como me llamabas tú.
Breve, por lo breve. Fue en Zaragoza (inicios de los setenta), recién estrenada la Provincia. Forofo del UTEBO C.F. Nosotros, una pandillita de neófitos estudiantes universitarios y aficionados a emplear nuestros tiempos en «tocar» la guitarra e «imitar» a Mocedades. «Goya-96» nos hacíamos llamar. Un par de guitarras a las que se adosaban unas llamadas «pastillas» para lograr un sonido amplificado. Fiestas de Utebo. Allí nos llevó con un entusiamo a prueba de bomba. Allí nos hizo cantar (no recuerdo cuánto ni qué) subidos en un remolque que difícilmente se sustentaba en un tractor. Así era la vida. Terminó la «cos» con una buena «costillada» a la orilla del río. Yo (por lo visto era mi sino) de fogonero; él de cocinero y maestro de ceremonias. Acabose con el «cuto divino». Un día más. Un dia cualquiera en Zaragoza. Comienzo de los años setenta. No sabe muy bien San Pedro la que le ha caído.
Gracias, por los años que pasaste en Albacete y que no fueron en balde. Gracias por tu temperamento que movía cielo y tierra para conseguir lo que te proponias… Gracias por las Javieradas en las que nos hacías vibrar con tu entusiasmo y devoción por tu paisano san Francisco Javier y la familia Vicenciana allí reunida, también, como no por el «cuto divino» que era el himno oficial del viaje.
Gracias por tantos y tantos momentos vividos contigo…
Que la Virgen de los Llanos te reciba en sus manos de Madre y te lleve al Padre junto a tantos de la parroquia que se te han adelantado, hasta algún día Javier.
Alfredo
Padre Artaso, mi queridísimo amigo desde mi más tierna infancia, No me salen palabras para expresar el dolor que me deja su pérdida. Sólo me consuela, -pero muy poquito-, el pensar que ahora está en el Cielo, y haciendo reir a sus seres queridos y a sus múltiples amigos, entre los que se encuentra su buen amigo Angel Serrano, «el de la boina», como usted le llamaba. De hecho, una de las veces que fuí a visitarle, me acompañó usted a comprarle una nueva, -que el pobre, ni llegó a estrenar, porque nos dejó al poquito tiempo; un amigo suyo hace un buen uso de ella.-.
El mundo sin usted, ya no será el mismo, a mi corazón ya le falta otro «trocico», pues cada ser querido que me deja, se lleva consigo un trocito de mí.
Como desde el Cielo tiene vista privilegiada para ver todo y a todos, podrá comprobar que recuerdo muy a menudo los inolvidables ratos que nos hizo pasar a mi prima y a mí, enseñándonos los rincones más preciosos de Madrid, … las joticas que llegó a cantarnos haciendo tiempo a que abrieran el Templo de Debot, … y cuando fuimos a Murguía, el Monte Gorbea, y su destino a Barakaldo, y, … tantas y tantos momentos inovdidables, … En el coche llevo una pequeñísima Virgen Milagrosa, que usted me regaló, y que me protege de muchos peligros, y una calabacita pequeña, que me trajo de Honduras, ….
Padre Artaso, nunca olvidaré el privilegio que tuve de conocerle y ser su amiga. Al igual que a mi tío, su amigo «el de la boina», es imposible borrar la huella que dejaron. Descanse en paz. Le quiero muchísimo.
Te conocí, por el año 81 en Albacete, cuando comenzaste a visitar en nuestra casa a mi padre, que ya estaba en la fase terminal de su enfermedad. Nunca te agradeceré bastante, el ánimo, apoyo y serenidad que nos diste a mi familia y a mí, antes y después de su fallecimiento, como recién llegado de una acampada con los scouts, que creaste en Albacete, te enteraste de la muerte de mi padre y, apenas, sin tener tiempo para asearte, fuiste a la iglesia y dijiste la misa de funeral.
Mi familia y yo siempre te llevamos en el corazón y te seguiremos llevando. Gracias por tu «testimonio cristiano», siempre recordaré tu alegría contagiosa, que hacías que los que lo estaban pasando mal, acabaran riendo con tus «chascarrillos navarricos» y con tu oración al Padre como siempre lo llamabas.
Lo que son las cosas, copiando el vídeo de la comunión de mis hijos, volví a verte, diciendo esa homilía, que todavía, y después de 22 años, la comunión fue un 10 de junio de 1.990, me sigue emocionando, hasta el fotógrafo decía, que había filmado cantidad de comuniones, pero como la tuya no había visto ninguna otra, por lo cercana, entrañable y familiar que resultaba. Al terminar de copiar la película traté de localizarte, y supe que te encontrabas en Pamplona, iba a intentar comunicar contigo, cuando me he enterado de tu fallecimiento.
Un abrazo y siento de verdad no haberme podido despedir en vida.
Los de arriba ya tienen bastante con tus «joticas» y «tu ajo arriero»
Desde Boltaña, siempre te recordaré por tu entrega a los demás y por tu alegría. Me ha dado mucha pena!!!. El mundo es mucho mejor con personas como tú. Hasta siempre.