Misión en Medina, Honduras

Llega octubre a Cortés y el calor afloja un poco. Llegan las primeras lluvias, aunque tímidas este año. Nos dan cuatro días de feriado nacional, lo que se conoce como la “semana Morazánica”. Una medida del gobierno en los últimos años para fomentar el turismo nacional y remover la economía, juntando varias festividades que caen en el mes de octubre. Entretanto, el país está ahogado por una sequía histórica que hace estragos; pérdida de cosechas, desabastecimiento de agua, el ganado se muere de sed… El flujo migratorio hacia el norte sigue. Así no hay futuro. Desplazados climáticos. ¿Entenderá Trump? Aquí el presidente reza para que no llueva en el feriado, no sea que moleste a los turistas.

Por mientras (como se dice aquí), la parroquia se prepara para un tiempo de misión. Tiempo propicio. Si el bolsillo no alcanza para salir de viaje siempre se puede ir a la Iglesia. Los niños, sin clase en estos días, son el motor de la misión. Ponen el entusiasmo, la alegría, y atraen a sus padres.

Tras la experiencia de misión del año pasado en el sector Mar de la parroquia, nos lanzamos este año a misionar el sector Medina; una zona semi-urbana, que incluye siete comunidades. La mayoría bastante asentadas; alguna, como Planes de Medina, de creación más reciente. Sentíamos cierta debilidad en este sector, cierto acomodamiento y falta de agentes de pastoral. Así que, escuchando el llamado del papa Francisco, quisimos ponernos manos a la obra, en salida, e ir a buscar a nuestros hermanos alejados o desanimados.

La preparación de la misión ha sido clave. Durante tres meses hemos vivido el tiempo de la “mirada misionera”. Un equipo de catorce laicos han visitado las comunidades cada quince días, reuniéndose con el consejo, los agentes de pastoral y otros hermanos que querían acercarse. Cada comunidad se ha hecho cargo así de su realidad, viendo sus debilidades y fortalezas, y proponiéndose sus propios objetivos de cara a la misión. Han evaluado también cómo están en los distintos ámbitos de la vida comunitaria: catequesis, comunidades eclesiales de base, jóvenes, liturgia, acción social, etc. También se hizo un esfuerzo grande para dar a conocer la misión; con carteles, marchas por las calles, visitas, distribución de trípticos, etc.

El tiempo fuerte de misión ha durado una semana, pero ha sido realmente intenso. Veinticinco misioneros han participado en mayor o menor medida. La mayoría a tiempo completo, algunos apoyando a tiempo parcial. La oración daba comienzo a la actividad de cada día. Por la mañana visiteo, por las tardes catequesis con niños, jóvenes, comunidades eclesiales y celebración de la palabra. Los sacerdotes hemos participado en las eucaristías, celebraciones penitenciales y visitas a enfermos que se realizaron en cada comunidad. Una oportunidad para conocer más de cerca la realidad de estas comunidades, ya que el trabajo del día a día no siempre lo hace posible.

El tiempo fuerte de misión finalizó el domingo con las asambleas en las comunidades de Medina y Emsland, adonde acudieron las demás. Una mañana de compartir experiencias, testimonios, compromisos y acción de gracias, que culminó con la celebración de la Eucaristía. La asamblea fue un momento de gracia, de acción del Espíritu, donde se recogieron todos los sentimientos, emociones, compromisos suscitados durante la semana de misión.

Ahora nos queda la difícil pero emocionante tarea del seguimiento, de la “permanente conversión misionera”. Que el entusiasmo que se ha despertado no se desinfle.  Lo mejor es que contamos con un gran equipo de laicos que vibran con el trabajo evangelizador y misionero.

Iván Juarros, C.M.

David Carmona, C.M.

David Carmona, Sacerdote Paúl, es canario y actualmente reside en la comunidad vicenciana de Casablanca (Zaragoza).

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