Semana de convivencia vocacional vicenciana (Albacete, 8 al 14 de Julio de 2024)
LLAMADOS A SER MISIÓN
“…Dios trabaja también con nosotros: con el artesano del talle” (SVP))
Durante una semana nos reunimos entorno a la Familia Vicenciana Cuatro Jóvenes (Miguel Ortega siguió en la distancia esta convivencia) que nos sentimos llamados a formar parte de la misma como Misioneros, varios de los convocados a la misma ya conocíamos esta acogedora comunidad y las distintas misiones que comparten con las dos Comunidades Albaceteñas de las Hijas de la Caridad y con las comunidades Parroquiales y los integrantes de las diversas misiones de la ciudad manchega.
Días de Calor, de calor físico y de calor humano que se traduce en llama de amor Cristiano Urgido a darse y a ser recibido por los que son llamados cómo más pobres…, han sido días de conocimiento interno y de aprendizaje de la Misión, visitas y ayuda en los Campamentos( demasiado nutridos) de trabajadores migrantes en el campo albaceteño, días de conocimiento de los talleres ocupacionales a adolescentes en el campo y en las aulas del Barrio de la Estrella( acompañando a las Hijas de la Caridad), días de acompañamiento a los Internos y a sus capellanes del Centro Penitenciario de Albacete( ¡Cuánto se aprende y cuanto se quiere a los internos!) , días de aprendizaje con los enfermos en el Servicio de Capellanía del Hospital de Albacete, días de compartir piscina y enseñanzas con las niñas y niños del denominado Barrio de las Seiscientas, días con las Comunidades Parroquiales de San Vicente Paúl, La Virgen de la Estrella ( y con las Madres del Ave María) y la Milagrosa…
Pero sobre todo días de encontrarnos con nosotros mismos, con nuestros hermanos y compañeros, con los Padres Misioneros que nos quieren y acompañan, viviendo la vida de un Misionero entregado al amor y al pobre (en todas sus acepciones); esto se sintió muy profundamente cuando visitamos el sábado correspondiente los pueblos de la Sierra del Segura de Albacete (Letur, Elche de la Sierra, Férez, Socovos) y vivimos el legado y amor de las gentes de esos bellos pueblos para con la Congregación de La Misión que en los años 70 y 80 del siglo XX desarrollaron en esos pagos su valiosa misión y que constituye el mejor aliciente para confirmar nuestra propia vocación.
En definitiva, nosotros, Diosvany Ortiz, Manuel Mora, Athanase Mvondo y Raúl Hernández, con vidas tan diversas, con trayectorias tan diferentes sentimos que hemos visto confirmada nuestra comunitaria vocación misionera para y con los más pobres por Cristo.
Raúl Hernandez
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