La novena de La Milagrosa en Teruel
La comunidad de Teruel viene celebrando la novena desde finales del siglo XIX, siendo varios de sus integrantes fervorosos propagadores de la devoción a La Virgen Milagrosa, apoyándose en las misiones populares y en las Hijas de la Caridad. Misioneros de la talla de los PP. Irigoyen, Ruiz de Velasco, N. Ramírez, A. Zabala, E. Tabar… acrecentaron en las primeras décadas del s. XX la devoción a La Milagrosa. Fruto de esta devoción fue el encargo de la imagen que hoy se venera en la iglesia, como titular de la misma, y unos años más tarde se publicó en Teruel la colección de “Himnos y Plegarias de la Medalla Milagrosa” (1920), con permiso del P. Fco. Verdier, Superior General de la C.M. y el P. José Arambarri, Visitador de la provincia de Madrid. Incluía cinco primeras obras editadas del Hno. Estudiante J. Mª Alcácer. Obra considerada como base de la primera edición del Cancionero Religioso. Y refiriéndonos a la imagen se dice es la más hermosa de las tallas de madera noble, su autor el maestro J. Burgalat, notabilísimo escultor valenciano, y la más venerada en la ciudad. Llegó a Teruel en 1911 y fue instalada para su bendición y homenaje de los fieles en la parroquia de San Andrés. Tras los cultos solemnes fue llevada procesionalmente al antiguo convento de Capuchinos, donde residía la comunidad de los Padres, que era apostólica y casa misión. Hubo sucesivos cambios de domicilio hasta quedar fijada en 1965, en la pequeña capilla de la actual iglesia, hoy parroquia de La Milagrosa.
La novena, como viene sucediendo en los últimos años, se la han repartido, a modo de tres triduos, los PP. Felipe García, éste siguiendo el tema “María en la vida consagrada y su proyección en el Pueblo”. El segundo triduo el P. Jesús Mª Egüés, con el tema “Los ojos, los pies y las manos de la Virgen Milagrosa”; el tercer triduo, dos días para el P. José Mª Alfonso Loyola, que se centró en las apariciones de la Virgen Milagrosa y Santa Catalina, cerrando el novenario y la fiesta el Sr. Obispo, D. Carlos Escribano, con solemne misa cantada por la Polifónica Turolense, exquisita homilía y bendición de las medallas. Se ha tenido dos celebraciones diarias, una por la mañana para favorecer a las personas mayores e Hijas de la Caridad impedidas con la novena de confianza., y la celebración de la tarde, precedida del rosario, más solemne y siempre armonizada. Por la mañana asistían una media de 70 personas, y alrededor de 130 por la tarde. El día de la fiesta la iglesia se llenó, superando los 300 asistentes. Colaboró toda la familia vicenciana, en particular la Hijas de la Caridad, y los diversos grupos parroquiales. Este año la venerada imagen de la Milagrosa quedó en su capilla, para evitar deterioro y peligro en su traslado, presidiendo desde el presbiterio la imagen de la Milagrosa con el globo en sus manos. La imagen de la mirada al cielo, pies andariegos y manos que reparten gracias.
Jesús Mª Muneta, C.M.
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