LA FAMILIA VICENCIANA DE ALBACETE CELEBRA A SU FUNDADOR

La comunidad de Misioneros Paúles de Albacete celebró el pasado 27 de septiembre la solemnidad de su santo fundador, Vicente de Paúl. Fue un día para seguir dando gracias por el cuarto centenario de existencia de la Pequeña Compañía, en el marco de su Año Jubilar.

La jornada comenzó con el rezo de Laudes en la capilla, durante el cual tuvo lugar la apertura del Seminario Interno. En ese contexto, el P. Santiago, director, dio la bienvenida oficial a la Congregación a los jóvenes Diosvany y Manuel. Sus palabras, la entrega de las Constituciones y del crucifijo, y el gesto del abrazo comunitario materializaron esta acogida.

Por la mañana, los mayores de la residencia “San Vicente de Paúl”, capellanía de la comunidad, gozaron una Eucaristía muy esperada, con una cálida acogida por parte de todos. Fue una ocasión valiosa para no perder, mucho menos hoy, el contacto con los pobres, nuestros verdaderos amos y señores, representados en esta nueva forma de pobreza: la enfermedad, el sufrimiento y la soledad de los ancianos.

Luego, disfrutamos una buena comida, preparada con esmero, como merece la ocasión. Nos acompañaron algunos sacerdotes del arciprestazgo, lo que convirtió el encuentro en un momento significativo para estrechar lazos con el presbiterio de la Diócesis de Albacete, en la que servimos.

Por la tarde, la parroquia San Vicente de Paúl acogió una gran celebración presidida por el señor Obispo, D. Ángel Román, en la que participó toda la Familia Vicenciana presente en la ciudad: los propios parroquianos, la Congregación de la Misión, las Hijas de la Caridad, la Asociación Internacional de Caridad —que impuso el crucifijo a cuatro nuevas integrantes—, la Asociación de la Medalla Milagrosa, las Conferencias de San Vicente de Paúl y una buena representación de Juventudes Marianas Vicencianas. También se unieron otros sacerdotes y religiosas de la Diócesis.

D. Ángel es, sin duda, un pastor en plena sintonía con nuestro carisma de evangelizar a los pobres (Lc 4,18), y su presencia fue agradecida por todos los participantes. En su homilía, trató de acercar la santidad de San Vicente a la vida cotidiana de nuestros grupos vicencianos. Nos invitó a vivir con esperanza incluso en medio de nuestras “ruinas” y a ser “mensajeros de paz” allí donde estemos (Is 52,7). Recordó además cómo el origen campesino de Vicente, semejante al de Nuestro Señor nacido en Belén, nos anima a no desentendernos de la llamada a servir en nuestro propio ambiente: también nosotros podemos hacer grandes cosas, pues “Dios elige a los débiles para anular a los poderosos” (1 Cor 1, 26-31). 

En definitiva, damos gracias al Señor por el carisma de San Vicente y por todo lo vivido en este día. Las personas y los acontecimientos que lo han marcado quedarán en nuestra memoria al recordar este año tan señalado para los vicencianos. Y, cómo no, le pedimos que lo experimentado impulse a todos los miembros de esta gran Familia a vivir la comunión entre nosotros para un mejor servicio a los pobres.

Manuel Mora, C.M.

David Carmona, C.M.

David Carmona, Sacerdote Paúl, es canario y actualmente reside en la comunidad vicenciana de Casablanca (Zaragoza).

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