Semana Santa 2021 – Pamplona
La Semana Santa nos dio la bienvenida con un Domingo de Ramos soleado y templado. Fue un día bonito porque se respiraba ya un ambiente de semi vacaciones. Había muchos fieles con ganas de poder saborear este año la Semana Santa porque la del 2020 no pudo celebrarse por estar confinados. Pudimos disponer de un pequeño ramo de olivo “made in Arróniz”, cortesía de Pachi Ramírez, miembro del Equipo de Pastoral de nuestra Iglesia.
Como, ya venimos haciendo los últimos años, motivamos el tiempo de cuaresma con un lema para prepararnos mejor. Este año lo hicimos desde la frase, “tengo sed de ti”, que, acompañada de un precioso icono del Señor, estuvo presente en el presbiterio de la Iglesia los 40 días del tiempo litúrgico cuaresmal, invitándonos al encuentro personal con Jesús y a una revisión de vida para concluir con una buena confesión sacramental.
De esta manera llegamos al Jueves Santo, primero de los grandes días de la Semana Santa. Por la mañana todo el Equipo de Pastoral, con el P. Luis Miguel, Padre Patricio y Sor María Jesús, preparamos la celebración de la Cena del Señor y el Monumento para la reserva del Santísimo Sacramento.
Por la tarde tuvimos la celebración de la Misa de la Cena del Señor -con la que se abre el Triduo Pascual-, muy solemne y con una gran profundidad tanto en la homilía como en los silencios de adoración e interiorización. Tras la comunión se llevó en procesión al Santísimo para dejarlo en Reserva, donde permaneció para la adoración y la oración personal.
El Viernes Santo amaneció frío, acompañado de un cierzo que invitaba al recogimiento y al calor. A las 11.30 tuvimos el Viacrucis. La asistencia fue muy numerosa y participativa en la lectura de las estaciones y portando la cruz y los cirios. Acompañamos al Señor este año haciendo un recorrido de las cruces que acontecen en nuestro mundo, sobre todo el de la pandemia del covid 19.
Por la tarde tuvimos la celebración de la Pasión a las 17.00 horas. La celebración transcurrió con la misma devoción y profundidad del día anterior.
En la celebración del Jueves Santo y hasta la Vigilia Pascual tuvimos la gran dicha de participar un pequeño grupo de mujeres, muy “enamoradas” del canto, con otro pequeño grupo de hombres, tenores, barítonos y bajos, de excelentes voces con gran escuela musical. Don Julián Montoya, natural de Olite, organista de nuestra Iglesia, musicólogo, compositor y excelente tenor, nos ofreció su arte de lograr con todos nosotros una sencilla “unidad coral” para amenizar musicalmente todas las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa. La “guinda” fue el canto de la Pasión del Señor, según San Juan, del Viernes Santo, compuesta por él mismo y con la que gozamos por un año de lo que los “olitejos” lo vienen haciendo todos estos años pasados.
El Sábado Santo por la mañana nos juntamos en oración para acompañar, en su soledad y dolor, a nuestra Madre la Virgen María. No hubo más actos hasta la noche; a las 20:00 en punto comenzamos la gran celebración de la Vigilia Pascual con la Iglesia llena según el aforo que permite el templo.
La celebración fue intensa, profunda, llena de sentimiento y fervor. Es una de esas celebraciones que te reafirma en la fe. La bendición del fuego, el anuncio solemne de la Resurrección con el pregón pascual, el repaso de la historia de la salvación con las lecturas bíblicas, la renovación de las promesas bautismales y la celebración eucarística, fueron sucediéndose a lo largo de una hora y media, que se nos hizo brevísima. Terminamos con alegría y gozo compartido y deseándonos todos unas feliz “Pascua de Resurrección” y pidiendo al Señor que la Semana Santa del año que viene se pueda celebrar de una forma más normalizada.
Después de unos días tan intensos sólo nos queda decir una cosa: ¡Feliz Pascua de Resurrección! Que la alegría del Señor Resucitado impregne nuestras vidas y nos ayude a afrontar esperanzadamente el quehacer cotidiano con otra motivación y desde una perspectiva más profunda de vida.
Patricio Chinnappan, C.M.
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