Reseña de una tarde de encuentro
Comunidad del colegio San Vicente de Paúl
de Las Palmas de Gran Canaria
El lunes 26 de octubre, a las cuatro de la tarde, teníamos un encuentro en nuestra comunidad de Las Palmas cuatro profesores/as de nuestro colegio de San Vicente de Paúl junto con el director, Toni Medina. ¿Por qué nos encontrábamos? Había un interés por compartir una charla distendida sobre la vocación en general y la vocación de misionero paúl en particular. Y a ello nos pusimos.
Después de preparar la sala para sentirnos cómodos alrededor de una taza de café, se presentaron y nos conocimos. Ellos/as son: Stefi, Kevin, Mary y Alejandro. Alguno de ellos ya llevaba en el colegio algún año y los demás comenzaban su andadura en nuestro centro. A medida que avanzaba la charla, empezamos a profundizar en los retos de la educación en valores en los colegios religiosos y cómo ellos afrontan sus trabajos con esmero y dedicación. Poco a poco comenzamos a hablar de Dios. Les surgían muchas preguntas: cómo los misioneros Paúles llegamos a estas islas canarias y la labor que se hace a favor de los más necesitados, de la vocación a la vida, de la llamada de Dios a una vida entregada en servicio a los demás y cómo esa vida de entrega y servicio es la clave para una vida feliz. De la sinceridad del encuentro pudimos conocer más detalles y experiencias de la vida de cada uno.
Conocíamos que Mary iba a tener una experiencia misionera en un país sudamericano con las Salesianas y que debido a la pandemia se canceló. Se pudo sentir en el encuentro que Dios empuja al encuentro personal con Él, se palpaba que se tenía interés por saber cómo es la vocación de ser sacerdote y misionero Paúl.
¿Cómo se puede descubrir la vocación? Hablamos de que se puede hallar de muchas maneras, pero toda vocación, sea al matrimonio, al sacerdocio o a la vida consagrada, comienza con un encuentro personal con Jesús, que nos llena de alegría y trastorna la vida. El Señor quiere que lo sigamos con ganas, con el corazón lleno de alegría y esa felicidad es la que evangeliza al mundo. Sin darnos cuenta, se nos había pasado la tarde en estas conversaciones cuando nos reclamaban las ocupaciones. Ojalá que Stefi, Kevin, Mary y Alejandro sigan con entusiasmo su labor con los niños y jóvenes de nuestro colegio y sepan transmitirles la vocación a la vida y que ellos también se entreguen a esa vocación. ¿Y si Dios les llama a ser servidores en la vocación a la vida misionera? Solo Él lo sabe. Oremos por ellos y por tantos jóvenes para que se dejen seducir por Dios y por su inmenso amor.
Fco. Javier Barrera, C.M.


San Vicente de Paúl (de ahí el nombre de “misioneros paúles”), a pesar de las comprensibles limitaciones propias del tiempo en el que le tocó vivir (siglo XVII), tuvo un gran aprecio por la comunicación: llegó a escribir más de treinta mil cartas (alguna llegó a su destinatario varios meses después de su muerte). 


Un signo de esperanza. Seguimos orando y trabajando por ello.