La Semana Santa en Puerto Cortés (Honduras)
TRIDUO PASCUAL Y DOMINGO DE RESURRECCIÓN
Sin duda alguna esta fue una semana santa muy diferente, no estuvimos físicamente reunidos en el templo como la gran familia que somos, este año cada uno de nosotros estuvo en casa, cumpliendo con su deber como cristiano siendo solidario y amando al prójimo protegiéndonos los unos a los otros y también como ciudadano y todo esto para evitar la propagación del COVID’19.
En verdad extrañé mucho ver a mis padres, hermana, familia, amigos, hermanos en la fe durante esta semana ya que años anteriores hemos estado muy cerca, celebrando juntos la semana mayor de nuestra fe, mientras escribo estas líneas vienen a mi memoria muchas personas que aprecio mucho y siempre hemos celebrado juntos y mi recuerdo va acompañado de la oración. Pronto nos volveremos a ver.
Jueves Santo:
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. (Sal. 115,12-13)
Iniciamos el triduo pascual: pasión, muerte y resurrección de nuestro señor Jesucristo, durante este día damos gracias a Dios por quedarse en medio de nosotros en la eucaristía y se hace presente por medio de las manos sagradas de un sacerdote (Lucas 22, 14-20: Hagan esto en memoria mía). Nos regala una lección de amor y de humildad.
Al igual que el domingo de ramos todos los fieles de nuestra parroquia recibieron la eucaristía presidida por P. Javier Irurtia C.M a través de las ondas de Radio Luz Cortés. En casa prepararon su altar alusivo a Jesús Eucaristía, reunidos todos a las 7:00 de la tarde, en torno al altar, Cristo nos invita a participar de su mesa a pesar de las circunstancias que vivimos. La alegría de vivir nuestra fe es mayor que el miedo.
Luego de haber celebrado la eucaristía un poco más tarde tuvimos un tiempo de oración con Jesús acompañándole en su oración en el huerto, presidida por P. Rosendo Martínez C.M. Al finalizar la oración con presencia del santísimo, recibimos su bendición y así mismo a través de la radio se les invito a los fieles a que se prepararan para recibir la bendición de rodillas.
Luego nos retiramos en un ambiente de oración acompañando a Jesús en su entrega por nosotros.
Viernes Santo:
“Inclinando la cabeza, entregó el espíritu”
Convocados a rezar el santo viacrucis a la 7:15 de la mañana en cada casa se preparó el camino del calvario, nos unimos en las reflexiones que nos regala San Vicente de Paúl por medio de sus obras completas.
Durante este tiempo acompañamos al Señor en su dolorosa pasión, al finalizar nos retiramos en silencio, acompañando a María nuestra madre que sufre la entrega de su hijo y sabe que todo lo hace por amor y también nos ama a nosotros.
Por la tarde a las 3:00 tuvimos la Celebración de la muerte del Señor, presidida por P. Iván Juarros C.M., unidos todos desde casa alrededor de la cruz de Cristo. “Mirad el árbol de la cruz; donde estuvo clavada la salvación del mundo”. Terminamos nuestra celebración en silencio, contemplando a nuestro Señor en el sepulcro con la esperanza de la gran resurrección.
Sábado Santo:
“Después de sepultar al Señor, hicieron rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro y lo sellaron. Y pusieron guardias para custodiarlo.”
Durante el este día seguimos en silencio pues nuestro señor duerme en el sepulcro, nos reunimos en la capilla y a través de las ondas de radio, al rezo de las laudes 8:15 y así unidos como familia en oración esperando la gran fiesta, reina de todas las fiestas del año “vigilia pascual”. Cada familia preparándose en casa para la gran noche.
Vigilia Pascual:
“Ésta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo.”
Nos reunimos a las 7:00 de la tarde, nos disponemos celebrar la vigilia pascual, en cada casa ya estamos listos, las luces apagadas, una gran oscuridad que nos rodea, oscuridad que es derrotada con la luz del cirio representado en cada familia con una vela, y el cirio que representa la luz de Cristo se nos da para iluminar nuestra vida. Celebración presidida por P. Ángel Echaide C.M.
Escuchamos con nuestras velas encendidas el Pregón Pascual y nos alegramos por que Cristo con su muerte a la muerte venció, luego escuchamos las lecturas del antiguo testamento con las luces de nuestras casas apagadas. Llegó un momento que nos llena de alegría, “canto del gloria”, la oscuridad es disipada por la luz radiante y perfecta de Cristo, aleluya, Cristo resucitó, nada nos roba la alegría de vivir la resurrección de Cristo, ninguna pandemia nos quitó la alegría.
Domingo Resurrección:
“Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua”.
Aleluya verdaderamente ha resucitado.
Cuando pienso en lo grande que es el Señor me estremezco y digo “quién soy yo”, el mayor regalo que he recibido del Señor es vivir este tiempo de confinamiento en comunidad con los padres de mi parroquia, poder recibir la eucaristía todos los días sacramentalmente, sin duda el Señor te sorprende de una manera muy bonita.
Me llena de alegría saber que serví al Señor apoyando a los padres a preparar estas celebraciones, y así todos unidos en familia las vivimos en comunidad. El señor se ha portado grande conmigo, lo único que deseo es ahora decir: “He aquí señor, ¿qué quieres de mí?“
Pronto nos volveremos a encontrar, la muerte no tiene la última palabra, estaremos unidos como familia en el templo. Nos unimos en la oración por el fin de esta crisis.
Unidos en oración y bajo la protección de Nuestra Señora de Suyapa, madre nuestra.
FELIZ PASCUA DE RESURRECIÓN.
Jesús Rivas
Etapa Acogida (Honduras)
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