Andando se hace el camino

Estos días nos une a todos la celebración familiar de la Virgen de la Medalla. También aquí en Zaragoza hemos celebrado varios triduos en parroquias en las que de alguna forma se hacen presentes la Hijas de la Caridad o la Familia Vicenciana.

Estos días también, como “agua en la noche y serpiente indecisa”, que diría el poeta, continúan los trabajos callados de algunas misiones. Estos trabajos de retaguardia han ido en dos direcciones: Estamos preparando el próximo retorno a la parroquia del Espíritu Santo de Espinardo y, completando el trabajo iniciado en la parroquia de san Pablo de Zaragoza, tendremos una jornada de discernimiento que culminará con la reunión del Consejo de Pastoral Parroquial.

Estos días también, como comentaba esta mañana en la wed de Misiones hemos sentido un nuevo impulso misionero con las palabras del Papa en la Exhortación Evangelii Gaudium: «Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. En esta Exhortación quiero dirigirme a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría». Este es el inicio, pero el contenido posterior señala una dirección más “según el evangelio”: «Es indispensable prestar atención para estar cerca de nuevas formas de pobreza y fragilidad donde estamos llamados a reconocer a Cristo sufriente, aunque eso aparentemente no nos aporte beneficios tangibles e inmediatos: los sin techo, los toxicodependientes, los refugiados, los pueblos indígenas, los ancianos cada vez más solos y abandonados, etc.» Son dos llamadas que quisiéramos vivir con gozo evangelizador mezclado con el cáliz de los  crucificados actuales en estas dos realidades misioneras que tenemos a la vista.

Pobremente, pero sin dejarnos dominar por las dificultades, queremos continuar la preparación de la tierra y la siembra. El primer día del triduo en san Pablo nos decía David en la homilía: hay que saber estar como María “firmes” al pie de la cruz. Un buen mensaje, pensé yo, para nuestro trabajo de CM.