Textos para la Historia de la CM en España (6 de febrero de 1846)
DECRETO DE RESTAURACIÓN. (6 de febrero de 1846)[1]
«¡Ah! No será posible, no; que el benéfico corazón de V.M. consienta que desaparezca de vuestro Reino un Instituto de Caridad, que tanto lo honra.
El Decreto de restauración de la esclarecida Orden Religiosa de las Escuelas Pías, que con tanta uniformidad de Votos solicitaron las Cortes y que V.M. sancionó con aplauso de toda la Nación, garantizó la educación de muchos millares de niños pobres, que sin él hubieran yacido en la más estúpida ignorancia, y en la degradación, que le es consiguiente.
Otro igual que solicita el Exponente para la restauración de los Presbíteros seculares Misioneros de S. Vicente de Paúl garantizará para siempre el buen servicio de los pobres enfermos, la asistencia maternal de los expósitos, la instrucción gratuita religiosa y social de las niñas en las escuelas públicas a cargo de las Hijas de la caridad. Mas estos bienes inmensos caducarán, si les falta el apoyo de sus Directores natos, que forman sus espíritus, que gobiernan su dilatada Congregación, y que las acompañan cuando es menester a las Regiones más lejanas, a donde quiera enviarlas el Gobierno de V.M.
Nada perderán los Misioneros de S. Vicente de Paúl si se les niega la existencia legal en España. La República Mejicana les ha abierto las puertas, les ofrece Casas y rentas pingües, con que sostenerse decentemente; y los Estados Unidos del Nord-América los protegen en los diez y seis Establecimientos que en el día cuenta dentro sus límites aquella República. La pérdida será para nuestra cara Patria. Los pocos dispersos que han quedado aquí, deseosos de cumplir la palabra dada a Dios, aunque con solos Votos simples, emigrarán a las naciones extranjeras que los desean; y los que no tengan ánimo para tanto se aniquilarán en el aislamiento en que se hallan; y en breve desaparecerán del suelo Español las dos congregaciones de S. Vicente de Paúl. No pudiendo sufrir el corazón eminentemente español del Director que expone, que se vayan de nuestra Patria para enriquecer a otras Naciones, dos Institutos que tanto bien pueden acarrearle.
A V.R1.M. humildemente suplica: Se digne echar una mirada benigna sobre la Congregación de Misioneros Presbíteros seculares de S. Vicente de Paúl; y volverle la vida, que en los pasados trastornos ha perdido, para emplear la nueva que reciban de mano de V.M. para emplearla toda en promover la gloria de Dios, en servir a V.M., y a la Nación entera dentro y fuera de sus límites, y en trabajar para la formación de los Pueblos, a fin de que V.M. reine en paz y haga la felicidad de todos los individuos de esta grande y magnánima Nación.
Madrid siete de Febrero de mil ochocientos y cuarenta y seis.
Señora
A los Rs. Pies de V.M. Buenaventura Codina»
[1] HERNÁNDEZ, MªC.: “Las Hijas de la Caridad en España. Documentos” 386-387
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