Proyecto café – Honduras
Como dice la canción de Juan Luis Guerra: “café del campo”.
Empiezo esta crónica con estas hermosas palabras porque detrás de esta afirmación hay mucho trabajo (campesinos, estudiantes, delegados, comunidades eclesiales) y referencia de personas que entregan su tiempo y su dinero de manera altruista, gente sencilla y trabajadora.
La historia del proyecto de café tiene sus orígenes cuando alguien pidió un quintal de café en grano para hacer café, se le consiguió y a la hora de pagar le pareció muy caro.
Ante esta situación la pregunta que surgió después fue ¿Qué va a pasar con este grano de café? Y así unos cuantos días hasta que en una conversación con unos agentes de pastoral (delegadas Emerita Mejia, Lucia Mejia, Juventina Mejia) la respuesta fue de lo más sencilla: “nosotras vamos a tostar el café Padre Félix, no se preocupe”. Los cielos se abrieron y una luz inundó aquella sala donde estábamos reunidos.
Y así se comenzó el proyecto de un no surgió un gran SI. Y a medida que ha pasado el tiempo ha ido creciendo el “Proyecto Café” en inversión y en personas que de manera generosa han colaborado. Pero todavía no estaba perfilado el destino de ese dinero del proyecto.
Pero no todo queda ahí. Siempre hay necesidades en las familias y en un dialogo intenso con una de las catequistas María Rubenia Erazo, su esposo que tenía cáncer y andaba muy apurada viendo cómo podía hacer para afrontar la enfermedad de su esposo Alonso Castillo.
Y ahí el proyecto tuvo un nuevo enfoque para dedicar el dinero a una buena causa, ayudar a las personas con cáncer.
Lo que comenzó con una ayuda de la Parroquia para una persona, a día de hoy, son cuatro personas a las que se les ayuda y con el tiempo la idea es que sean muchas más. Todavía el Sr. Alonso Castillo no se ha recuperado de su enfermedad pero sigue el tratamiento y dentro de lo que pueda considerarse normal, nos acompaña en la subida a la comunidad y siembra frijoles.
Esto es un gran reto pero en este proyecto no podemos olvidarnos de las personas que contribuyen a que esto sea realidad.
Desde los mismos productores que conscientes de la labor que realiza la parroquia nos venden el grano de manera asequible (Javier Ramírez hermano del P. Wilmer Ramírez, C.M., en san Isidro, Silvia Hernandez en Nueva Esperanza, delegado Domingo en Neblinas, delegados Javier Ramírez y Ebelio Ramírez, que incluso hacen café en su comunidad para vender).
Algunos de los jóvenes de la Parroquia que están en el programa de ayudas al estudio colaboran en el primer momento del proceso del café despajando y aventando (quitando la casulla o envoltorio en el que está el café de manera manual, artesanal con el molino y luego separándolo del grano). Sus nombres: Daniela, Jonatán, Lucia, Kimberly, Traisy, los monaguillos Cristian y Wilson). Detrás de cada nombre hay una persona generosa que da de su tiempo para realizar este trabajo. Todos en casa de Sara Lemus que es otra persona muy importante en este proyecto del café.
Y cómo no, no nos pueden faltar las tostadoras. Algunas de las cuales se han retirado por enfermedad (María de Tegucigalpita y Argentina en Cuyamel) pero otras siguen trabajando desde la comunidad de Masca en la persona de Lucy Erazo junto con toda la familia Erazo.
Comenzamos con la elaboración de un poco de café y ahora son alrededor de 70 a 80 libras las que se tuestan a la semana.
Destaco la persona de Lucy Erazo (cuñada de Alonso Castillo) que desde el principio se metió en esta aventura de lleno sin saber que estaría ayudando a su cuñado.
La familia Erazo es un ejemplo de dedicación, trabajo, esfuerzo, implicación en las diferentes áreas de trabajo de la misma Parroquia Santiago Apóstol de Cuyamel desde la catequesis a las comunidades eclesiales.
Me imagino que algunos se estarán preguntando “¿Cómo es el café que venden en la parroquia? De eso hablaremos otro día.
Un sincero agradecimiento a todos los que de manera solidaria hacen posible el proyecto, que en definitiva es una proyección de la Parroquia en la ayuda a los más necesitados, en este caso para algunos que tienen una enfermedad con la que tienen que batallar cada día muchas personas en el mundo y que acá en Honduras ponemos nuestro granito de arena como comunidad Parroquial.
Desde los que lo elaboran (campesinos), hacen y los que lo compran: Un enorme GRACIAS a todos.
Félix Mariezurrena, C.M.
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