Novena a la Virgen Milagrosa 2013: Día quinto
Ayúdanos a fiarnos plenamente de Jesús, a creer en su amor, sobre todo en los momentos de TRIBULACIÓN Y DE CRUZ, cuando nuestra fe es llamada a crecer y madurar.
(Las dificultades en el cumplimiento de la misión)
MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos a la celebración. En las dificultades y problemas de la vida necesitamos hacernos fuertes. Esta fuerza proviene de la fe. María también creyó contra toda adversidad e interrogantes porque se fió de Dios. Junto a la cruz recibió fortaleza para emprender la tarea de ser Madre de la Iglesia. Las palabras del Señor en la cruz las acogió en su corazón y las hizo vida en la comunidad apostólica. Celebremos la grandeza de tener la misma Madre de Dios.
ORACIÓN COLECTA
Señor, Dios nuestro,
por un designio misterioso de tu providencia
completas lo que falta a la pasión de Cristo
con las infinitas penas de la vida de sus miembros;
concédenos que,
a imitación de la Virgen Madre dolorosa
que estuvo junto a la cruz de su Hijo moribundo,
así nosotros permanezcamos junto a los hermanos que sufren para darles consuelo y amor.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8, 31b 39)
Hermanos:
Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? ¿Dios, el que justifica? ¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo, que murió, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por nosotros?
¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?, como dice la Escritura: «Por tu causa nos degüellan cada día, nos tratan como a ovejas de matanza.»
Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 17, 2-3.5-6.7.19-20
R/. En el peligro invoqué al Señor.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte. R/.
Me cercaban olas mortales,
torrentes destructores me aterraban,
me envolvían las redes del abismo,
me alcanzaban los lazos de la muerte. R/.
En el peligro invoqué al Señor,
grité a mi Dios:
desde su templo él escuchó mi voz,
y mi grito llegó a sus oídos. R/.
Me acosaban el día funesto,
pero el Señor fue mi apoyo:
me sacó a un lugar espacioso,
me libró porque me amaba. R/.
Aleluya
Junto a la cruz de Jesús estaba su madre,
mirando compadecida las heridas del Hijo,
sabiendo que por él vendría la redención para todos.
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 25-27
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.
Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
– «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
Luego, dijo al discípulo:
– «Ahí tienes a tu madre.»
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Palabra del Señor
TEXTO PREVIO A LA HOMILÍA
“En la hora de la prueba, la fe nos ilumina y, precisamente en medio del sufrimiento y la debilidad, aparece claro que «no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor» (cf Heb 11, 35-38)… El cristiano sabe que siempre habrá sufrimiento, pero que le puede dar sentido, puede convertirlo en acto de amor, de entrega confiada en las manos de Dios, que no abandona y, de este modo, puede constituir una etapa de crecimiento en la fe y en el amor.” (LF 56)
SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA
1) La experiencia puede demostrar que son verdad las palabras del Papa al decir que “si hiciésemos desaparecer la fe en Dios de nuestras ciudades, se debilitaría la confianza entre nosotros, pues quedaríamos unidos sólo por el miedo, y la estabilidad estaría comprometida.” (LF 55) Echemos una mirada a nuestro mundo, a nuestro alrededor, a nuestras familias, ¿qué descubrimos?
2) La fe y el amor suponen sufrimiento, entrega y cruz. Esa es la experiencia del mismo Jesucristo, como nos recuerda el Papa: “los evangelistas han situado en la hora de la cruz el momento culminante de la mirada de fe, porque en esa hora resplandece el amor divino en toda su altura y amplitud” (LF 16). Amor que se hará fiable, capaz de iluminar las tinieblas de la muerte, a la luz de la resurrección.
3) La cruz es un elemento central en la experiencia cristiana: en la cruz se manifiesta “la mayor prueba de la fiabilidad del amor de Cristo”, que entrega su vida por todos los hombres, “también por los que eran sus enemigos, para transformar los corazones” (LF 16).
4) La fe no la ponemos en la cruz, sino en Jesucristo, que entrega su vida como señal del amor que tiene a la humanidad. Mirar a la cruz, al Crucificado, en los momentos de tribulación y de cruz personal, nos lleva a confesar nuestra fe en “este amor, que no se ha sustraído a la muerte para manifestar cuánto me ama” (LF 16) y, por eso, podemos confiarnos plenamente en Cristo.
5) En Jesucristo, que entrega su vida en la cruz, podemos sentir el dolor de todos los que sufren por amor y por fidelidad. En esa cruz en ese amor, se redime el pecado, se abre una esperanza a estar “hoy conmigo en el paraíso” (Lc 23, 43).”La luz de la fe no nos lleva a olvidarnos de los sufrimientos del mundo. […] La luz de la fe no disipa todas nuestras tinieblas, sino que, como una lámpara, guía nuestros pasos en la noche, y esto basta para caminar.” (PF 57)
6) En nuestra relación íntima con el Señor descubrimos que nada en el plan de Dios ha sido hecho sin cruz, sin esfuerzo, sin sacrificio, sin entrega es decir, sin amor.
7) María, junto a la cruz, recibe una catequesis de amor. La que sufre en el dolor es hecha madre universal. La madre del Hijo de Dios se hace desde el sufrimiento Madre de la Humanidad.
ORACIÓN UNIVERSAL
Sacerdote: Elevamos nuestra oración hoy, especialmente por todos los crucificados de nuestra historia y de nuestro presente. Te presentamos, Padre, el dolor de muchas personas, para que tú lo transformes en consuelo y en resurrección.
Lector/a: Roguemos por la Iglesia, para que salga por los caminos más oscuros de nuestro mundo anunciando la Buena Noticia de la salvación. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Para que la fuerza del amor inspire y acompañe todas las acciones de nuestros gobernantes, para que hagan fructificar la paz y la justicia. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Para que María, estrella de la evangelización, anime a los jóvenes en su compromiso con el Evangelio y el seguimiento de Jesús. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Por el mundo, azotado por las guerras, el odio y la violencia: para que los creyentes seamos fermento de paz, de caridad y de misericordia. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Por todos nosotros, reunidos en comunión con toda la Iglesia, seamos hombres y mujeres de oración y de acción siguiendo a Jesucristo. Roguemos al Señor.
Asamblea: Oh María, sin pecado concebida (cantado)
Sacerdote: Oh Dios, que nos llamas a seguirte y pones en nuestros corazones el deseo de vivir según tus mandatos; escucha nuestras súplicas y haz que seamos dóciles a tu voz y que un día contemplemos tu rostro. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LOS DONES
Recibe, Señor, las dones de tu pueblo,
y conviértelos en el sacramento de nuestra redención,
en la que cooperó generosamente la Virgen,
permaneciendo intrépida junto al altar de la cruz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO: JUNTO A LA CRUZ DEL HIJO LA MADRE PERMANECIÓ FIEL
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
V. En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Porque en tu providencia estableciste
que la Madre permaneciera fiel
junto a la cruz de tu Hijo,
para dar cumplimiento a las antiguas figuras,
y ofrecer un ejemplo nuevo de fortaleza.
Ella es la Virgen santa
que resplandece como nueva Eva,
para que así como una mujer contribuyó a la muerte
así también la mujer contribuyera a la vida.
Ella es la misteriosa Madre de Sión
que recibe con amor materno
a los hombres dispersos,
reunidos por la muerte de Cristo.
Ella es el modelo de la Iglesia Esposa,
que, como Virgen intrépida,
sin temer las amenazas
ni quebrarse en las persecuciones,
guarda íntegra la fidelidad prometida al Esposo.
Por eso,
unidos a los coros angélicos,
te aclamamos llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo…
TEXTO DE SANTA CATALINA LABOURÉ (antes de la oración final)
“Hija mía, Dios quiere encargarte una misión. Tendrás muchas dificultades, pero las superarás todas pensando que lo haces por la gloria de Dios. Conocerás lo que es Dios. Te sentirás atormentada hasta que se lo hayas dicho a aquel que está encargado de dirigirte. Te contrariarán. Pero recibirás la gracia necesaria. Dilo todo con confianza y sencillez. Ten confianza. No temas. Verás algunas cosas. Da cuenta de lo que veas y de lo que oigas”.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Después de recibir la prenda de nuestra salvación,
te pedimos, Señor,
que, por los méritos del sacrificio de Cristo
y de los dolores de la Virgen,
el Espíritu Santo, presente con plenitud en la Iglesia,
inunde con su amor el mundo entero.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
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