¡Llovizna el corazón!
Amanece un «día de perros» (aunque, propiamente, se refiera a «mucho calor»). No es el caso. Lluvia (llevamos varios días), viento (otros tantos) y frío (hoy cumplimos un mes del invierno). Sólo quedan dos…. ¡Menos mal!… Comienza la amananecida del día de San Vicente, mártir y patrono (entre otros lugares) de la Anteiglesia de Barakaldo. Festividad sin «importancia» social. Se limita a nuestro vecino barrio (encharcado por todas partes). Nosotros tenemos fiesta escolar. Mañana el «preceptivo» puente. No está nada mal. Aprovecharemos para desplazarnos a Donosti (II reunión de la zona norte). Echaremos en falta a las recientemente abolidas (según el BPZ) comunidades de Astrabudúa y Murguía. ¡Todo pasa, todo queda!
Lleva esta Comunidad dos semanas enfrascada en el «Documentum Laboris» remitido por la CPAP. Caen inmisericordes las reuniones cada lunes, miércoles y viernes. No sobrepasan los sesenta minutos. A estas horas hemos finiquitado el convulso cuestionario de la Asamblea General. Nos debatimos con el correspondiente a la Provincial (Líneas que quieren ser Operativas pero que dejan al «enfermo», real o imaginario, sin esperanza de recuperación). Posiblemente terminemos en dos sesiones. Mañana, viernes, tendremos la sugerida «comunicación» de experiencias. Como no podía ser de otra forma también hemos preparado la reunión de zona. ¡Casa de formación!… Azota la ventisca en el cristal. Levanta (¡desafortunada expresión!) el día. No cantan los gallos… ¡con lo bien que estarán acunados bajo el ala de alguna gallinita!
La ausencia de la comunidad de Murguía rondó mi corazón el pasado Domingo (día 18). Escribió el sr. Superior en la «pizarra oficial» una expresiva Nota: «Excursión a Murguía. Salida a las 16:00. Vuelta para la cena». ¿Excursión?… Llenose el «carro» con cuatro «de la fama». El notificador, los dos lectores estudiantes y el secretario. Frío. Nieve en Oro. Subimos. Aire gélido. Ni ganas de un café. Apetece el más cálido asiento. A las 17:00 entramos en la casa. ¡Hadas! ¡Ah de la Comunidad!… Nadie responde pero ahi están los amplios pasillos, la sala disponible, la cocina preparada, la capilla acogedora… Faltan las personas… Nostalgia tras los cristales… Un cierto grado de enfado por las formas… La «excursión» se centra en las «bibliotecas». Los cientos de libros acumulados durante más de un siglo recaban de selección, discernimiento y solución. Especialmente interesantes son los propios de la casa provenientes de sus diversas etapas educativas. Damos por finalizada la tarea a las 20:00 horas. El trabajo deberá continuar unos cuantos días. Quedan las brujas señoreando la casa. Quizá hasta el fantasma del «abuelo Jacinto» se dé unos paseos envuelto en su amplia dulleta, acompasando el caminar con alguno de sus «palos», golpeando la pantalla televisiva, oteando la apertura castrista… ¡Quizá!. Su huella permanece en abundantes libros. Se cierra la puerta, el portón de siempre, roble del Gorbea (que diría don Luis -Ircio-). Apenas nos despide una luz. Llovizna el corazón. Difícil de entender desde las antípodas provinciales. Llegará la primavera.
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