Retiro de Adviento (Etapa de Acogida)
Un alto en el camino, eso es lo que hemos hecho en este día y medio dentro del puente de la Inmaculada. Un parada no para descansar, sino para encontrarnos a nosotros mismos y, lo más importante, encontrarnos con Dios en este tiempo de espera, de amor y de conversión.
Comenzamos el retiro el día 6 por la mañana con la oración de laudes en la capilla del estudiantado. Aparte de los tres estudiantes que estamos en la Etapa de Acogida se unió un chico más, Byron, ya que el retiro estaba pensado también para algún joven mayor de edad que tuviese inquietudes vocacionales a la vida misionera.
La primera reflexión dirigida por el P. David Carmona fue una invitación a reflexionar sobre la virtud de la esperanza. Señalaba que estamos llamados a esperar y que el tiempo de Adviento nos orienta a pasar de la tiniebla a la luz. Después de un tiempo de reflexión personal, nos reunimos para hacer una puesta en común sobre lo que habíamos profundizado, manifestando cada uno lo mejor de su experiencia cristiana y humana.
Tras una sabrosa comida compartida con los padres de la comunidad y un poco de siesta, nos reunimos de nuevo para tratar el Adviento como tiempo de amar. En la reflexión pudimos saborear el amor des- de diferentes puntos: cómo vivir el amor cristiano y cómo buscar el amor de Dios. El P. David hizo una mención especial al amor a los pobres como caridad para llegar a la perfección. Ya por la tarde, cuando íbamos a compartir las ideas sobre las que habíamos trabajado, nos llegó la mala noticia de que había fallecido el P. Alfredo, dejando un gran vacío entre nosotros, ya que era partícipe de las comidas de los domingos de la comunidad y mostraba siempre su preocupación por los estudiantes. Nos animaba a ser buenos misioneros paúles.
La mañana del día 7 hicimos la reflexión sobre la conversión. Se nos invitaba a descubrir en este tiempo cómo convertirse no es fácil y cómo tenemos que dejar muchas cosas de nosotros mismos para dejarnos seducir por Dios, para dejarnos impregnar de su amor, quitando todo aquello que nos ata y que no nos deja vivir en sintonía con Dios. Al terminar la tercera reflexión, nos dispusimos a celebrar la misa celebrada por el padre Santi, y entre gestos y cantos propios del tiempo terminamos esta parada.
Ha sido un día y medio de trabajar estas tres virtudes. Todo nos ha servido para profundizar más en nuestra vida de cristianos en este tiempo de espera y para continuar alimentando esta llamada que nos ha hecho Dios para seguir a Jesucristo Evangelizador de los pobres al estilo de San Vicente de Paúl.
Aarón Esaú Delgado
Etapa de Acogida – Zaragoza
Comentarios recientes