Inicio del Seminario Interno 2020 en Guatemala
El 4 de enero, día en que celebrábamos la memoria de santa Isabel Ana Seton, primera santa nacida en Estados Unidos, ha dado inicio el Seminario Interno de CLAPVI-NORTE en Guatemala. Seis jóvenes, de distintas provincias (tres de México, dos de Panamá y uno de Honduras) han comenzado esta aventura que durara un año. Entre ellos se encuentra José Pedro López, joven de la parroquia de Cuyamel a quien hemos acompañado en su proceso vocacional durante los últimos años.
En la misma ceremonia dábamos gracias a Dios por los ocho seminaristas del 2019 que regresan a sus provincias y recibíamos a estos seis seminaristas del 2020. La Eucaristía estuvo presidida por el director del Seminario, el padre Emmet Nolan, de la provincia de Filadelfia. Nolan mostró su agradecimiento a Dios por el año terminado y por los ocho seminaristas que han culminado esta etapa, al tiempo que encomendaba el nuevo curso que empieza. Recordó en tono jocoso que los seis seminaristas que empiezan son ya miembros de la Congregación, y firmarán como C.M., que no significa “como mucho” sino Congregación de la Misión. Esta es la Congregación que Dios ha querido fundar, desde el principio de los tiempos, para que su evangelio sea anunciado a los más pobres, continuando con la misión del mismo Cristo. Asimismo, señaló Nolan que el gran problema del mundo es la falta de amor, y que no lo podemos resolver pretendiendo ser superhéroes que luchan en solitario. Lo nuestro es misión en comunidad. Somos comunidad, y nuestra tarea es hacer comunidad, hacer familia; anunciar el evangelio es también hacer familia.
La misa estuvo participada por un nutrido grupo de hijas de la caridad y laicos de las diferentes obras de la familia vicentina. Concelebraron los visitadores, vicevisitadores, superiores regionales, formadores y otros sacerdotes presentes. El momento más emotivo fue cuando los jóvenes seminaristas recibieron con un abrazo las constituciones de parte de los visitadores o responsables de cada provincia. “Ya pueden comer mucho”, añadió el director. La pequeña capilla del seminario se hizo pequeña para todos los asistentes; se sentían el fervor y el cariño.
Tras la misa tuvimos comida de hermandad. El tiempo respetó y la lluvia no llegó. Entre plato y plato pudimos compartir alegría y fraternidad. No faltaron las fotos ni la música. Esperamos y deseamos que san Juan Gabriel Perboyre, que da nombre al seminario, proteja y guíe a estos jóvenes para que lleguen a conocer y amar la misión vicenciana, a la que Dios los ha llamado en la Congregación, y para que puedan ser buenos misioneros, seguidores de Jesucristo evangelizador de los pobres.
Iván Juarros, C.M.
Una gran labor por comenzar .Dios les guarde y que cumplan con la vocación a la que han sido llamados.