Retiro cuaresmal de los jóvenes de la Etapa de Acogida de Casablanca (Zaragoza)
CAMINAMOS HACIA UN ENCUENTRO
RETIRÓ CUARESMAL DE LOS JÓVENES DE LA ETAPA DE ACOGIDA DE CASABLANCA-ZARAGOZA
Para los cristianos la cuaresma es tiempo propicio para la purificación, la oración y la interiorización personal, como métodos que llevan al encuentro con Dios, es por ello, que todos los años los jóvenes de la etapa de acogida reciben con la ayuda de un sacerdote, un tema propicio para la reflexión en torno a la cuaresma. Este año ha colaborado con nosotros el Padre Luis Miguel Medina, con el retiro espiritual que tituló “Cuaresma vocacional, caminamos hacia un encuentro”, el mismo tuvo lugar en Casa Blanca, Zaragoza, los días tres y cuatro de marzo del presente año.
Iniciamos el retiro como de costumbre con el rezo del Laudes y del Ángelus. Inmediatamente al terminar la oración y aprovechando el clima de meditación, el Padre Luis Miguel, introdujo el tema, invitándonos a recrear nuestra propia vocación y a descubrir a través de un análisis personal nuestra identidad, con la finalidad de encontrar sentido a la vida y a lo que actualmente nos llama el Señor, al estudio, a la vida en comunidad y a la búsqueda constante del amor de Dios a través de los pobres.
La actividad espiritual se divido en dos partes, la primera “Camina al encuentro de ti mismo” y la segunda “Camina al encuentro con Jesús”. Lo que se quería en la primera parte era, permitirnos profundizar en lo que realmente somos, en cómo vivimos el día a día con la satisfacción plena de sentirnos llamados y amados por el mismo Dios que nos ha creado, que nos ha dado la vida y que ha puesto en nosotros la inquietud del sacerdocio. El tema nos llevó a meditar sobre la elección que ha hecho Dios sobre cada uno de los tres estudiantes que convivimos en esta casa, teniendo en cuenta, qué Dios en su infinito amor quiere que en cada momento de nuestra vida, simplemente seamos nosotros mismos, a Él le importa nuestra persona pero respeta profundamente nuestra libertad.
Las condiciones actuales del mundo en el que nos movemos a diario, no deben alejarnos de aquel deseo que Dios ha sembrado en nuestro corazón, al contrario, es a través del descubrir constante del ¿quién soy yo? cuándo podremos reconocernos creados a imagen de Dios y adoptar una conducta que nos posibilite a ser fíeles a nosotros mismos, a nuestros ideales y a optar siempre por la práctica del amor que nos orienta hacia la plenitud.
Hablamos también del cambio radical que produce en nuestra vida “un encuentro” con Jesús, con aquel que nos amó primero, pues la persona que experimenta esta cercanía con Dios, vive desde el corazón y es capaz de irradiar a través de su mirada, de sus gestos, de sus relaciones, de sus sentimientos y pensamientos la presencia del Espíritu de Dios en él. La persona que ha podido experimentar este encuentro con Cristo, es feliz porque se siente amada y aceptada.
Hemos meditado más adelante, sobre la llamada particular que Dios ha hecho a cada uno de nosotros, sobre aquello que nos hizo sentirnos llamados a seguir a Jesucristo, y a plantearnos el sentido de la vocación, asumiéndola con valentía y con autenticidad. La mirada de Cristo, en este punto del retiro, ha sido de mucha importancia, hemos meditado sobre aquel que nos llamó por nuestro nombre, que nos ama y que se complace en nosotros, que nos mira con infinita ternura y que nos cuida como una madre lo hace con sus hijos, aquel que nunca nos ocultara su rostro y que nos llama a ser uno con Él.
La segunda parte del retiro, giró en torno al encuentro personal y autentico con Jesús, el ejemplo principal, fue la vida de San Vicente de Paul, quien sostuvo un encuentro con Cristo que transformó y cambio de rumbo su existir. Haciendo un recorrido por las distintas etapas de la vida de nuestro fundador, hemos podido observar y concluir que San Vicente, en su andadura histórica y vocacional fue un joven que acertó al encontrar sentido a su proceder. El texto bíblico (Jn 1, 35-39), ha servido como referencia para indagar de manera personal en distintos aspectos que conforman el llamado.
Puedo concluir estas líneas, afirmando que el retiro espiritual nos ha permitido reconocer que vivimos un momento de oportunidad, en el que debemos procurar a diario el encuentro con Jesucristo para plantearnos un proyecto de vida, que gire en torno a la voluntad de Dios y que nos fortalezca para seguirle como aquellos discípulos que fueron, vieron y permanecieron con Él.
Al Padre José Luis Medina y a nuestros formadores, muchas gracias por permitirnos vivir esta experiencia. Que la intersección de María santísima y la gracia de Dios, nos acompañen siempre para llevar a feliz término nuestra llamada vocacional.
José Leonardo Bastidas
Etapa Acogida-Zaragoza
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