Historia de la Provincia de Zaragoza (II)

Después de muy seria consulta realizada en diversas fases, en estrecha colaboración con el Consejo general de la Congregación, sometí a la Sagrada Congregación de Religiosos e Instituciones Seculares una propuesta concreta para la división de la Provincia de Madrid.

La Sagrada Congregación aprobó dicha propuesta por un Rescripto del 4 de agosto de 1969, concediendo al Superior General un nuestra Congregación la facultad de dividir la Provincia de Madrid del modo propuesto.

Con el consentimiento del Consejo general hago efectiva dicha división hoy.

La división de la Provincia de Madrid es en tres Provincias, llamadas de Zaragoza, de Madrid y de Salamanca. El territorio asignado a cada una de ellas es como sigue:

La Provincia de Zaragoza comprende las provincias civiles siguientes, a saber: Provincias Vascongadas, Navarra, Aragón, Logroño, Soria, Guadalajara, Cuenca, Albacete, Murcia e Islas Canarias, como también las dos Casas de Nueva York y la de Los Ángeles, en los Estados Unidos de América del Norte.

La nueva Provincia de Madrid comprende las provincias ci­viles siguientes, a saber: Santander, Burgos, Palencia, Vallado­lid, Segovia, Ávila, Madrid, Toledo, Ciudad Real, Jaén, Grana­da, Almería, Málaga, y la ciudad da Melilla, con la casa de Pot­ters Bar, en Inglaterra.

La Provincia de Salamanca comprende las provincias civi­les siguientes, a saber: La Coruña, Pontevedra, Orense, Lugo, Oviedo, León, Zamora, Salamanca, Cáceres, Badajoz, Córdoba, Sevilla Cádiz y Huelva, como también la Casa de Londres, en Inglaterra.

Las Provincias de Zaragoza y Salamanca tienen el derecho de establecer una Casa en la ciudad de Madrid.

Las nuevas Provincias comprenden todas las Casas erigidas en el territorio de las provincias civiles nombradas para cada una de ellas en el extranjero. Asimismo cada Provincia com­prende todos los miembros de la Congregación destinados en las Casas respectivas de cada Provincia. Si algún miembro de la an­tigua Provincia de Madrid no se hallara adscrito a ninguna de las mencionadas Casas, el Superior General, oído el parecer de los tres Visitadores y del mismo interesado, lo asignará a una de las nuevas Provincias.

Invito a todos los miembros de cada una de las Provincias a enviar su parecer al Superior General, en cuanto al nombramien­to para el oficio de Visitador, según las instrucciones adjuntas a esta carta.

Los nuevos Visitadores, una vez nombrados, procederán a ha­cer la consulta entre los miembros de su Provincia en orden al nombramiento de Consejeros Provinciales. Aprobados por el Su­perior General los Consejeros, el Visitador con su Consejo pro­cederá al nombramiento del Ecónomo Provincial.

Mientras todo lo anterior no se haya realizado, el gobierno de las tres Provincias queda confiado al P. Felipe García como Visitador, y a los PP. Miguel Pérez Flores, Francisco Carballo, Carlos Esparza y José Luis Cortázar como Consejeros, con el P. Jesús Gómez como Ecónomo Provincial.

Las tres Provincias se regirán por los Estatutos adjuntos a esta carta.

Las directivas para las relaciones con las Provincias Filiales y Misiones van asimismo adjuntas a esta carta.

He compartido con todos ustedes las inquietudes que han acompañado al proceso preparatorio de esta división, confiando siempre en la guía de la divina Providencia, y ayuda, mediante la intercesión de la Bienaventurada Virgen María y de San Vi­cente, por las oraciones de muchos cohermanos.

Con esta misma confianza por la felicidad de todos ustedes, y prosperidad de las obras a ustedes confiadas, pidiendo la ben­dición de Dios, la ayuda y protección de la Santísima Virgen y de los Santos y Bienaventurados de nuestra Congregación, para todos y cada uno de ustedes, quedo de todos afmo. hermano y servidor en Cristo”. (Decreto de erección de la Provincia. 9 de Octubre de 1969).

Tras la división provincial de 1969 la situación territorial de la nueva provincia atendiendo a criterios regionales es la siguiente: ARAGÓN (Zaragoza: una casa en la capital; Teruel: una casa en la capital); CANARIAS (Las Palmas: una casa en la capital; Tenerife: una casa en La Laguna y otra en La Orotava); ESTADOS UNIDOS (una casa en Los Ángeles y dos en Nueva York); EUSKADI (Bizkaia: 2 casas en Barakaldo; Gipúzkoa: una casa en San Sebastián y Álava: una casa en Murgía); LA MANCHA (una casa en Cuenca); MURCIA (una casa en Cartagena) y NAVARRA (una casa en Pamplona).

Sin embargo, en el territorio que le correspondió a la Provincia de Zaragoza habían existido con anterioridad a su erección varias casas que, por distintos motivos, habían ido desapareciendo. Algunas de ellas tuvieron un gran significado en algunos momentos de la pequeña historia de la Congregación (Barbastro, La Iglesuela, Alcorisa, Guadalajara), otras sólo fueron “lugar de paso” para posteriores fundaciones (La Bella, Lodosa, La Alfranca) y otras, en fin, ubicaciones “temporales” por efecto de las alteraciones políticas del siglo XIX (Elizondo, Vitoria).

En este capítulo queremos dejar constancia de cada una de ellas reseñando, al mismo tiempo algunos detalles de su historia y actividad

Tabla General de las Casas cerradas antes de 1970

LOCALIZACIÓN PROVINCIA APERT. CIERRE

1

CASTEJÓN-La Bella- HUESCA

1752

1759

2

BARBASTRO HUESCA

1759

1835

3

JAREA EN SESA HUESCA

1815?

1818?

4

VITORIA ÁLAVA

1854

1855

5

ELIZONDO NAVARRA

1874

1875

6

SIGÜENZA GUADALAJARA

1877

1895

7

ALFRANCA ZARAGOZA

1885

1896

8

ALCORISA TERUEL

1893

1936

9

LAS PALMAS GRAN CANARIA

1894

1928

10

IGLESUELA DEL CID TERUEL

1902

1933

11

STA. CRUZ PALMA TENERIFE

1906

1928

12

GUADALAJARA GUADALAJARA

1910

1936

13

LODOSA NAVARRA

1914

1924

14

PUERTO DE LA LUZ GRAN CANARIA

1928

1957

15

TERUEL TERUEL

1943

1947

La Bella-Castejón del Puente (1752-1759) (HUESCA)

El origen de la fundación está en el Seminario de Nuestra Señora de la Bella, enclavado en el término de Castejón del Puente (Huesca) y a unos diez kilómetros de Barbastro. El citado Seminario estaba regido por los Misionistas1 (sacerdotes con los mismos fines que la C.M.) que, viéndose con problemas de personal, ofrecieron la fundación, a través de la última voluntad v testamento de D. Domin­go de Torres, a la Congregación de la Misión. Se firmó el convenio el 11 de abril de 1752, siendo la principal de sus obligaciones la atención al Seminario, aunque seguramente daban misiones.

Barbastro (1759-1835) (HUESCA)

El 17 de abril de 1759 se trasladaron a Barbastro merced a la protección de Fray Diego de Rivera, Obispo de la diócesis, y a la aportación económica de la Sra. Marquesa de Aytona, Condesa de Lemos. Las razones del cambio vienen explicadas por el P. De Bras, Superior General de la C.M., en carta circular del 1º de enero de 1760: «Siendo el clima de Nuestra Señora la Bella bastante molesto, nuestros compañeros, que allí moraban, han conseguido pasar a Barbastro, ciu­dad episcopal». El nuevo establecimiento se llamará Seminario de San Vicente de Paúl.

Su principal obligación será la atención del Seminario (dirección y adminis­tración) y los Ejercicios Espirituales. Firmaron también algunas cláusulas con el pueblo referentes a las confesiones y atención a los moribundos. Adquirieron, también, compromisos de misionar determinadas poblaciones como Las Paúles, Gistain (cada seis años con dotación de 200 libras jaquesas), Pomar de Lérida (cada siete años con idéntica dotación), lugares de la casa de Aytona (dotación de 20.000 ducados) y algunos otros. Aunque no conservamos referencias directas de estas misiones, sí sabemos que las dieron por las referencias encontradas en los Libros de Cuentas de la casa, en los que se señalan año tras año los gastos e ingresos derivados de este ministerio, con los nombres, en ocasiones, de los luga­res misionados.

La disolución de las órdenes religiosas de 1835 motivó la salida de la C.M. de este Seminario, al que nunca más volvió.

Jarea en Sesa (¿1815-1818?): HUESCA

El mismo año 1815 se hicieron cargo de la dirección del Seminario de Jarea en Sesa (Huesca), perteneciente también a los “Misionistas” de Francisco Ferrer Paúl, aunque parece que por poco tiempo. El P. Paradela afirma que “por el Libro de Personal de la Casa de Barbastro, se sabe que allá por los años de 1815 y antes, tenían los nuestros el Seminario de Jarea en Sesa (Huesca), que había sido fundado por los discípulos del Dr. Francisco Ferrer y Paúl, fundador del Seminario de Nuestra Señora de la Bella; pero parece que estuvieron poco tiempo». El P. Horcajada, a su vez, señala que «el Sr. Alejo Davíu…fue Superior, en 1817, del Seminario de Jarea en Sesa, cerca de Sariñena, provincia y diócesis de Huesca»

Vitoria (1854-1855) (ÁLAVA)

En 1854 aceptaron los Paúles el ofrecimiento que les hizo Don Ambrosio de Aguirre para regentar el Seminario Menor de su mismo nombre. Este ciudadano había adquirido en 1852 el palacio de los Escoriaza-Esquibel para crear en él un Seminario con el objetivo de procurar una mejor formación de los seminaristas de las provincias vascongadas. Se llamaría SEMINARIO ECLESIÁSTICO de AGUIRRE.

El seminario fue inaugurado en octubre y la Comunidad la componían el P. Igués, Rector, profesor de Teología Moral (y Director de los 14 Estudiantes y Novicios de la C.M. y de 6 hermanos, que iban como auxiliares) y los PP. González del Soto, profesor de Física y Agricultura, Gali, de Lugares Teológicos y Velasco que tenía la administración y secretaría; había, lógicamente, profesores del clero secular.

Fue abandonada la obra al año siguiente (los estudiantes vuelven a Madrid) por no contar con personal suficiente como para llevarla a cabo. Su labor, especialmente la desempeñada por el P. González del Soto, fue tan meritoria que les ofertaron regen­tar el Instituto de la misma ciudad y la Universidad de Oñate (Guipúzcoa). Ambas propuestas fueron desestimadas por no contar con personal ni suficiente ni capacitado para el empeño. El P. González de Soto había adquirido una excelente formación en Francia durante los años de exilio, tras la supresión de la Congregación. Sus métodos se harán famosos a nivel nacional y le servirán, tras la “cacicada” del P. Etienne (Superior General), para regentar varios centros de gran prestigio en España.

Elizondo (1874-1875) (NAVARRA).

Tras la supresión de las órdenes religiosas El 22 de octubre de 1868, la mayoría de losmiembros de la C.M. en España hubo de tomar el camino del destierro. Tras variasescaramuzas por tierras francesas y posterior instalación en Murguía y Burgos, un numeroso grupo de sacerdotes, hermanos y estudiantes, se establece en Elizondo (Palacio de Datue) propiedad de D. Dámaso Echeverría. Situación pasajera aunque los Catálogos de la C.M. consideren la instalación como una más de las casas. Recuperada un tanto la tranquilidad, los miembros de la comunidad inician su vuelta a Madrid en 1876.

Sigüenza (1877-1893) (GUADALAJARA).

Ya en la época de los PP. Santasusana y Armengol (Visitadores) se intentó llevar a buen fin esta fundación, pero no se consiguió hasta 1877 (aunque el convenio por escrito no se hizo hasta el 28 de febrero de 1879), siendo Visitador el P. Maller y Obispo Mons. Manuel Gómez Salazar, que habría de conceder, más adelante, la fun­dación de Arcos-Tardajos (Burgos).

Las bases de la fundación estaban determinadas por los siguientes puntos:

a) Misiones. En el Archivo Provincial de Madrid, libro de Misiones de la casa de Badajoz, de la página 122 a 137, consta la lista de pueblos misionados por los de Sigüenza de 1877 a 1888.

b) Ejercicios espirituales al clero, que los dieron desde 1878 a 1890; en total 12 tandas con 1.361 ejercitantes.

c) Dirección y enseñanza en el Seminario Diocesano.

d) Colegio de segunda enseñanza (1877-1890).

La primera comunidad la formaron los PP. Eladio Arnáiz, Francisco Masferrer, Felix La Torre, Leonardo Villanueva, Rafael de la Iglesia y Braulio Nebreda junto con los Hermanos Cipriano Rodríguez, Pedro Artigues, José Tarrés, Fermín del Río Miñon e Isidro Alonso. En el período que abarca esta fundación, se sucedieron dos superiores: los PP. Eladio Arnaiz (1877-1890) y Agustín Marroquín (1890-1893). Pertenecieron a la Comunidad 34 Sacerdotes y 18 Hermanos Coadjutores.

No hay duda que daban misiones porque en el «Libro de Cuentas 1877-1893», que abarca todo el periodo de duración de la casa, se relacionan algunas de la misiones dadas por los misioneros de la casa y los gastos que éstas provocaban.

La salida obedeció a disposiciones de Mons. Antonio Minguelle, que había organizado una escuela de Latinidad para externos, dejando a los nuestros con el internado del Seminario. ¿Qué verían nuestros misioneros en esta disposición que levantaron el vuelo? Un quebrantamiento formal, sin atenuantes, de las bases de la fundación. Sobre este suceso existe un folleto «La última palabra de los Paúles en Sigüenza», 19 páginas, fechado el 21-VII-1893.

La Alfranca (1885-1896) (ZARAGOZA).

Se trataba de una casa, con su Iglesia y huerta, en la finca «Torre de Alfranca», en Puebla de Alfidén, a pocos kilómetros de Zaragoza. Era propiedad de los Marque­ses de Ayerbe, con palacio, también, en Aibar. En los días de “Los Sitios” de Zaragoza fue recibida en esta finca Agustina de Aragón, portadora de documentos importantes para los defensores de la ciudad. La casa fue levantada de nueva planta y a medida de las funciones para la que estaban llamados los misioneros: misiones y ejercicios: un eje central compuesto de iglesia (frontal) y las habitaciones de los ejercitandos (posterior) y a los lados de la Iglesia la vivienda de los misioneros. La Iglesia está flanqueada por dos airosas torres de respingones y sencillos pináculos.

La primera comunidad la formaron los PP. Juan Casado, Mariano Garcés y José Sánchez y los Hermanos Antonio Maiza, Peña y José Arias. Durante el tiempo que nuestros misioneros estuvieron en esta casa se sucedieron, como Superiores, los PP. Juan Casado (1885), Mariano Garcés (1886), Jerónimo Groso (1894) y Dionisio Barona (1896), pasando por la fundación diez misioneros y tres Hermanos coadjutores.

Estaban obligados a celebrar diariamente en la iglesia de la casa (de planta diseñada expresamente para ejercer las funciones de “residencia” y “ejercicios espirituales”), por lo menos, una misa rezada los días laborables y los domingos una cantada. Además, en la Sema­na Santa, las funciones propias de esos días, con la solemnidad que permita el personal, y, durante el año, las demás solemnidades que para excitar la devoción y piedad de los fieles les sugiera el celo. Esto no les impedía dedicarse a las misiones de cuya actividad se conserva el correspondiente Libro.

La fundación se levantó en 1896, por no recibir lo convenido, a causa de haber venido a menos el Marqués (cuyo Palacio se levanta a pocos metros de la casa).

Alcorisa (1893-1939) (TERUEL)

Esta fundación se lleva a cabo por voluntad de los barones de Linde, don Enrique Sánchez Muñoz y doña Pilar Cavero y Álvarez de Toledo. Por la gran amistad que estos señores tienen con el Marqués de Ayerbe, fundador de nuestra residencia de Alfranca en 1885, entran en comunicación con los PP. Paúles. El P. Mariano Garcés representa al Visitador, P. Eladio Arnaiz. Nuestros misioneros no se obligan (Contrato del 7 de junio de 1893, rectificado, en parte, el 4 de noviem­bre de 1899) más que a explicar el latín y humanidades necesarias para el Semina­rio, pero desde el primer año se comprometieron a explicar las asignaturas correspondientes a los tres primeros cursos del bachillerato, por condescender con los deseos de significadas personas de la villa, quienes reiteradamente habían rogado se diese también en este colegio la segunda enseñanza, por las conveniencias grandes que esto proporcionaría al pueblo y a toda la comarca. A cambio la Baro­nesa, que es quien firma los contratos, se compromete a entregar 6.000 pts. para las obras de la casa y los réditos de 100.000 para atender a la subsistencia de la Comunidad. Fueron los primeros misioneros los PP. Mariano Garcés, Juan Llitrá, Iñigo Torres y Mauricio Tobar y los Hermanos José Adrover, Cipriano Miruri y Antonio Charles.

Los dos primeros años habitaron en la casa que los Barones tenían en el centro de Alcorisa. Posteriormente adquirieron el ex-convento de los Alcantarinos, per­maneciendo en él hasta que se levantó la fundación (1939). El 10 de octubre de 1940 se firma la cesión total y perpetua de la casa a la diócesis de Zaragoza.

Por el contrato de 1899 añadieron a las anteriores obligaciones la de “misionar gratuitamente las parroquias de los arciprestazgos de Alcañiz, Híjar y Montalbán” para lo que la Baronesa entregó 15.000 pts. cuyo interés ayudara a los gastos de las misiones gratuitas.

El 3 de octubre de 1935 se trasladan a esta casa los apostólicos de Teruel con sus profesores PP. Fortunato Velasco, Emilio Conde y Pedro de la C. Cámara. En 1936, después del accidente sufrido en la casa de Teruel, vienen todos los niños. En mayo, ante lo difícil de la situación política, son enviados a sus casas todos los apostólicos, quedando sólo Manuel Herranz, acompañando a los PP. Leoncio Pérez y los tres anteriormente citados, más los Hermanos Barbero y Luis Aguirre. En los primeros meses de la guerra morirán asesinados los PP. Leoncio Pérez y Fortunato Velasco, más el Hermano Luis Aguirre. En 1938 será cedida a la diócesis.

Las Palmas (1894-1924) GRAN CANARIA

La fundación se debe al muy Iltre. Sr. D. Vicente de Paúl Delgado y Vera, maestrescuela de la Catedral. Llegan los misioneros el 11 de febrero de 1894. Formaban la primera Comunidad, convi­niendo con el canónigo, en su propio domicilio, calle de la Gloria 12, los PP. Jaun Jaume, Gabino López, Antonio Illera y los Hermanos Manuel Sigüenza y Ambrosio Laregui. Más adelante se trasladaron a vivir en la calle Agustín Millares.

Mientras vivieron en su residencia ejercitaron todos los ministerios propios de los misioneros: ejercicios al clero, religiosas e Hijas de la Caridad, predicación variada, misiones…

Se trasladaron en 1928 al Puerto de la Luz.

La Iglesuela (1902-1933) (TERUEL)

Esta fundación se debe a la generosidad de doña Carmen Daudén que en su testamento, otorgado el año 1894, dejaba algunos bienes para que se fundara en su pueblo una casa de PP. Paúles, con el fin de que atendieran, con los ministerios propios de su estado, al bien espiritual del pueblo y, además, dieran misiones en los arciprestazgos de Aliaga, Castellote y Valderrobles (diócesis de Zaragoza).

La instalación se produce en 1902. La comunidad la forman los PP. Mariano Garcés y José Ibáñez junto con tres Hermanos coadjutores. Viven cerca de dos años en una casa cedida por un vecino hasta que se deciden a levantar una de nueva planta. Hasta 1928 se contabilizan 180 misiones recogidas con detalle en el correspondiente Libro de Misiones de la casa.

El 10 de marzo de 1933, ante la imposibilidad de seguir cumpliendo, por las difi­cultades de los tiempos, los fines a que en un principio se dedicó la casa, se levanta esta fundación con el beneplácito del señor Arzobispo de Zaragoza, a quien se hizo entrega de la misma. A1 acto de entrega asistieron el Vicario general de Zaragoza, en representación del Arzobispo y el P. Faustino Arnao en nombre de la C.M.

Santa Cruz de la Palma (1906-1927) (TENERIFE)

La fundación se inaugura el 13 de marzo de 1906 a instancias del Obispo Nicolás Rey Redondo, que ya antes había ofrecido las de La Laguna y La Orotava. Forman la comunidad funda­dora los PP. Enrique Alpuente, Vicente del Barrio y Casimiro Arnaiz, con los Hermanos Silvestre Machinarena y Andrés Lobato. Se instalan en una parte del antiguo convento de Dominicos, justamente con la iglesia contigua. En el contra­to, firmado el 12 de marzo de 1906, se indican las obligaciones: dos misas todos los días de fiesta en las iglesias de San Francisco y San Miguel por D. Cristóbal Pérez y atender la Iglesia de Santo Domingo.

Aunque, como se ve, no hay obliga­ción de dar misiones, pronto se dedican a ello, cono puede verse en el Libro de Consejos; p. e. «14 marzo de 1909: se acordó predicar las misiones de Puntagorda, Tijarafe y El Paso por dos padres de esta comunidad, agradeciendo el ofrecimiento de los PP. de Las Palmas que no son necesarios esta vez”. La casa es cerrada el 22 de diciembre de 1927.

Guadalajara (1910-1936) (GUADALAJARA)

El año 1908, el P. Arnaiz celebraba la fecha conmemorativa de sus cincuenta años de entrada en la C.M.; era Visitador de los misioneros y Director Nacional de las Hijas de la Caridad, y queriendo éstas manifestarle su agradecimiento le obsequiaron con un capital suficiente para fundar una escuela apostólica y casa Mi­sión. El 23 de noviembre fue aceptada esta oferta de las Hijas de la Caridad. Después de varias razones, recordando los días de Sigüenza, se determinó estable­cerla en Guadalajara. Vistas distintas posibilidades se opta por la compra del anti­guo convento de Concepcionistas, del que era propietario, desde 1862, don Fer­nando Güici.

El 8 de diciembre de 1910 se inaugura oficialmente la residencia. Su primer superior fue el P. José Mª Fernández. La Comunidad la formaban, además del anterior, los PP. Anacario Pérez, Jesús Tobar, Luciano Martínez y Tomás Romero y tres Hermanos Coadjutores. Desde 1911 a 1921 cumplió los fines de una apostólica general, es decir, en ella se hacían los cursos de Humanidades. Desde 1921 hasta su cierre en 1936, fue destinada para Central terminal de todos los estudios de Humanidades (las demás quedaron como primarias y elementales) quedando sus actividades centradas en los cursos tercero y cuarto de humanida­des, pasando de aquí al Noviciado.

En 1911 se abre, igualmente, una Escuela de Primera Enseñanza Graduada para cuantos niños lo desearan y funcionará hasta 1920. Posteriormente (1925) se abrirá un Cole­gio de segunda enseñanza para, con los ingresos, ayudar al sostenimiento de la Escuela Apostólica.

Los superiores entre 1928 y 1936 fueron los PP. Agustín Mendívil, José María Aparicio y Gregorio Sedano. El P. Sedano dio un impulso notable a la formación integral de esta Apostólica. Abrió el campo de nuevas experiencias que dieron favorable resultado. Durante la segunda República estuvo aquí hospedado el Cardenal Segura y de aquí salió para el destierro.

En 1936, después de las elecciones de febrero, toda la Comunidad de apostó­licos se trasladó a Murguía para evitar mayores males. Quedaron únicamente los PP. Ireneo Rodríguez, Gregorio Cermeño y Vicente Virumbrales, con el Hermano Narciso Pascual, que el 6 de diciembre fueron martirizados. Previamente, el P. Ireneo, febrero-julio, culminó la venta de la finca.

Lodosa (1914-1924) (NAVARRA)

Don Romualdo Oroz, sacerdote y párroco de Lumbier, deja a su hermana Sor Simona, Hija de la Caridad, superiora de Viana (Navarra), una cantidad para que la haga llegar al P. Eladio Arnaiz, Visitador de los Paúles, a fin de fundar una casa de la Congregación en Nava­rra. El capital no es suficiente y las hermanas Sor Carmen y Sor Petra Ezcurra, también Hijas de la Caridad y naturales de Lodosa, la aumentan.

El 23 de enero de 1914 salen de Madrid, acompañados por el P. Horcajada, los componentes de la nueva Comunidad, PP. Eustaquio Caño, como Superior, Guillermo González, Cecilio Nuño, Buenaventura Antón y Ángel Sedano, con los Hermanos Sedano y Marcos. La inauguración de la residencia tuvo lugar al día siguiente.

Se hacen cargo de las clases de religión y catecismo en la escuela nocturna; uno de los misioneros dirige la escuela dominical; predican novenas y sermones y dan Ejercicios Espirituales a las Hijas de la Caridad. Las campañas misioneras las inician el año 1915, siendo su primera bina la formada por los PP. Nuño y Antón. Un sencillo pero hermoso Libro de Misiones da testimonio de este trabajo.

La apertura de la casa de Pamplona en 1922 significó (aunque oficialmente no se levanta hasta 1924) el cierre de esta casa. Este mecanismo de “traslado” campo-ciudad será una constante en bastantes de la fundaciones de la Congregación.

Puerto de la Luz (1928-1956) (GRAN CANARIA)

En 1928 se traslada a esta nueva fundación la Comunidad de Las Palmas. Se ubican en la iglesia de Nuestra Señora del Pino, en Puerto de La Luz, capellanía de los Antúnez. La comunidad la forman los PP. Ismael Marqués, Restituto Trepiana, Luciano Oroz, Agustín Ansótegui y Epifanio García junto con dos Hermanos Coadjutores.

En 1940 Monseñor Pildain la erige en parroquia, que la confía a la propia Congregación. La fundación se levanta en 1956 por presiones de don José Espino, capellán vitalicio de los Antúnez desde antes.

Por conservar la memoria de los superiores de esta fundación ponemos a con­tinuación sus nombres: Jaun Jaume (1894), Gabino López (1895), Restituto Trepiana (1899), Ismael Marqués (1924), Tomás Romero (1927), Bonifacio González (1933), José María Merino (1938), Daniel Lodosa (1942), Teodoro San­tos (1948) y Miguel Gómez (1951).

Parroquia de “La Merced” de Teruel (1943-1947) TERUEL

El día 1 de enero de 1943, a petición del Vicario Administrador Apostólico D. Roque Escuder, la Congregación se hizo cargo de la Parroquia de “El Salvador de la Merced”. Como el edificio había quedado destruido durante la guerra civil, la Comunidad tuvo que instalarse en la iglesia filial de “San Miguel Arcángel”. El P. Marqués, que desde 1939 trabajaba en El Ensanche también llamado en aquel entonces barrio de La Milagrosa, pasó a vivir a San Miguel con los Padres Lozano (Superior) y López G. Un mes más tarde llegaron los PP. S, Carballo y Pérez Ruesta con un Hermano Coadjutor. Esta Parroquia, de corte tradicional en capital pequeña de provincia, fue entregada al Obispado el año 1947 cuando ya estaba funcionando la de La Milagrosa del Ensanche.

  1. Nombre con que se conoce a los Operarios Misionistas de la Congregación de Aragón, importante movimiento de renovación pastoral surgido en Aragón en los comienzos del siglo XVIII, extendido luego por el resto de España. Fueron fundados por Francisco Ferrer y Galienas, más conocido por «el Doctor Ferrer», o «el Venerable Ferrer». Este aragonés ilustre, llamado en su tiempo «el Apóstol de Aragón», considerado como el San Vicente de Paúl español, nació en Monesma (H.) el 24-VII-1667. Estudió en el colegio de San Vicente de Huesca, en cuya Universidad obtuvo el grado de doctor. Ocupó altos cargos eclesiásticos en la diócesis de Lérida, a los que renunció para dedicarse por entero a misiones populares.

    El año 1711 fundó, con cinco sacerdotes, la Congregación de Operarios Misionistas en el Santuario de Nuestra Señora de la Bella, en Castejón del Puente (H.). La Congregación actuó tan eficazmente que mereció el decreto de alabanza del papa Benedicto XIII (29-I-1727) y la aprobación definitiva del papa Clemente XII por la bula Militantis Ecclesiae (6-XI-1731). La aprobación pontificia ocasionó grandes festejos populares en muchos pueblos de Aragón.

    La obra principal del Dr. Ferrer y que más cuidaron los operarios misionistas fueron los Seminarios Sacerdotales, llamados también Seminarios Episcopales, distintos de los Seminarios Conciliares. El primer Seminario Sacerdotal, cuna y origen de todos los que fueron apareciendo en España, fue el de Nuestra Señora de la Bella, fundado el año 1714. El año 1719 aparece el segundo, en Nuestra Señora de la Jarea, en Sesa (H.) y sucesivamente surgen los de Belchite, San Carlos de Zaragoza, Misioneros de San Javier de Escatrón, Villavieja de Teruel, la Cigüela de Torralba de Ribota (Z.), etc. De todos éstos, salvo el de San Carlos de Zaragoza, no quedan más que ruinas, testigos elocuentes quizá de un Aragón descuidado de sus propias glorias. Los operarios misionistas, con el P. Ferrer, fundaron el Seminario del Salvador del Mundo de Madrid, a instancias del cardenal Astorga, y posteriormente los de Orihuela y Murcia.

    En torno a los Seminarios Sacerdotales surgieron «Congregaciones Abiertas de Sacerdotes del Salvador del Mundo» (1711), de «Jesús en el Desierto» (1723), de «Seglares del Buen Retiro» a quienes dio unas Constituciones interesantes, editadas en Barcelona en 1732. La obra del Venerable Ferrer se extendió por Aragón, Cataluña, Castilla, Galicia y Levante. Los operarios misionistas eran solicitados por todas partes. Fueron los auténticos reformadores del clero y de la pastoral en el siglo XVIII. Ellos renovaron la decadente predicación de la época, tan recriminada por Mayáns. Formaban equipos volantes, sin votos, pero con total disponibilidad. Su originalidad era conjugar el espíritu religioso más observante con un acendrado diocesanismo y servicio a las iglesias locales. Estos equipos volantes fueron una revolucionaria novedad pastoral en un tiempo en que la mayoría de clérigos ambicionaba puestos fijos, cargos y beneficios inamovibles.

    El Doctor Ferrer murió en el Santuario de Nuestra Señora de la Jarea de Sesa (H.), el 18-VIII-1746, a tiempo para no ver las primeras dificultades serias de su obra, que lentamente fue extinguiéndose en su organización formal, aunque sobrevivió y sobrevive en el espíritu recogido por otras instituciones. Los operarios misionistas de la Congregación de Aragón cumplieron una misión histórica importante, digna de ser más conocida y mejor apreciada.

    • Bibliog.: Iguacen Borau, Damián: El Padre Ferrer y los Operarios Misionistas de la Congregación de Aragón. Arbiol, Antonio: Vocación Eclesiástica; Zaragoza, 1726. Martín Hernández, Francisco: «Los Sacerdotes Píos Operarios, reformadores del clero español en el siglo xviii»; Seminarium, vol. 6, n.° 11, Salamanca, 1960. Id.: «Los Seminarios españoles en la época de los primeros Borbones (1700-1808)»; Hispania Sacra, vol. 12, n.° 24, Madrid, 1959.  

Mitxel Olabuénaga, C.M.

Sacerdote Paúl y Doctor en Historia. Durante muchos años compagina su tarea docente en el Colegio y Escuelas de Tiempo Libre (es Director de Tiempo Libre) con la práctica en campamentos, senderismo, etc… Especialista en Historia de la Congregación de la Misión en España (PP. Paúles) y en Historia de Barakaldo. En ambas cuestiones tiene abundantes publicaciones. Actualmente es profesor de Historia en el Colegio San Vicente de Paúl de Barakaldo.

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