Ejercicios Espirituales en Ávila
Ávila, 22 – 26 de febrero de 2016
No recuerdo haber vivido unos ejercicios con tanto silencio, ni en el noviciado. Desde la primera meditación hasta la última eucaristía, el silencio ha sido absoluto. Sólo sé por las películas cómo es el silencio de los cartujos; pues así.
La penumbra de la capilla, con sólo una luz para el Santísimo y el Crucifijo, invitaba a fijar la mirada en Él y volverla hacia dentro, para descubrir la realidad propia y abandonarse en su inmensa misericordia.
Los pasillos desiertos. En el comedor, como en las películas, el suave roce de los cubiertos en los platos y la música envolvente, que no distrae, sino que concentra. Fuera, seguramente hacía frío.
El P. José María Nieto, C.M., que nos ha dirigido, ha llevado las inteligencias y las voluntades hacia la contemplación del Señor, intentando que todos tocásemos la orla de su manto, como el medio mejor para sanar las propias enfermedades.
Nos ha hecho salir al desierto con Jesús, para, desde la propia indigencia, buscar a Dios, de la mano del Espíritu Santo, huyendo de todas las tentaciones que propone el enemigo. Desde el principio plateó: ¿Qué actitud tiene para estos ejercicios? ¿Qué gracia quisieras conseguir?
Y poniendo modelos bíblicos, fue adentrándonos en el deseo de Dios, en su búsqueda; en cómo santificar su nombre. En la relación personal con Cristo y con la Iglesia. Nos acercó a las tentaciones con san Lucas, al pecado con David, a la lucha y la conversión con san Pablo.
Todo un día, sin penitencial, lo dedicamos a contemplar la pasión del Señor. Y el día último: La participación en el sacerdocio de Cristo, siendo contemplativos en la acción y apóstoles en la oración.
El horario, muy sencillo: 8´30: Laudes y oración. 10´30: Primera meditación. 14: Comida. 17: Segunda meditación. 20: Vísperas y eucaristía. 21: Cena.
Cada uno se ha distribuido el tiempo. De la habitación a la capilla; de la capilla a la habitación y algún paseo solitario. Todo en silencio.
La liturgia, bien preparada y con celebración reposada, estuvo distribuida por Provincias. Dos días Madrid, dos Zaragoza, una Salamanca.
Hemos participado en los ejercicios 28. Por Provincias: 14 de Madrid; 9 de Zaragoza; 5 de Salamanca.
Terminados los ejercicios, apareció la nieve. Así como las murallas arropan a la ciudad vieja, algunos, como tantos otros visitantes de invierno, echábamos en falta el abrazo del manto de nieve, como complemento expresivo de la presencia del espíritu. Y, a las 10 en punto de la noche, comenzó a nevar.
Las atenciones, siempre las mismas, porque no se pueden mejorar. Gracias a todos. Para colmo, el último día, viernes, la cocinera, Milagros, nos obsequió con un bacalao, del mejor del norte, que más que de viernes, pareció de Domingo de Resurrección.
Paulino Sáez López, C.M.
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