Conclusión del Iº Encuentro de Promotores Vocacionales de la C.M.

Al final de la carta que escribe, el por entonces, Superior General de la Congregación de la Misión al misionero Esteban Blatiron en Génova el 13 de diciembre de 1647 dice:

“Apruebo con toda el alma la mutua ayuda que se prestan, usted y el padre Martín, en las predicaciones y catecismos que hacen los dos cada día. […] La fatiga será dulce y todo trabajo resultará fácil, el fuerte aliviará al débil y el débil amará al fuerte y le obtendrá de Dios mayores fuerzas; y así, Señor, tu obra se hará a Tu gusto y para la edificación de la Iglesia, y los obreros se multiplicarán, atraídos por el olor de tanta caridad (SVP; ES: III, 234)”.

Vicente de Paúl da gracias a Dios por la fraternidad apostólica que surge en el trabajo de estos dos misioneros. Ese apoyo logístico y moral ayuda a desempeñar la labor encomendada en las, no tan fáciles, tareas andariegas por tierras italianas. Además, esta perfección en la caridad, propia para el miembro de la Compañía (Cfr. SVP; ES: XI, 551-564), será la que dará pie a los futuros trabajadores en la actividad misionera en la Congregación.

De estas letras se entresaca una sensibilidad vocacional en el Señor Vicente. Dicha sensibilidad está en su alegría por el buen trabajo fraterno llevado a cabo por dos de sus compañeros, mostrando cómo la misma caridad será la que atraerá las nuevas incorporaciones. Tal sensibilidad está sostenida en aspectos sólidos que dan una razón de ser a la labor que la Pequeña Compañía realiza en la Iglesia: la misión, la caridad, la fraternidad, la oración, la integridad personal…Estos aspectos forman parte de una mentalidad concreta, la mentalidad de una misionalidad universal.

Se observa claramente como nuestro Fundador, sin tener una conceptualización acerca de la Cultura Vocacional, vive y se alegra cuando sus misioneros comparten un entusiasmo en su labor pastoral. Desde esta perspectiva hemos reflexionado y profundizado en el I Encuentro de Promotores Vocacionales celebrado en París entre el 19 de noviembre y el 1 de diciembre de 2018. Para esta reflexión, nos han visitado excelentes conferenciantes que nos han ayudado a tener una perspectiva más completa sobre el tema: Tomaz Mavric, Amedeo Cencini, Andrés Motto, Robert Maloney, Javier Álvarez, Francisco Berbegal, Fréderic Pellefigue, Roberto Gómez, Rolando Gutiérrez, Jacek Piotrowski, Girolamo Grammatico y Jorge Luis Rodríguez.    

La disposición, apertura, puntualidad y trabajo ha sido aplaudido por el equipo organizador a través del Director del Centro Internacional de Formación. Sin duda el Espíritu Santo ha sido el animador y el motor de la unidad fraterna de todos los miembros de esta particular plenaria.

El mismo Señor Blatiron, todavía en Génova, recibe una carta de parte de nuestro santo patrón el 12 de noviembre de 1655 que indica lo siguiente:

“Doy gracias a Dios por los actos extraordinarios de devoción que piensan ustedes hacer para pedirle a Dios, por intercesión de san José, la propagación de la Compañía. Ruego a su divina bondad que los acepte. Yo he estado más de veinte años sin atreverme a pedírselo a Dios, creyendo que, como la Congregación era obra suya, había que dejar a su sola providencia el cuidado de su conservación y de su crecimiento; pero, a fuerza de pensar en la recomendación que se nos hace en el evangelio de pedirle que envíe operarios a su mies, me he convencido de la importancia y utilidad de estos actos de devoción (SVP; ES: V, 439)”.

Se ve como esta mentalidad y sensibilidad misionera desemboca en una praxis vocacional que lleva a Vicente de Paúl a aceptar las devociones y acciones en favor de una pastoral vocacional para la Congregación de la Misión. De esta manera, se ha entendido una integridad vital de la vocación misionera que se irradia hacia los demás y atrae para ser compartida radicalmente en comunidad.

Finalmente, añadir que nuestra vida orante no ha parado en estos días. Las laudes y meditación matutina nos abrían al Espíritu Santo para trabajar con ánimo y disponibilidad, además, la misa cerraban nuestra jornada junto a las vísperas junto al cuerpo del “místico de la Caridad”. Por otro lado, los misioneros asistentes hemos asistido continuamente a la Capilla de la Rue du Bac para reflexionar y orar ante los grandes símbolos que este lugar encierra para un corazón vicentino.

Por nuestra parte, los Promotores de Pastoral Vocacional nos hacemos responsables de este nuevo paradigma de Cultura Vocacional que llevaremos a todos los rincones de nuestra Congregación por medio del Documento Final aprobado en esta Asamblea en su última sesión.

Gracias por su confianza y atención. ¡Qué Dios nuestro Señor por medio de la intercesión de San Vicente de Paúl y la Stma. Virgen Milagrosa nos animen a vivir nuestra vocación de forma plena y atrayente!

José Luis Cañavate Martínez, CM.

Provincia de Zaragoza

 

 

 

David Carmona, C.M.

David Carmona, Sacerdote Paúl, es canario y actualmente reside en la comunidad vicenciana de Casablanca (Zaragoza).

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