La fecha de fundación de la C.M. se remonta al 25 de enero del año 1617, según su propio fundador, Vicente de Paúl. En 1633 era aprobada por el papa Urbano VIII mediante la bula Salvatoris Nostri.
La C.M. llega a Barcelona (España) en 1704. Doscientos años más tarde, en 1902, la Provincia Española de la C.M se divide en dos: Barcelona y Madrid. Esta última, a su vez, se divide en tres, el año 1969:-Madrid, Salamanca y Zaragoza. Actualmente conforman la Congregación de la Misión en España cuatro Provincias Canónicas: Barcelona, Madrid, Salamanca y Zaragoza.
A comienzo del Tercer Milenio, la C.M. en España suma entre las cuatro Provincias la cifra de 421 misioneros incorporados y 18 más admitidos, como puede verse en el Catálogo General de Provincias, Casas y Personas de la Congregación de la Misión, del año 2001, distribuidos en esta proporción: Provincia de Barcelona, 57 misioneros; Provincia de Madrid, 146 misioneros; Provincia de Salamanca, 111 misioneros; Provincia de Zaragoza, 125 misioneros. El número de casas canónicas asciende a 69: 10 para la Provincia de Barcelona; 17 para la Provincia de Madrid; 21 para la Provincia de Salamanca y 21 para la Provincia de Zaragoza. Alguna de esas casas acoge, en su enfermería, a los misioneros enfermos o impedidos.
La edad media del conjunto de los misioneros gira en torno a los 62’50 años. Más detalles de estadística pueden verse en el Catálogo citado o en los Catálogos de cada Provincia donde constan las direcciones y ministerios a que se dedican cada uno de los misioneros y de los adscritos a casas determinadas. La Casa Central de cada Provincia radica en la capital que lleva el nombre de dicha Provincia: Barcelona, Madrid, Salamanca y Zaragoza. Sólo el Seminario Interno es interprovincial. Las demás casas de formación -filosofía y teología- están ubicadas en su respectiva Provincia, donde los estudiantes reciben la enseñanza académica en distintas Universidades.
La dedicación ministerial y pastoral de los misioneros varia mucho: parroquias urbanas y rurales, iglesias de culto, misiones populares y ad gentes, capellanías, colegios, Universidades y casas de formación, ejercicios y retiros espirituales, dirección de movimientos laicales vicencianos y otras tareas apostólicas, como pueden ser el ministerio con dedicación total o parcial a la pastoral de emigrantes dentro o fuera de España, gitanos, encarcelados, enfermos de sida y casas de acogida.
Aunque todas las Provincias se rigen por las mismas Constituciones, aprobadas por la Sagrada Congregación de Religiosos e Institutos Seculares el 29 de junio de 1984, cada una tiene sus propias Normas Provinciales. Aparte de esas pequeñas diferencias que pueden darse entre una y otra Provincia, a todas las identifica el mismo espíritu y carisma vicenciano. Los misioneros no tienen otro lema que el de evangelizar a los pobres: «Evangelizare pauperibus misit me», palabras que circundan su escudo en el que está representado Jesucristo evangelizador de los pobres.
Cada Provincia tiene, igualmente, su propio Proyecto Provincial, como también cada comunidad local, con la aprobación de su Visitador y Consejo. Existen pocas obras comunes, sostenidas por las cuatro Provincias de misioneros; alguna de ellas requiere la participación y aprobación de la Conferencia Mixta de Visitadores y Visitadoras de las nueve Provincias de las Hijas de la Caridad de España. Cuando se cree necesario o conveniente, la obra de las misiones populares es realizada por misioneros de distintas Provincias, sean clérigos, seglares o Hijas de la Caridad. Pero la obra más excelente la realizan en las Misiones Internacionales, a las que se apuntan respondiendo a las llamadas del Superior General, o en las Misiones que sostienen cada Provincia, de manera particular: Barcelona y Zaragoza, en Honduras; Madrid, en Madagascar; Salamanca, en Mozambique.
Tomado de un artículo de Antonio Orcajo c.m., Anales de la C.M., Mayo-Junio, 2001
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