Novena de La Milagrosa (Pamplona)
PRESENTACIÓN
Fieles a la cita, primero con la Virgen Milagrosa y después con los grupos de la AMM en Navarra y en otros muchos lugares de España y del extranjero, presentamos la Novena de este año 2016, dedicada a la Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa. Lo que tienes ahora en tus manos, o lees en el ordenador, es fruto, como en anteriores ocasiones, del amor a la Virgen Milagrosa, del trabajo y del deseo de hacer un servicio por parte de los Misioneros Paúles de la Comunidad iglesiaseminario de Pamplona. Deseo grande y trabajo humilde y sencillo, que esperamos ayude a celebrar las Novenas o los Triduos que se hagan en tan variados lugares.
Al terminar el Año de la Misericordia, comenzada la Novena, resuenan las palabras de María confirmando que la misericordia de Dios “llega a sus fieles de generación en generación”. Es verdad que con decir que es la Madre de tu Hijo, se ha dicho todo; pero ¡qué admirables son en sí mismas todas las operaciones de María! No sin razón la Santa Iglesia la llama “Madre de Misericordia”. (Santa Luisa, Escritos n.56).
El material que hemos preparado eran partituras en blanco, pentagramas sin notas, ni silencios. Hemos ido escribiendo las notas que salen del cántico de María, con la armonía que ofrecen el carisma vicenciano y la devoción a la Virgen Milagrosa.
Hemos enmarcado la Novena a la Virgen Milagrosa con el lema: “María canta al Dios de los pobres, nuestros amos y señores”. Ese es el “leitmotiv” de la composición musical En estos días vamos a hablar, como es natural, de María, sirviéndonos del canto del Magníficat, del que alguien ha dicho que el evangelista Lucas escribe el texto, pero María pone la música. Y así es, porque se recoge en él toda la tradición profética que anuncia a un Dios que viene a hacer justicia a los pobres, que se pone de su parte, que es parcial con ellos. Y a esa tradición, María le da vida, musicalidad, proclamando la grandeza de Dios que actúa en la debilidad de su sierva y realiza lo que prometieron los profetas y lo que su Hijo, que lleva en el seno, proclamará y hará realidad. Por eso decimos que María canta al Dios de los pobres, que es lo mismo que decir, al Dios de Jesucristo.
Una vez completados pentagramas y partituras, queremos escuchar, compartir y “cantar” el mismo cántico de María a través del carisma vicenciano. Por eso, al hablar del Dios de los pobres, decimos que estos son “nuestros amos y señores”. El próximo año 2017 la Familia Vicenciana celebra los 400 años del carisma vicenciano. Espíritu encarnado, y cantado, en una larga historia de servicio y entrega a los pobres, por hombres y mujeres que les han servido al ritmo marcado por la batuta de Vicente de Paúl y otros “Maestros” de su escuela vicenciana.
Carisma: es un don, un regalo, una gracia concedida, que se pone al servicio de la comunidad, de los demás. El carisma vicenciano es el don recibido por San Vicente para evangelizar a los pobres con obras y palabras y con un estilo propio: evangelizar/servir a través de la sencillez, la sensibilidad, la humildad, la pasión por el Reino y siempre la caridad. Esas características, copiando a sor Evelyn, anterior Superiora General de las Hijas de la Caridad, son el aroma de los que mantienen vivo el carisma vicenciano en nuestro tiempo.
San Vicente repite a menudo, tanto a los Misioneros Paúles como a las Hijas de la Caridad, que el don recibido, en vocación correspondida, es continuar la misión de Jesucristo en la tierra (“¡Qué felicidad que Dios os haya elegido para continuar la obra de su Hijo en la tierra”). (Conferencias Espirituales a las HHC, n 110, CEME). Es el carisma que circula a lo largo de la historia en personas y grupos que beben de esa fuente vicenciana y que la ofrecen con su “marca” especial, siempre de servicio corporal y espiritual a los pobres. Recordamos a la Asociación Internacional de Caridad (Voluntarios de la Caridad), que celebra el próximo año el 400 aniversario de su fundación; a la Sociedad de San Vicente de Paúl (o Conferencias de SVP) con el sello carismático de Federico Ozanám; a la Asociación Medalla Milagrosa, que camina desde la devoción a la Virgen Milagrosa hasta el compromiso social; de ese amor a María, y por encargo de ella misma a Santa Catalina, nació lo que hoy llamamos Juventudes Marianas Vicencianas (JMV), que quieren vivir el carisma en el mundo joven; de esta rama surgió las más reciente de ellas: Misioneros Seglares Vicencianos (MISEVI) para extender el aroma del carisma en lugares de misión ad gentes; e inspirados por el carisma de San Vicente siguen sus huellas los misioneros de la Congregación de la Misión (Paúles) y la Compañía de las Hijas de la Caridad, que cuentan con el carisma particular de Santa Luisa de Marillac en su tarea evangelizadora de los pobres. Por todo eso el carisma vicenciano, comienza en San Vicente, pero se enriquece con personas y grupos que hacen suya esa inspiración y esa misión inicial, dándole al carisma vicenciano una gran riqueza y actualidad.
Además de este “leitmotiv”, el cántico de María y el carisma vicenciano, habrá cada día un acorde, un recuerdo, una oración, una presencia de la Virgen Milagrosa, de sus apariciones y de su mensaje, para fortalecer nuestra devoción y nuestro vivir comprometido con quienes son los “preferidos de Dios”.
Como siempre, también hoy, queremos recordar que este “libro” es solo un subsidio litúrgico. Por eso, que nadie busque otras cosas, a lo mejor más profundas, más doctrinales o devocionales. Por eso, es “letra muerta”, música escrita, que necesita un espíritu que le haga revivir, que haga sonar las melodías. Ese espíritu lo pone cada comunidad que celebra, desde la misma preparación, desde el ensayo.
Deseamos que el “predicador de la Novena o del Triduo” no se limite a leer, sino que haga suya la celebración, la Palabra, las sugerencias para la homilía; que aporte, que complete y enriquezca lo que se ofrece, y que interprete, dirija y haga sentir la emoción a quien escucha. Las “sugerencias” habrá que completarlas con la situación y el contexto de las personas que celebran, para no quedarse en teorías demasiado conocidas.
Al comienzo de cada celebración sugerimos un signo que ambiente la celebración en el marco de la Novena. Como todo, es optativo y mejorable. También en las “sugerencias para la homilía”, además de los puntos que brotan de la Palabra proclamada, incluimos una apartado sobre el “carisma vicenciano”, que forma parte del hilo conductor de la Novena. Con esa referencia queremos señalar la coincidencia del carisma con lo proclamado por María en el Magníficat.
La profecía cantada por María se hace melodía, se hace realidad, en quienes viven impulsados por el Espíritu con el carisma vicenciano.
Como ya dijimos en otra ocasión, además de esta preparación y de estos materiales hay otras muchas cosas que cada uno vive y no se pueden escribir. “Ir a la Novena”, o “ir al Triduo”, esta vez, es ir a un concierto interactivo abierto a la sorpresa de un Dios que sigue haciéndose cercano por medio de María, por una medalla de la Inmaculada que el pueblo llamó milagrosa, y cuya devoción se extiende por todo el mundo, donde se le reza:
“OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA,
RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI.”
Pablo Domínguez, C.M.
PARA DESCARGAR: novena-milagrosa-pamplona16
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