Retiro antes de la Cuaresma
Los pasados días 2 y 3 de Marzo se llevó a cabo un retiro en la Etapa de Acogida de Casablanca, Zaragoza, dirigido por el Padre más joven de la provincia, Josico Cañavate, con la perspectiva de cambiar una parte de nosotros mismos para abrirnos más a Dios.
Desde el viernes por la noche ya se dejaba programado cómo se llevaría a cabo el retiro y los horarios para cada momento: tendríamos reflexión mental, espiritual y por último física llegando así a tener un retiro completo.
A lo largo del retiro, fuimos viendo los diferentes temas que invitaban a realizar un desprendimiento de nosotros mismos y de las cosas para enraizarnos, misionar, servir y anunciar; o en una sola frase: revestirnos de Cristo.
Encontramos dentro de la Biblia muchos textos que invitan al cambio, a la conversión de actitudes que nos atan, nos hacen dependientes de ellas. Hoy en día, encontramos muchas ataduras, sentimientos egoístas e individualistas, promovidos por el internet y la tecnología y que nos refieren a veces hacia las personas o lugares. Por eso, todo cristiano está llamado a revestirse de Cristo, ya que en Él podemos encontrar un sentido a la vida, una paz en nosotros, un recuerdo de nuestras raíces sin que estas nos esclavicen. Debemos de aprender a tener la WIFI de la oración abierta y conectar con 4G con nosotros mismos y con Dios. San Vicente de Paul ya nos habla sobre el revestimiento: “Es preciso que procure con todas sus fuerzas revestirse del espíritu de Jesucristo, el cual brilla de un modo especial en su evangélica doctrina, en su pobreza, castidad y obediencia, en su caridad para con los enfermos, en su modestia en la manera de vivir y de proceder que enseñó a sus discípulos, en su conversación, en los cotidianos ejercicios de piedad y en las Misiones y demás ministerios que desempeña en favor de los pueblos”(Reglas Comunes I.3).
De esta manera, no seremos perfectos, ya que solo Dios lo es, pero podremos apreciar a un Dios que se despoja de su categoría y se hace hombre, y más aún, se despoja de su grandeza y se hace pobre. Es Jesucristo el mejor ejemplo de renuncia a sí mismo y a todo. Pero ¿para qué? Para evangelizar a los más pobres, para misionar y encontrarse con el prójimo y servirle en sus necesidades y para anunciar el reino de Dios.
Pero esto solo se dará cuando nos liberemos de las ataduras del mundo, cuando no seamos esclavos de la tecnología, de las personas y de uno mismo. Así podremos tener la humildad para reconocernos pecadores, la sencillez para dar testimonio de la verdad, la mansedumbre para la paz personal y comunitaria, la mortificación para la renuncia y el celo por el reino de Dios.
Germán Cárcamo
Etapa de Acogida
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