Javierada’19 del Colegio San Vicente de Paúl de Barakaldo
JAVIERADA 2019
La javierada de este año, más misionera que nunca,
con su lema: “ENVIADOS”
Nuestra javierada comenzó el viernes, ocho de marzo, hacia las seis de la tarde, en las puertas del colegio. Desde allí, los participantes de este año, treinta y dos personas, entre alumnos, profesores, y padres; nos dirigimos en coches hacia Pamplona.
Los PP Paules tienen un colegio en el centro de la ciudad: la plaza de los Fueros, donde nos alojamos la primera noche. A nuestra llegada, el P. Luis Miguel Medina nos esperaba, para facilitarnos el alojamiento.
Aprovechamos para saludar a los demás integrantes de la comunidad: el P. Tomás Chocarro (que hace unos años estuvo en Barakaldo) y otros dos sacerdotes, desde aquí os mandamos, un abrazo fuerte y un agradecimiento de corazón por vuestra cariñosa acogida.
Después de distribuir las habitaciones, cenamos todos juntos en el comedor, compartiendo lo que habíamos llevado desde casa.
Finalizada la cena, visualizamos un video que nos acercó a la vida de San Francisco Javier, patrono de las misiones y de la juventud, y que nos explicaba también, el sentido de las javieradas.
Nos retiramos pronto a dormir, nos esperaba un día intenso. Se había formado ya un ambiente estupendo y mucha expectación por parte de los nuevos peregrinos.
A la mañana siguiente, tras un buen desayuno, nos dirigimos hacia el comienzo de la peregrinación.
Llegamos al punto de partida, Induráin, y bajo la torre de la iglesia, recitamos juntos la oración de los peregrinos. En esta oración, pedimos que Jesús sea nuestro compañero de camino, que esta javierada nos ayude a conocerlo más y tener el valor de San Francisco Javier.
A las ocho de la mañana, comenzamos a caminar. El tiempo fresquito y la emoción de la salida, animaba a andar ligero. El paisaje de este primer trecho del camino transcurre por unas pistas rodeadas de montañas.
Sobre las diez de la mañana, los peregrinos llegaron a Lumbier dónde descansaron, reponiendo fuerzas con un pequeño hamaiketako: bocatas, bebidas y fruta.
Después de este descanso, empezaba la parte más impresionante del camino: la Foz de Lumbier, un interesante cañón excavado por el rio Irati, en la roca caliza de las proximidades de la sierra de Leyre.
Llegamos a Liédena, punto medio del recorrido, donde aprovechamos para comer un poco de fruta, juntarnos todo el grupo y repartir los bocatas para proseguir la marcha.
El camino hacia Sanguesa transcurría por carretera, teníamos que ir por el arcén y en grupos pequeños. Cuando nos quedaban siete kilómetros para llegar a Javier, nos paramos en una campa a comer los bocatas todos juntos.
Tras esta parada importante de descanso y reposo, emprendimos el tramo final hacia Javier, rodeados de peregrinos de todas las edades, distintas procedencias e incluso diferentes medios de transporte: peregrinos en bicicletas y montados a caballo.
A las cinco de la tarde, en la rotonda de Javier, dónde se aprecia gran parte del castillo, nos volvimos a esperar, para llegar, todos juntos, a nuestra meta: Javier.
Desde allí, nos encaminamos al albergue, este año un albergue enorme, compartido por diversos grupos. Antes de cenar, en la capilla, pudimos recoger las vivencias del día, rezamos todos en comunión, y repartimos, novedad este año, una credencial por haber terminado la peregrinación.
A la mañana siguiente, después de desayunar y recoger, nos encaminamos hacia la explanada del castillo.
A las diez de la mañana comenzó la eucaristía, presidida por el arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Francisco Pérez, acompañado de varios sacerdotes.
En su homilía, el arzobispo subrayó que en octubre de este año se recordará de manera especial a los misioneros, y “todo bautizado lo es”. “Tenemos 12.000 razones para dar gracias a Dios”, dijo de los misioneros españoles por el mundo. Centró después sus palabras en el tiempo de Cuaresma que había comenzado solo tres días antes, y en los tres modos de vivir que “debemos afrontar”, con la oración, el ayuno y la limosna.
Después de la celebración, visitamos la estatua del santo, situada en una pequeña colina; aprovechamos para hacernos la foto final de grupo en el cartel de Javier, y con un tiempo inmejorable, emprendimos la vuelta a casa.
Hemos finalizado la peregrinación, pero iniciamos nuestro envío, con la misión de bautizados: llevar la buena noticia del evangelio y convertirnos de corazón en esta cuaresma, camino hacia la Pascua.
Os deseamos una feliz cuaresma y que todos, en este tiempo, podamos ser auténticos misioneros.
Begoña Gorostiaga.
Coordinadora de pastoral.
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