Conceptos clave en Misiones Populares XI: Importancia de todos
– ¿Para quién es la Misión? ¿A qué tipo de personas se dirige?
– A todas.
Como el Sembrador de la parábola, nosotros debemos poner a prueba todos los terrenos; tenemos que arriesgar el Mensaje hasta en aquellos lugares que menos receptivos parecen. El mensaje sembrado en el camino, en el pedregal y entre zarzas… nos dice que no podemos renunciar a ofrecer el tesoro de la Fe que se nos ha confiado a nadie, por alejado o frío que nos parezca. Porque, además, la crisis de fe no es sólo fenómeno actual. Seres humanos poco creyentes ha habido siempre.
Y hay algo que no podemos olvidar: el hombre de hoy, igual que el de ayer, es hombre. Hombre con unas necesidades básicas y unas insatisfacciones que no acaba de llenar. Creo que Jesús nos muestra un camino que debemos explorar nuevamente: El sé hizo hombre y con su vida nos está enseñando a evangelizar desde el hombre, desde esa realidad que es la realidad humana de siempre. No es extraño que Juan Pablo II repitiera con frecuencia que debemos ser “expertos en humanidad”
Nadie puede quedar por nuestra parte excluido o al margen. Para nosotros, y comenzamos por ellos, los niños son importantes. Y no como un medio, sino como un fin. Y no como meros aprendices de adultos, sino como germen de hombres y de cristianos auténticos.
En nuestra sociedad, por una parte se valora (quizá excesivamente) a los niños. Sin embargo por otra, se les tiene muy poco en cuenta. Más todavía, tanto social como eclesialmente corremos el riesgo de hacerlos consumistas pasajeros.
Hay otro sector de edad importante porque quizá es otro sector marginado, a pesar de que llenen nuestras iglesias o las familias los necesiten. Es el sector “mayores”. ¿No son los mayores de alguna manera “un grupo marginado”, o si queréis más, social, política y familiarmente muchas veces “utilizado”?
Estos dos sectores de edad vienen a tener un lugar especial; tan es así, que les dedicamos una celebración especial en los domingos centrales.
Pero hay algo más, como otro dato social a tener en cuenta. Hay una edad a la que le ha tocado sufrir las principales crisis: es esa edad de matrimonios más bien jóvenes que por distintas razones, (urgencias laborales, la evolución acelerada de la sociedad, los cambios culturales, la promoción de la mujer, la falta de formación adecuada, la soledad ciudadana, etc.) se han quedado sin un cultivo adecuado Fe… ¿Y no son tantas veces y en tantos sitios los abuelos quienes están trasmitiendo hoy esa fe que ellos mamaron y que pobremente sienten la necesidad de entregar?
¿Y los jóvenes? No hay que tener miedo. En todos los procesos de preparación saldrán como objetivo principal. ¿Un objetivo un tanto idolátrico?
¿Que se me olvida algo? No. Destinatarios especialísimos deben ser los pobres. De ellos se está hablando mucho hoy. Pero no es lo mismo hablar que hacer. San Vicente es claro e insistente en este punto. Podíamos aquí multiplicar los textos. Permitidme fijarme sólo en uno, quizá por sentirme ante él pecador: «En esta vocación vivimos de modo muy conforme a nuestro Señor Jesucristo que, al parecer, cuando vino a este mundo, escogió como principal tarea la de asistir y cuidar a los pobres. ‘Misit me evangelizare pauperibus’. Y si se le pregunta a nuestro Señor: ‘¿Qué es lo que has venido a hacer en la tierra’ A asistir a los pobres. ‘¿A algo más?’ A asistir a los pobres. En su compañía no tenía más que pobres, y se detenía poco en las ciudades, conversando casi siempre con los aldeanos e instruyéndolos… » [XI, 33s].
Por lo demás, el texto evangélico base de san Vicente que ha quedado como lema de la CM es Lucas 4, 14ss.: El Señor me ha enviado a evangelizar a los pobres.
Eso sí, también por fidelidad al estilo general de toda misión queremos desarrollar unas actitudes: la búsqueda (buscar, buscar, buscar), el encuentro, el acompañamiento. Y somos conscientes que la labor no es nada sencilla. Pero, como dijo el profeta, si les tenéis miedo, yo os meteré miedo.
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