Triduo a la Virgen Milagrosa (La Orotava)
El Triduo a la Virgen Milagrosa celebrado este año, en la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán, de la Orotava, nos ha dado la alegría a toda la familia vicenciana, de recoger los frutos de años de trabajo de promocionarlo, pues a pesar de ser realizado en días laborables, cada año ha ido aumentando el número de asistentes, y prácticamente ya se llena, el templo parroquial. Nuestra Madre la Virgen Milagrosa convoca con fe, a toda la familia vicenciana y a muchos devotos de esta advocación mariana en el Valle de la Orortava.
Los dos primeros días, centramos la celebración en estas dos dimensiones espirituales que la Figura de la Virgen, nos transmite desde el Evangelio: “María acoge y hace vida la Palabra de Dios”, con el texto de la Anunciación, y “María se pone en camino”, con el texto de la Visitación a su prima Isabel. Las eucaristías estuvieron precedidas de un acto mariano en que las Hijas de la Caridad, JMV y la AMM, no invitaba a orar, con y a María la Virgen Milagrosa, desde los temas mencionados.
El triduo nos ayudo a rezar y reflexionar sobre el trabajo que nos propone el nuevo Plan Pastoral Diocesano de Tenerife, pues este nos invita a recobrar la fuerza misionera en nuestras comunidades parroquiales, en vista a celebrar una gran misión, con motivo del Bicentenario de esta Diócesis. También tuvimos oportunidad de animarnos a acoger con fuerza y alegría el Año de la Misericordia propuesto por el Papa Francisco.
El día de la Fiesta, el evangelio de la misma, nos hizo orar y celebrar, centrándonos en el versículo: “Haced lo que el os diga”, que también centró el acto mariano. Fue una celebración solemne como merece lo que significa La Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa, para la familia Vicenciana, y para todos los que con devoción se hicieron participes de esta gran fiesta de fe cristiana en la Orotava.
Al final de la misa, es costumbre, realizar un pequeño acto de devoción, procesionando la imagen por el interior del Templo, fue muy emotivo y demostró el cariño que los vicencianos tenemos a la Milagrosa, como la llamamos familiarmente. Como conclusión de la fiesta, se repartieron las Sagradas Medallas mientras todos pasaban ante la imagen de la Virgen para pedir con fe de sus manos abiertas, esas gracias prometidas por la Virgen en sus apariciones a Santa Catalina Laboure.
Luis Santana C.M.
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