Misión en La Gomera (PARTE III)
No sé si son mis raíces, pero lo que sí está claro es que la isla de la Gomera tiene mucha relación con Tenerife. La isla colombina por donde pasó Cristóbal Colón por el año 1492, antes de llegar a las Américas y conquistar el nuevo mundo, tiene su propia idiosincrasia como las otras siete islas que forman el archipiélago canario.
La Gomera es tierra de pescadores y agricultores, gente sencilla y amable que han hecho de su isla un lugar donde se puede vivir muy bien. Sus ancestros y generaciones pasadas han sabido cultivar el folclore gomero, donde los tambores, las chácaras, los romances del sigo XVI, y el silbo hacen de aquella isla canaria un paraje extraordinario.
La isla colombina tiene laderas, barrancos, fauna, flora, el parque nacional de Garajonay, el contraste de los microclimas, playas, montes… pero, sobre todo, tiene la diversidad de un clima espléndido y una gastronomía insuperable, e incluso se ve mejor el Padre Teide desde la Gomera, que desde Tenerife.
Para mi sorpresa, la experiencia en la Gomera ha sido muy enriquecedora para mi vocación misionera. Han sido muchos los momentos vividos en la misión en el contacto de la Virgen de Guadalupe (Patrona de la isla) con la gente sencilla y humilde. He intentado vivir al estilo de S. Vicente en mis predicaciones, confesiones y encuentro con la gente, con un lenguaje sencillo.
Llegué a la Gomera el día 17 de noviembre; y al día siguiente, el P. Mikel Sagastagotia me pasó el testigo de la Misión. Desde el primer momento me puse a disposición de Héctor (párroco de Agulo y de Hermigua) en el barrio de las Rosas.
Los encuentros han sido diversos y enriquecedores en las distintas parroquias a las que llegábamos con la Virgen: la oración de la mañana, confesiones, la visita de los alumnos de los dos colegios a la parroquia, visita a los enfermos, café con María, la Eucaristía, visita a la Residencia de Mayores de Hermigua, encuentros en la oración de la noche… y todo ello acompañando el paso de la Virgen por los municipios.
He podido descubrir el gran cariño y la devoción que los gomeros le tienen a su patrona, la Virgen de Guadalupe. A cada paso que daba la imagen, allí acudía la gente. Muestras de afecto y cariño al paso de la Patrona deleitaban a la Virgen. Se acercaba hasta ella mucha gente que ha sufrido enfermedades, muerte de familiares cercanos, e incluso madres con sus niños recién nacidos.
La gente cantaba el himno con un sentimiento grande. El gozo del pueblo era unánime allí donde llegaba la morenita de Puntallana.
Quiero expresar mi agradecimiento al párroco y a la gente de Agulo y Hermigua por la acogida tan calurosa que me brindaron durante mi estancia en la Gomera. Personas así son las que nos ayudan a seguir creciendo en la vocación, con su sencillez y su forma de vivir la Fe. No necesitamos de eruditos. Necesitamos de personas que quieran seguir a Jesucristo Y necesitamos vocaciones de nuevos misioneros que puedan seguir evangelizando como lo hizo en su día S. Vicente, entregándose a la gente del campo.
Virgen de Guadalupe, patrona de los Gomeros, ruega por nosotros, por nuestras misiones y sobre todo por nuestras vocaciones. Amén.
Aarón Delgado, C.M.
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