Las celebraciones de La Milagrosa en Albacete

19-27 de Noviembre de 2016.

Hay que empezar por reconocer y alabar el empeño de nuestros compañeros de Pamplona en preparar unos materiales dignos, encomiables, que sirven de base para los cultos de la Milagrosa, en toda nuestra geografía, y más allá de los mares. Es la ventaja de estar unidos por un mismo idioma y una misma devoción a la Virgen, en general, y a la Milagrosa en particular.

Para todo hay gustos: habrá quienes digan que le falta esto o lo otro, que es espiritualista, que no baja a la realidad de nuestro tiempo y que sé yo… Son cosas de los perfeccionistas, de los que, hagas lo que hagas, pondrán pegas y dimes y diretes. Unos materiales generales, como los buenos libros, deben dejar siempre un espacio abierto a la imaginación creativa y a la impronta de cada uno. Prefiero reconocer y elogiar el esfuerzo y el tesón de nuestros compañeros de Pamplona y animarles a que sigan adelante con su tesón y esfuerzo: hacen un trabajo de equipo estupendo, que da unidad básica a nuestras predicaciones de la Milagrosa y nos ahorran a todos un montón de esfuerzo y de preocupaciones.

Además, nos ayudan a reverdecer nuestros tiempos primaverales: cada año que predico la Novena o el triduo de la Milagrosa siento volver a mis primeros años de Pamplona, me hacen revivir la mirada limpia y emocionada de mis primeros años de apostólica, cuando contemplaba embelesado los cuadros de la iglesia: Santa Catalina, a los pies de la Virgen; la familia arrodillada, ensimismada, orando, contemplativamente ante la Milagrosa; y los rayos de la Virgen que bajaban desde lo más alto de su hornacina, y cuyas manos podíamos besar en la Medalla el último día. Son recuerdos imborrables que me han acompañado siempre, a lo largo de mi vida. Y yo supongo que todos los que hemos sido educados en las apostólicas, en aquellos tiempos de piedad popular y familiar sencillas, hemos experimentado algo parecido, de una u otra forma.

Este año he encontrado en el material de la Novena dos elementos nuevos que me han parecido un acierto indudable: el primero ha sido el comenzar por la presentación e ilustración de un signo de la Medalla. Aunque los devotos tradicionales de la Milagrosa los conocen sobradamente, siempre se puede aportar o adaptar a la nueva realidad algo nuevo. Un signo vale siempre más que mil palabras. Y el segundo elemento nuevo ha sido terminar con la evocación del carisma vicenciano, con ocasión del cuatrocientos aniversario del nacimiento del mismo. Ha sido un buen anticipo de lo que podemos compartir a lo largo del año que vamos a comenzar. La devoción auténtica a la Virgen no se reduce al sentimiento emocional; si no pasa por el filtro del anuncio profético de la opción preferencial por los descastados de nuestra sociedad, corre el riesgo de ser algo banal, y hasta de convertirse en una huida embadurnada de pietismo infantil.. Unir estos dos elementos complementarios, el culto a la Milagrosa y el carisma vicenciano, en torno a la reflexión sobre el canto protesta del Magnificat ha sido una aportación rica en simbolismo y enriquecedora, de cara a las celebraciones del próximo año.

Como en años precedentes, las celebraciones en honor de la Milagrosa de este año en Albacete han tratado de dar respuesta a la multiplicidad de sensibilidades populares en los distintos barrios o instituciones en que nos movemos. Se han tenido triduos en La Milagrosa (barrio de las “seiscientas”); en la parroquia de San Vicente de Paúl; en la Residencia de San Vicente de Paul; en el colegio de la Inmaculada de las Hijas de la Caridad. Y, como marca una tradición inveterada, iniciada por la Inolvidable Sor Dolores Montiel, desde los tiempos del colegio-residencia de niñas pobres de las Hermanas, la parroquia de la Sagrada Familia ha celebrado, con toda solemnidad, el novenario completo que no tiene nada que enviar a las Novenas de más solera en nuestro país.

Los responsables pastorales de los distintos centros han seleccionado y adaptado los temas a sus respectivas feligresías. Sería prolijo detallar las particularidades de cada centro. Sí que quiero reseñar al menos alguna peculiaridad. En las Seiscientas, por ejemplo, se ha escogido como tema de referencia central la relación de la devoción a la Milagrosa y la práctica de la Misericordia, en consonancia con la derivación al carisma vicenciano. Lo han estructurado así:

  • Primer día: la Milagrosa y la Misericordia, una forma de intentar hacer la pastoral de la misericordia en el barrio.
  • Segundo día: la Milagrosa en el proyecto de la misión diocesana en Albacete.
  • Tercer día: la Milagrosa en el cuarto centenario del Carisma vicenciano.
  • En sintonía con peculiaridades del barrio, tuvieron además una chocolatada mañanera, a la que se invitó a toda la barriada.

  La celebración del triduo de La Milagrosa, 25-27 de Noviembre, en la residencia de San Vicente de Paul, ha tenido, igualmente, resonancias especiales, heredadas de los tiempos en los que las Hermanas regían la antigua residencia de ancianos de la casa Misericordia. Todavía hay algunas de aquellas ancianas que guardan recuerdos imperecederos. A este triduo, promovido cuidadosamente por el P. Helios, su capellán, han acudido no solo los ancianos residentes, sino también personal de servicio y familiares y amigos, hasta un total aproximado de cien personas..

En la predicación de la Novena, en la parroquia de la Sagrada Familia se respetaron, en general, los temas propuestos en el folleto de Pamplona, pasados por los filtros personales de cada uno de los predicadores.
Todos los miembros de la Comunidad predicamos al menos un día en esta Novena, en sesiones de 11 de la mañana y 6 de la tarde. La asistencia, tanto por la mañana como de la tarde, fue de bancadas llenas. Yo, personalmente, no noté diferencias reseñables, en cuanto al número de asistentes, respecto a años anteriores, salvo que los asistentes habían crecido un año. Lamentablemente, es signo de los tiempos que la juventud brille por su ausencia en este tipo de cultos, salvo excepciones.

La celebración del sábado en la Sagrada Familia estuvo presidida por el obispo de la diócesis, Don Ciriaco Benabente, que no falta nunca a la cita, y siempre hace gala de sus conocimientos de las Apariciones y del carisma vicenciano.

Queda por destacar que este año, por primera vez, ese mismo día del sábado, tuvo lugar la procesión de la Virgen Milagrosa por las calles de los alrededores de la Iglesia. Fue una buena experiencia que augura su continuidad en años sucesivos. Ni el goteo tenue de la lluvia amenazante arredró a los devotos de la Virgen en su decisión de pasear su imagen, esplendorosa de luces y de flores, por sus calles.

Cualquiera que tenga los ojos y el corazón limpios se preguntará qué clase de hechizo tiene la devoción a la Virgen Milagrosa, que es capaz de convocar, año tras año, a las buenas gentes sencillas, empapadas de fe y de sincera piedad mariana, a lo ancho y a lo largo de nuestra geografía. ¿No será está, todavía, parte de nuestra España profunda, del resto fiel del nuevo Israel que nos anuncia tiempos mejores?

David Carmona, C.M.

David Carmona, Sacerdote Paúl, es canario y actualmente reside en la comunidad vicenciana de Casablanca (Zaragoza).

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