Fiesta de Santa Luisa de Marillac en Albacete

Reunión previa de preparación.

Después de más de un año que no podíamos reunirnos por causa de la pandemia, por fin, convocamos a todos los representantes de las distintas ramas de la FV a una reunión, que tuvo lugar el miércoles, 5 de Mayo, en nuestra casa de Paúles La finalidad principal era preparar bien la celebración de Santa Luisa para el domingo 9, a las 7 de la tarde, en nuestra parroquia de San Vicente de Paúl. 

Venciendo todos los miedos, esta reunión tuvo una asistencia por encima de lo normal, a pesar de que algunos habituales no pudieron asistir por causas de salud o de viajes. Parecía que había hambre de reunirnos, después de tanto tiempo sin vernos. Y el ambiente que se creó era de ilusión y alegría, que se significaron en unas expectativas y propuestas nuevas de colaboración conjunta en proyectos de cara al futuro.

Repartidas las participaciones de los distintos grupos en la Eucaristía del domingo, se dio opción a una información de la vida de las ramas de la FV durante la pandemia. Con satisfacción, constatamos que no habían estado del todo paradas, simplemente se habían reducido considerablemente las actividades, debido a las dificultades de reunión y actividades presenciales.

Lo más significativo de esta reunión fue que había ganas, ilusión, euforia de cara al futuro de la FV en Albacete. Al calor de este ambiente nacieron iniciativas de vida nueva. Tales son, por ejemplo, las siguientes:

  • Sustituir el piscolabis al final de la eucaristía, por prudencia, por una colecta en favor del economato solidario. Esta colecta se podía hacer directamente en la eucaristía o a través de ingreso directo en la cuenta bancaria del Economato.
  • Celebrar una fiesta de despedida de curso a mediados de Junio, como es habitual entre nosotros
  • Aprovechar al máximo la utilización del nuevo centro de acogida de emigrantes, recientemente inaugurado, para reuniones, incluso celebraciones, de la FV, sobre todo en verano.

Eucaristía.

A pesar de que era domingo y algunos ya había participado en la eucaristía de sus parroquias por su implicación en ellas, la asisten fue más que considerable, estando representadas todas las ramas de la Familia. 

Los cantos vicencianos, bien elegidos, fueron bien ejecutados por el pequeño grupo de instrumentalistas, y bien cantados por la asamblea. Se respiraba alegría y mejores deseos, envueltos en miradas y gestos de unión, amistad y esperanza. 

La homilía destacó los rasgos fundamentales de Santa Luisa, pero también la actualidad del carisma vicenciano, presente en todo el mundo, y palpitante de 

vida en nuestros barrios de la periferia de Albacete, más allá de las respuestas contabilizables de los feligreses que nos ha caído en suerte.

Si Luisa no hubiera sido lo que es sin San Vicente, tampoco Vicente hubiera sido el gran Santo del gran siglo francés, sin Luisa de Marillac. Ella participa de manera destacada en la grandeza del carisma vicenciano, palpitante de vida en el mundo actual y, más concretamente, en nuestros periferias de Albacete.

Los dos, al unísono, en perfecta simbiosis espiritual, transforman el concepto de la vida consagrada, inauguran un nuevo sentido de la vida consagrada de la mujer al servicio del pueblo cristiano, y más específicamente al servicio del pobre. Ellas, las mujeres hambrientas de Dios y de servicio a los hombres, ya no reducirán su espacio vital al convento de clausura, sino que “tendrán por casa las calles y las casas de los enfermos a los que tengan que atender; y serán capaces de dejar la oración por atender, con cariño maternal, a los pobres y enfermos, dejando a Dios por Dios”, en expresión apasionada de San Vicente.

No faltó un elogio especial al trabajo abnegado y callado de las Hermanas en Albacete, que regentan ya tres pisos de acogida de emigrantes y acaban de inaugurar otra cuarta casa rural para su acogida. Este cuarto centro de acogida de emigrantes, que acaba de inaugurarse, servirá además de centro de encuentros para niños y jóvenes; también para la entera familia vicenciana de Albacete, en determinadas circunstancias.

Al final de la misa, en la acción de gracias, hubo testimonios llenos de gratitud, que contagiaron ganas nuevas de ser fieles al carisma vicenciano, en el servicio cada día más entregado a los pobres que Dios ha puesto en nuestras manos, en nuestra pequeña y querida parcela de Albacete. 

Y de vuelta para casa, todos nos llevamos, nuevas sonrisas de estrenos y de ganas de vivir con fidelidad el carisma vicenciano.

Félix Villafranca, C.M.

David Carmona, C.M.

David Carmona, Sacerdote Paúl, es canario y actualmente reside en la comunidad vicenciana de Casablanca (Zaragoza).

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