Manuel de Unciti, maestro de periodistas, fallece a los 83 años

Manuel-Unciti-G‘Nulla die sine linea’. Manuel de Unciti y Ayerdi, Manolo a secas para la mayoría, llevó su compromiso de escribir casi hasta que emitió su último suspiro. Con una vida a caballo entre San Sebastián y Madrid, falleció ayer en esta última ciudad, rodeado de sus «jóvenes universitarios», a los que se entregó por completo hace casi cincuenta años en un curso ininterrumpido de periodismo y humanismo cristiano. Sacerdote y periodista, había cumplido 83 años el pasado miércoles, 1 de enero, y pese a los achaques continuos de una agresiva enfermedad, mantenía con absoluta lucidez encendidos debates sobre las matanzas en Siria o la incipiente revolución del Papa Francisco.

Genio y figura. Manolo se había formado para el ministerio sacerdotal en los seminarios de Vitoria y San Sebastián, su ciudad natal. Se ordenó sacerdote el 29 de junio de 1954 y luego amplió estudios en Roma y París. Se especializó en Misionología, lo que le acreditó para ser secretario nacional de Obras Misionales Pontificias durante 35 años, algunos de ellos junto a su amigo monseñor Larrauri. Desde esta institución dirigió las revistas ‘Iluminare’ y ‘Pueblos del Tercer Mundo’, en las que muchos aprendices de periodistas nos fogueamos con un cristianismo comprometido y progresista. «La verdad aunque duela», nos repetía Unciti.

Fue durante muchos años profesor de Deontología Profesional y de Teoría de la Comunicación en la Escuela de Periodismo de la Iglesia. Durante 20 años compartió sus conocimientos sobre Doctrina Social con las Juventudes Marianas Vivencianas en la Escuela Nacional de Catequesis, al tiempo que recorría España impartiendo conferencias.

 Y siempre le quedaba tiempo para escribir libros. Su firma se encuentra en títulos como ‘Amaron hasta el final’, ‘Tercer Mundo, injusticia y denuncia’, ‘África en el corazón’, ‘Sangre en Argelia’, ‘Juan de Mata al vivo’ o ‘Teología en vaqueros’. Y en miles de crónicas y artículos en cabeceras como ‘Ya’, ‘Vida Nueva’, ‘Sal Terrae’, ‘Ecclesia’, ‘Exodo’, ‘Cáritas’, ‘Familia Cristiana’, ‘Misión Abierta’ o ‘Reinado Social’. También en las páginas de El CORREO. Un periodismo riguroso, documentado y honesto, desde la independencia, lo que le reportó no pocos disgustos con algún sector de la jerarquía.

Espíritu crítico

Pero la auténtica pasión de Manolo fue la residencia Azorín, primero Luis Vives, en la que han vivaqueado más de doscientos universitarios. Primero, de distintas disciplinas, luego, solo de Periodismo. Fue su alma y mentor, y la dedicó tiempo, esfuerzo y dinero durante más de cuarenta años. Muchos de aquellos periodistas desarrollan hoy su labor en decenas de cabeceras de la prensa escrita, de la radio y de la televisión. También hay antiguos azorinianos en el mundo del cine, como es el caso de Imanol Uribe o Javier Aguirresarobe, quien inmortalizó la figura del cura Unciti en su mágico visor.

Maestro de periodistas con largas e interminables tertulias más allá del amanecer. Y con inolvidables visitas de testigos privilegiados de la actualidad sociopolítica y religiosa. Desde el padre Llanos hasta monseñor Iniesta, el obispo rojo de Vallecas, pasando por el teólogo Miret Magdalena o el filósofo y abogado Joaquín Ruiz Giménez. Enemigo de la televisión, impulsaba los debates para agudizar el espíritu crítico y el pensamiento libre. «Me habéis ayudado a radicalizar mi fe y a expresarla con palabras muy llanas», agradecía. Y creó escuela.

Tomado de www.elcorreo.com

Mitxel Olabuénaga, C.M.

Sacerdote Paúl y Doctor en Historia. Durante muchos años compagina su tarea docente en el Colegio y Escuelas de Tiempo Libre (es Director de Tiempo Libre) con la práctica en campamentos, senderismo, etc… Especialista en Historia de la Congregación de la Misión en España (PP. Paúles) y en Historia de Barakaldo. En ambas cuestiones tiene abundantes publicaciones. Actualmente es profesor de Historia en el Colegio San Vicente de Paúl de Barakaldo.

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1 respuesta

  1. Luis Laborda dice:

    No sé si en alguna de nuestras distintas comunicaciones ha aparecido la noticia de la muerte de Manuel de Unciti que durante tantos años fue profesor en Benagalbón.
    De momento, quiero dejar constancia de ello y agradecer a Dios su aportación a mi vida y a la de tantos catequistas que han recibido de él un empujón misionero sin paliativos y decisivo.
    ¡Gracias por tu vida, Manuel!

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