Boggiero sigue
Quienes intentamos seguir viviendo “asomados” no queremos dejar que se nos mueran las cosas que llevamos entre manos. En esta casa curiosa, la de Boggiero, bulle por encima de los años la vida vicenciana.
Los ministerios principales que se confiaron a esta casa, Hermanas, Misiones al Pueblo y Capellanías, continúan con su andadura. El sentido de acogida que ha querido la comunidad vivir como talante se manifiesta normalmente en distintos servicios: Reunión de Seglares Misioneros de la zona norte, gozo compartido con quienes sienten que la Virgen del Pilar es la Virgen de la tierra y nos visitan, personas de paso por Zaragoza, y una presencia que queremos significativa en esta barrio del Casco viejo.
En esta última línea, y a petición de los curas de la parroquia de san Pablo, en la semana del 11 al 18 vamos a dar un primer paso en la posible misión que juntamente con ellos intentaremos vivir este año.
Y viene de perillas recordar en este día en que está reunido en la otra casa de Zaragoza el grupo de Delegados locales de Pastoral Vocacional las palabras del Papa Francisco en la audiencia de ayer con las que vuelve a insistir en una idea que nos ha de estimular: “la iglesia católica debe recuperar con más énfasis su misión evangélica y dedicarse a los más desfavorecidos”.
Por eso también quiero hacer mención de otro de los servicios que se atienden y animan desde esta casa: la atención a las dos ramas caritativo-sociales que complementan nuestro carisma: AIC y la SSVP.
San Vicente de Paúl (de ahí el nombre de “misioneros paúles”), a pesar de las comprensibles limitaciones propias del tiempo en el que le tocó vivir (siglo XVII), tuvo un gran aprecio por la comunicación: llegó a escribir más de treinta mil cartas (alguna llegó a su destinatario varios meses después de su muerte). 
Que la palpitación de la vida de acogida, de misión evángelica y de dedicación a los más desfavorecidos se sienta en las demás comunidades de la Provincia canónica de Zaragoza.
Permítaseme aprovechar la oportunidad de enviar un cariñoso y caluroso saludo al Padre Jesús Martínez San Juan. No somos pocos los filipinos que, habiendo tenido trato con él, lo recordamos con tierno afecto. Habían preguntado por él especialmente los Padres Nicolás Pasadilla y su hermano gemelo, Félix (QEPD) y Eduardo Dura, exalumnos del Seminario del Santísimo Rosario, Naga. Me acuerdo aún de una explicación de los conceptos filosóficos de tiempo y de espacio que él dio un día durante el recreo, a instancias del Padre Justo Moro, creo. Lo hizo fácilmente el Padre Jesús,lo que demostraba su dominio del tema.