Campo de verano en el Centro Social «Marillac», Hijas de la Caridad – Catellón
Desde el 17 al 24 de junio del presente año, hemos estado los estudiantes de la etapa de acogida de Casa Blanca, Zaragoza; José Leonardo Bastidas y German Cárcamo, en el Centro Social Marillac, de la Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul, ubicado en Castellón. En dicho centro hemos podido realizar un trabajo pastoral con nueve personas sin hogar y convalecientes, que encuentran en este lugar la atención y el amor necesario para sobrellevar lo propio de la enfermedad.
Nuestra labor consistió fundamentalmente, en el cuidado de estas personas en conjunto con las hermanas y los educadores que trabajan en el centro. Realizamos actividades que procuran inculcar en ellos los valores del Centro: Justicia, Solidaridad, Dignidad Humana, Disponibilidad, Gratuidad, Creatividad y Audacia, Humanizar la Técnica, Profesionalidad y Formación. Cada actividad era distinta pero enriquecedora, en el Centro de día “Faro” donde pasábamos la mañana y según la planificación de los educadores se realizaban trabajos manuales, charlas educativas, clases de teatro y no podía faltar la clase de cocina, donde hemos preparado un plato típico de Venezuela, con la ayuda de todos los presentes.
Cada realidad de vida en los integrantes de este grupo de personas que residen en Marillac es distinta, por eso hemos procurado ser compañeros de cada uno, escuchar sus experiencias de vida, aprender de sus conocimientos y aceptar sus consejos, a la vez que les dejábamos unas palabras de aliento. He de acotar que esto nos motivo a preparar el encuentro de oración del sábado por la tarde, en el cual se les dio a conocer una síntesis de la vida de San Juan Bautista y se compartió luego el evangelio correspondiente a la Solemnidad de la Natividad del Precursor de Cristo. Este momento de oración culmino con una acción de gracias que durante la semana fue preparada con cada uno de los chicos, pues lo hicieron en su idioma natal y luego lo traducían al castellano, lo cual, considero, que los motivo a participar con alegría en el encuentro.
Las tardes en el Centro Social son también aprovechadas para enseñar a los residentes, ya que hemos podido ayudar a algunos con clases de informática y castellano. Además, hay que resaltar que en su tiempo libre y después de la merienda se suele jugar domino, cartas españolas y parchís, juegos de mesa en los que la mayoría eran “expertos”. Para salir de lo convencional, les organizamos una tarde de cine en el centro, habilitamos un salón con un ambiente adecuado, se les proyecto una buena película que se acompañó con palomitas de maíz y Pepsi cola, actividad con la que manifestaron estar complacidos. Adicional a lo anterior, cada jueves salimos de paseo con los residentes y un educador a la playa, donde tenían la oportunidad de distraerse, salir de la rutina y compartir un helado en equipo.
Finalmente quiero agradecer al grupo de Hermanas de la Caridad que trabajan en este Centro Social, por abrirnos las puertas de su casa, de su capilla y de su corazón, por el excelente trato que hemos recibido de su parte y por alentarnos a seguir en este camino al que Dios nos ha llamado. A los educadores agradezco su apoyo y comprensión en las distintas actividades que nos han encomendado y por último, gracias a nuestros formadores por permitirnos vivir esta grata experiencia.
José Leonardo Bastidas
(Etapa Acogida – Zaragoza)
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