Semana de experiencia vocacional en Honduras
Después de un año de parón por la pandemia, retomamos en marzo de 2021 los encuentros vocacionales presenciales para jóvenes varones, de las parroquias Santiago apóstol de Cuyamel y Sagrado Corazón de Jesús de Puerto Cortés. Un grupo de entre seis y diez jóvenes han sido fieles a la cita mensual a lo largo del año. En los últimos meses hemos intensificado los encuentros. En agosto visitamos la comunidad de Laureles y nos reunimos con algunos jóvenes del lugar. El 13 de septiembre tuvimos una jornada de puertas abiertas en la casa de Puerto Cortés, en la que participaron tres jóvenes: Wilmer, Wilmer y Eddy.
En el mes de octubre la propuesta ha sido una “semana de experiencia vocacional”: una invitación a compartir la vida de nuestra comunidad durante una semana. Dos jóvenes han participado en esta experiencia a tiempo completo, y otros dos de manera parcial. Wilmer y Eddy nos acompañaron los siete días, del lunes 18 al domingo 24; Guillermo, por su parte, estuvo con nosotros lunes y martes; mientras que Melvin se unió al grupo el viernes.
La experiencia era un reto para los jóvenes, que se preguntaban inquietos cómo sería vivir con nosotros, pero también para la comunidad, que se ha visto ampliada y enriquecida por una ola de juventud.
Los jóvenes llegaron el lunes 18 antes del almuerzo, con rostro tímido y mirada inquieta. Algunos visitaban por primera vez nuestra comunidad. Pero pronto la confianza, la conversación amena y el buen humor ganaron terreno a los temores. Los jóvenes compartieron con nosotros la oración, el apostolado y la vida común. Conocieron la liturgia de las horas rezando laudes y completas. Compartieron con nosotros las comidas y algunos tiempos de recreación. Pudieron conocer, además, algunas comunidades rurales de la parroquia, como Delicias de Omoa y Camino nuevo. Cada día un tema guiaba la reflexión e invitaba a la meditación. Finalmente, el contacto con los más pobres, en nuestras obras sociales (en la medida en que lo permitió la pandemia), puso el sello vicentino y marcó la experiencia de los jóvenes.
El encuentro ha resultado enriquecedor para todos, para los jóvenes y para la comunidad. A los jóvenes les ha servido para superar sus miedos y aclarar sus dudas vocacionales. Para la comunidad ha sido un impulso rejuvenecedor y una invitación a revitalizar el don de la vocación. Esperemos que alguno de estos jóvenes se anime a seguir la vocación de misionero en la Congregación y nos acompañe el próximo año en la etapa de acogida.
Iván Juarros, C.M.
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