Honduras: Consecuencias del terremoto del 28/05 (4ª Parte)
III.-Respuestas a las necesidades primarias de la población
Los Misioneros y las Hijas de la Caridad se pusieron en marcha, tan pronto como se produjo el terremoto, para responder a las necesidades primarias de las personas afectadas.
Los Misioneros salieron inmediatamente de la casa para, junto con el administrador de las Obras Sociales, acudir al Hogar de Niños y al Hogar de Ancianos. Con linternas, trasladaron inmediatamente a los niños del Hogar San Ramón al lado de las Hijas de la Caridad en el Centro San Martín, permaneciendo a su lado el resto de la larga madrugada hasta que la luz del día permitió recorrer los barrios y comenzar a comprender la magnitud de los daños.
El mismo día 28 de mayo, la Oficina de Acción Social Parroquial inició la coordinación con los Agentes de Promoción Humana de cada una de las zonas y comunidades de la Parroquia para dar respuesta a las necesidades básicas. Se distribuyeron víveres (frijoles, arroz, maíz, harina) a las personas que lo habían perdido todo y se les facilitaron medicinas y transporte. En los días y semanas sucesivos, una vez hecha la evaluación, la misma Oficina de Acción Social Parroquial, contando también con la Municipalidad de Puerto Cortés, Cruz Roja Hondureña y Alerta Temprana, ha ido respondiendo a las necesidades de reconstrucción de viviendas dañadas de personas o familias de escasos recursos (ancianos, enfermos, madres solas…).
Para hacer frente a estas necesidades primarias de la población, la Oficina de Acción Social Parroquial ha contado con el apoyo inestimable de la Compañía de las Hijas de la Caridad (mediante donativo enviado directamente desde la Casa Madre a la comunidad de Hijas de la Caridad de Puerto Cortés para su directa gestión a favor de los más afectados) y de una partida extraordinaria del Fondo de Acción Social y Evangelización de la Congregación de la Misión de la Provincia de Zaragoza.
El informe elaborado por la Oficina de Acción Social Parroquial a mediados de septiembre de 2009 recoge la satisfacción por haber podido responder a las necesidades básicas de las personas y familias afectadas y por haber encontrado la colaboración decidida de los miembros de las comunidades eclesiales, muchas veces olvidándose de sus propias necesidades a favor de los más necesitados.
Los Misioneros, las Hijas de la Caridad y todos los agentes de Pastoral de la Parroquia han realizado además un importante trabajo durante estos meses: animar la solidaridad, favorecer la esperanza, fortalecer el compromiso de todos, de modo que el terremoto no sea una tragedia sino una nueva oportunidad para la comunión, para la justicia, para la formación integral, para la paz en el respeto y en el amor cristiano.
Atendidas las necesidades primarias de la población, mientras las autoridades locales y las empresas productivas tratan de restaurar la situación anterior al terremoto, también nuestra Misión debe plantearse seriamente la rehabilitación de las infraestructuras dañadas.
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