Suena el reloj en Barcelona
Son las 19:30. Este ALVIA me traslada de Barcelona a Bilbao. El embarque ha sido a las 15:30. Prácticamente lleno. Viajo, solitario, de espaldas a la marcha. El único asiento libre es mi enfrentado. Dispongo de mesa para mí solito. Excelente. A esta hora nos aproximamos a Logroño. Algunos pasajeros dormitan. Otros leen. Una pareja de jóvenes charla animadamente. Los móviles sobre la mesa. Salí de Bilbao el Viernes. Similar hora de partida. Una Jornada de Trabajo con los “estudiantes” del CIFi y del Cuarto de Trébol ausente. Un tema atrayente “Pinceladas básicas de la Historia de la CM”. He procurado hacerlo con profesionalidad y cercanía. Conocía a todos (últimos Ejercicios Espirituales) excepto a los tres de nuestra aún Provincia de Zaragoza. Me han sorprendido (estos últimos) agradablemente. Pasé un buen rato con ellos y David. Sorprendentemente nos acompañan unos “culines” de Gyn y Whisky. Me he despedido de todos ellos (incluidos José Manuel y Paco) en la puerta de la calle Provenza. Venimos de Vallvidriera. Ellos continúan su rítmico curso. Creo que acaban mañana.
Me dicen que la casa donde hemos estado (la cumbre del Tibidabo está a tiro de piedra) fue un hotel. Allí, tras la compra, se estableció el Seminario Interno de la Provincia de Barcelona. No ha muchos años se reconvirtió en “Residencia de Ancianos” (atendida por las Hijas de la Caridad) y no hace dos meses ha quedado vacío. Por lo que me dicen “a la busca de un comprador”. Buen lugar… para el silencio. Aun se notan las huellas de su última función.
A las 10:05 he visitado la “muy remozada” casa de Barcelona donde se ubica la Comunidad y la Curia. Rezuma “modernismo”. He saludado al P. Sonet, dejado mis siempre ajustados “bártulos”, indicado que me quedaría a comer y… ¡a pasear la ciudad!… Con toda la tranquilidad posible he “bajado” a la Plaza Cataluña y acercado a la Catedral. No he resistido la tentación de atravesar el patio interior donde se ubica el Archivo de la Corona de Aragón. Recuerdos de mi intensa estancia investigadora. Algunos insignes legajos de los primeros misioneros andan por ahí pidiendo a gritos que algún estudioso los libere de la ignominia del olvido. En este entorno “gótico” se aglutinan diversos espectáculos dominicales, la mayoría musicales. Me he detenido en algunos ciertamente interesantes. Me aburre la sardana. He subido por “La Rambla” y contemplado la “Pedrera”. En el camino varios edificios modernistas. La rectificada planificación de Ildefonso Cerdá sigue vigente, las poco arregladas aceras rezuman abandono, bastantes comercios cuelgan el cartel de “se vende”, me sorprende al número de “restaurantes” cerrados. Suciedad.
A las 13:45 (antes ya había saludado a José Luis y a Jaume) he entrado a la Parroquia anexa a la Casa de los Misioneros. Finalizaba la misa de “una” (castellano). Numeroso y cantarín grupo asistente. He pasado al comedor (nada que ver con el anterior) donde he saludado al resto de la Comunidad. En este momento la configuran siete compañeros. Comida reposado y, tras ella, me he dado un paseíto hasta la estación de Renfe. Periódicos. Larga cola, embarque y aquí estoy escribiendo estas notas. Son las 20:00 horas. Un trabajo agradable y compensador. Merece la pena.
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